Confesión

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Se escuchaban por toda la oficina los cuchicheos, las miradas de las chicas en la oficina estaban como estacas clavadas en ti.

Tu mente se esforzaba por recordar todo, de momentos tu piel se erizaba al recordar las feroces caricias del peliblanco. Por tu boca se escapaba una sonrisa traviesa producto de los excelentes recuerdos.

-¡Al estacionamiento Sam!- gritaste de manera imperativa. Tu amiga sin refutar y confundida, accedió llevando las llaves de su auto pensando que tendrías una emergencia.

Ambas se dirigieron en silencio, fue el trayecto más incómodo del mundo. Al llegar, arrebataste las llaves de tu amiga y abriste su auto como si fuera tuyo, subiste rápidamente al asiento trasero, Sam hizo lo mismo, estaba haciendo su mayor esfuerzo por entenderte.

-Necesito que me digas que todo esta en orden porque si no....-

-¡Manjiro Sano!-

-¿Qué dijiste?-

Miraste a tu alrededor y era evidente que estaban completamente solas, subiste los vidrios lo más que pudiste sin obstruir el paso del oxígeno y proseguiste:

-Las flores, me das mandó Manjiro Sano-

Sam quedó helada, sabe que no eres tan bromista y sarcástica como ella como para jugar con algo así.

-El viernes me subieron a una camioneta, y resultó que me confundieron con la supuesta novia de Sano, llevo toda la jodida tarde intentando recordarlo todo y me ha costado trabajo- sentiste la mano de tu amiga tomar la tuya, podías leer su mirada, era de angustia, curiosidad y un poco de terror, ella también sabía que Sano era un tipo con quien se debía tratar lo menos posible.

-Necesito que me digas que ese tipo no te hizo nada amor- quedaste pensativa, te daba vergüenza contarle que al principio fue una violación y después pediste que te tomara como suya por voluntad.

-Sam, esto que te diré es delicado, y necesito que me escuches sin decir nada, ¿De acuerdo?-

-Ah, vaya perra, !¿TE COGISTE A SANO?!- con timidez y viendo la oportunidad de ahorrarte una explicación de horas, dijiste que si con la cabeza mientras tus mejillas se ruborizaban. Tu amiga aplaudió y rió como una foca, su semblante ahora era de emoción, quería escuchar todos los detalles.

-Escucha Sam, se que sonará una locura pero, necesito verlo de nuevo, prometo que te iré contando poco a poco con detalles pero, necesito encontrar a Manjiro-

-Vaya amor- respondió Sam mientras suspiraba fuerte y pasaba suavemente su mano por su cabello -Estamos jodidas, ni si quiera la policía ha dado con ese hombre, lo que es un hecho, es que él sabe mucho de ti pero seria sospechoso dejar cosas en la oficina-

-Lo se, esto es muy jodido- dijiste recostandote en su regazo.

-Peroooo, se por donde podríamos empezar, la pandilla de "Bonten" es famosa por crímenes de todo tipo, ¿Cierto? Y siendo tan hijos de perra deben hacer sus villanadas a luz de día, ¿Me explico?-

-Bueno, luz de día no es como que pasen a las oficinas a vender droga u ofrecer mujeres-

-Obvio, así que deben tener lugares que sirvan como "tapadera", y por alguna razón tuve un destello, deberíamos ir este fin de semana a ese Costoso lugar Mogambo Tokyo, se encuentra en Roppongi, podemos sacrificar toda la quincena en esta misión.-

Empezaste a reír, sabias que Sam no te dejaría sola en cualquier idiotez que se te ocurriera, así que aceptaste.

-Oye cariño, suena maravilloso todo este capítulo llamado me estoy cogiendo al delincuente #1 de Japón pero, ¿Y Germán?-

-Después de este fin de semana, lo buscaré y dejaré todo por la paz de ambos-

Sam sonrió, al parecer estaba satisfecha con tu respuesta, ambas se quedaron platicando en el auto, tu seguías acostada en tu regazo y ella acariciaba tu cabello, fue una tarde espectacular, hasta se les había olvidado que tenían que volver a la oficina.

Pasó el resto de la semana sin novedad alguna, pensaste que estabas siendo demasiado intensa con lo de Manjiro, que las flores habían sido cortesía por el mal trago, cuando se acercó a ti Hall, el amable portero de su oficina:

-Abogada, ¿Puede venir un momento?-

-Claro Hall, ¿Cómo estás?¿Vamos por un café?- Aquel hombre solo sonrió, debo admitir que era la persona más amable y de reputación intacta que he conocido, es la persona más querida por todos en la oficina.

Al caminar a la entrada, estaba un hombre de traje perfectamente impecable, llevaba una pequeña caja en las manos y una hoja.

-Disculpe caballero, ella es la señorita a quien me pidió buscar- dijo Hall tan cortés como siempre.

-Por favor, firme este acuse de recibido-

-¿Y que es lo que estoy recibiendo?- el hombre te entregó la caja, tu corazón comenzó a latir fuerte, sabías que era un regalo de Manjiro, sin pensarlo firmaste y agradeciste a ambos hombres por su tiempo.

Corriste a tu lugar, Sam te vio a lo lejos y sabía que algo había pasado, giro lentamente su silla a ti y tomó su café. Llegaste a tu lugar y abriste la caja, Sam dejó caer su café de la impresión.

-Es un lindo collar, ¿No?-

-Amor es que no es solo un collar, es EL collar, es el Tiffani Knot de doble hilera con diamantes, estilo gargantilla-

-¿Y?-

-¿Cómo que "y"?, esa mierda cuesta casi el millón, ¿De casualidad no tendra un amigo que me presente?-

Reíste con el comentario y quedaste sorprendida, era un enorme escalón entre una caja de rosas a un collar de diamantes, miraste la tarjeta donde venía el certificado de autenticidad y había otra pequeña tarjeta dentro.

"Reina"
-M

Soltaste una risa, sabías perfectamente lo que significaba, y estabas dispuesta a usar ese accesorio por la noche.

Huyeron de la oficina, y se alistaron el tu departamento Sam se puso un vestido strapless negro, y unos tacones que te recordaron a las muñecas Bratz, por tu parte, usaste un vestido rojo con unos pequeños tirantes y tacones con plataforma, ambas se veían espectaculares, si no encontraban a Sano, definitivo saldrían con una cita, como toque adicional, pusiste la gargantilla que te regalaron esa tarde.

Ambas se dirigieron en el auto de Sam al antro, planeaban dormir en un hotel cerca, ya que Roppongi quedaba algo lejos de donde ustedes se encontraban y por precaución lo decidieron así.

Al llegar encontraron una enorme fila, pero robaron la mirada de todas las personas, varios chicos les sonreían.

-Si no es Sano, será cualquiera de ellos, advertida estas- solo le sonreíste a tu amiga.

El cadenero de la entrada y los guardias les hicieron señales para que entraran, pasaron de largo la fila y al abrir las enormes puertas, encontraron un desastre hermoso, gente tomando, fumando, bailando, platicando, cada uno de ellos estaba muy a su manera.

-Será un reto obtener una pista de Manjiro-

Reina RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora