Reina de la noche

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La noche era realmente prometedora, si no fuera por tu objetivo, ya estarías en el regazo de algún chico del lugar, parecían modelos de revista y las chicas; era como ver una mini pasarela de Victoria's Secret.

Pasaron varias horas y no tenían éxito de encontrar a Manjiro.

Se habían rendido y tomaron sus sillas frente al bartender.

Paso a lo mucho una hora, ya habían tomado algunos cócteles.

-¿Noche difícil?-

-Algo asi- dijiste mientras tomaste un sorbo de tu Gin- Aquí es difícil encontrar, ¿Cierto?-

-Eso depende, pero si algo puedo decir, es que en este lugar, encuentras de todo y a todos- guiñó su ojo, tomaste un buen trago y ambos dirigieron su mirada a Sam, quien bailaba en la pista a un excelente ritmo siendo la sensación, le sonreíste.

Una sensación de escalofrío recorrió tu cuerpo y dirigiste tu mirada a una entrada del otro lado por donde ustedes ingresaron, viste varias personas vestidas de colores exóticos, peinados extravagantes con una escolta. Enseguida te levantaste y te dirigiste en esa dirección. Sam se percató e intento hacerse paso a ti.

Te acercaste lo más que pudiste, pudiste reconocer a dos chicos con el cabello teñido en tonalidades violeta y morada, estabas haciendo un tremendo esfuerzo por recordar sus nombres y un empujón detrás de ti fue lo suficiente para sacudir tu cerebro y acomodar las ideas.

-¡Haitani!- gritaste con todas tus fuerzas.

Dos de los diez chicos voltearon y te reconocieron, cuchichearon entre ellos y se acercaron a un peliblanco, de manera instantánea volteo a ti y te sonrió con delicadeza.

Se abrió paso y le indico a la escolta que te permitieran caminar a él.

-Señorita, buenas noches, me da gusto ver que le gusto el collar, luce maravilloso si me permite decirlo-.

-Ahmmm... muchas gracias, ehm.. ¿Señor?-

-Kokonoi a sus órdenes, pero si se siente cómoda, solo Koko- dijo amablemente.

-Muy bien Koko, necesito hablar contigo, ayúdame-

-Claro, por favor acompáñame por aqui-

-Espera, vengo con una amiga y....-

Quedaste sorprendida al ver la rapidez de los hermanos Haitani, estaban bailando con Sam de una manera sumamente erótica, ambos chicos eran demasiado atractivos, si no fuera por Manjiro, podrías quedarte con alguno sin problema.

Koko se acercó al mayor de ellos y le susurró algo, aquel hombre le regalo una sonrisa y le respondió suavemente, dio la vuelta y siguió en lo suyo.

Koko se acercó a ti, viendo la preocupación por tu amiga.

-Tranquila, le dije a Ran que cuidaran de ella, no se atreverán a hacer nada que ella no quiera-

Sam volteó victoriosa por el premio doble que había conseguido y te guiñó el ojo mientras con su mano hacia una señal de todo en orden para que pudieras estar tranquila.

Acentiste con la cabeza y seguiste a Koko, caminaron al fondo del lugar y subieron una escalera que estaba pegada a la pared, varios hombres estaban debajo cuidando que nadie entrara. Una enorme puerta color dorada estaba esperando, varios hombres aún estaban caminando detrás de ustedes.

Dentro esperaba una pequeña sala bastante elegante, había alfombra roja cubriendo el piso, al centro una mesa de billar frente a ella un par de sillones negros bastante elegantes y en la esquina de fondo un bar con todo tipo de botellas, era un lugar perfectamente decorado. Al fondo había un pasillo, varios de los hombres se dirigieron a diferentes puertas como si supieran que debían hacer, solo quedaron en la sala Koko, un pelirosa y un chico de cabello negro con heterocromia.

-Por favor señorita, toma asiento, Sanzu y Kakucho por favor, revisen al resto-.

Ambos se pararon y te dejaron sola con Koko, te sentaste mientras exhalabas aire lentamente para tomar fuerza.

Koko se acercó al bar y sirvió en dos copas un poco de vino, cerraste tus ojos y contaste del uno al diez y sin más rodeos:

-Koko, necesito encontrar a Manjiro-

Pusiste escuchar como se detuvo por un segundo el sonido del líquido vestirse sobre las copas, el peliblanco volteó su mirada de reojo a ti.

Camino con ambas copas y te dio una, diste un pequeño sorbo esperando su respuesta, él no decía nada, pensaste que necesitaba más información.

-En realidad no es nada malo, es solo que, esta situación me tiene confundida, lo que paso, sus regalos, lo que hablamos, es demasiado- dijiste mientras acabiciabas tu cabello.

Koko se dedicaba a escucharte, mientras bebía con mucha tranquilidad su copa, parecía ser una persona ecuánime y sensata.

-Entonces quieres hablar con él para... ¿Qué se disculpe?, fue terrible lo que pasó, incluso me siento responsable-

Koko se paró y se inclinó ante ti, su reacción te sorprendió por completo pero no era lo que buscabas.

-No, Koko, calma, en realidad quiero saber porque sigue mandando regalos, no puedo dejar de pensar en él y.....- hablaste de más, eso último no debiste mencionarlo, ahora pensará que eres una loca.

Koko soltó una risa mientras se tapó la boca, te miró;

- Esto no era lo que esperaba, seré sincero contigo y espero esta platica quede entre ambos, no se como piensa el jefe, pero jamás había enviado tantos regalos, ni si quiera a la chica con la que salió, haré esto por ti, como parte de una disculpa de mi parte-

Koko se paro y salió por la puerta principal, te quedaste nerviosa y ansiosa, no sabías si confiar en él, pero su persona te dio tranquilidad.

Seguías esperando mientras contabas el tiempo en un reloj que estaba frente a ti, la puerta principal se abrió  y un hombre se dirigió a ti con mucha seguridad.

-Ven por favor, te llevaré con Manjiro-

Te sorprendió ver que Koko no era quien había ido por ti, pero hiciste caso y te pusiste de pie, seguiste al hombre. Ambos bajaron las escaleras y caminaron en dirección del bartender, aquel hombre te miró y no alcanzaste a leer sus labios, parecía querer decir algo.

Entraron a un cuarto al lado de la mesa de servicio, el hombre te empujó y cerró la puerta, estaba completamente oscuro, lo único que podrías escuchar eran gemidos de un hombre, la voz era ronca, era familiar.

Tu corazón estaba latiendo de manera agitada, de repente las luces se encendieron y al fondo estaba en un sillón un hombre sentado, y una mujer estaba de rodillas enfrente.

Tu cuerpo de congelo por completo era Germán, por alguna razón tus ojos se llenaron de lágrimas, no sabías con exactitud qué sentimiento era.

-Ya voy a terminar- exclamó, mientras con sus manos tomaba la cabeza de aquella mujer para evitar que se quitara y recibiera todo su líquido blanco en la boca. El hombre quedo con la cabeza hacia atrás mientras recuperaba su respiración.

No podías decir nada, aquella mujer se levantó lentamente y camino hacia ti. Pudiste reconocerla mientras limpiaba con sus dedos el resto de semen que había quedado fuera de la boca.

-Buenas noches, reina- dijo mientras reía y salía por la puerta detrás de ti.

Germán se enderezó y te vio con horror, no esperaba verte.

-Cariño puedo explicarlo-

-Vete doblemente a la mierda-


Reina RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora