25 AL PASADO POR EL FUTURO ??

57 8 1
                                    

-dime por qué demonios te lo vas a llevar- reclamo Yibo entrando en la oficina de su padre

-Hola hijo- dijo el hombre recalcando la falta de saludo de su hijo

-vamos responde!! Por que vas a llevártelo- insistió

-a quién? – dejo lo que hacia y levanto la vista – ahh... él- dijo al ver que Zhan pasaba por detrás de Yibo, sin atender a lo que pasaba entre estos dos- porque su misión aquí ya terminó, y tiene trabajo esperando por el en Pekín- dijo volviendo a sus documentos

-Pekín?!!-

-hmm- asintió

-no puedes llevártelo-hablo con seguridad

-a no? Y ¿Por qué no me lo puedo llevar? -prestó atención a lo que diría

-p-porque... vamos a casarnos- no sabía de dónde había tomado valor para decírselo, su padre era una persona muy dura, pero no permitiría que se llevara lejos a Zhan

-casarse?! ¿Y quién autorizo su matrimonio? - dijo de manera arrogante

- yo puedo casarme con quien yo quiera-

- pero el no, su trabajo es más importante- para el coronel Wang el matrimonio era algo que un militar no necesitaba, con Yibo ya se había resignado pues había heredado el romanticismo de su madre y no había nada que pudiera hacer al respecto, pero Zhan, el era como el hijo que siempre quiso tener.

-su trabajo, todo es su trabajo. Dime ¿acaso te has preguntado si eso es lo que él quiere? –

-es lo que quiero- escucho a sus espaldas

-Zhan tu...- se giró para confirmar quien estaba a sus espaldas- tu de verdad quieres irte? -

-es mi deber- dijo con la mirada fija en algún punto de aquella oficina

-pero tú...

-Sargento, ambos sabemos que tenemos que cumplir con nuestra nación- interrumpió – se cual es mi lugar, y es tiempo de que conozca el suyo- le dijo mirándolo fijamente a los ojos

Yibo no dijo más, y se fue del lugar. Esta vez ya lo había entendido zhan se iría sin importar lo que le dijera, y no por sus palabras, sino por esa mirada fría y distante que podía helar la sangre.

-estoy orgulloso de ti zhan- dijo palmeándole el hombro. Pero a pesar de escuchar esas palabras se sentí vacío, tal vez en el pasado lo habrían reconfortado y hecho sentir buen, pero ahora, ahora se sentía más solo que antes.

Yibo se marchó temprano a casa, no podía soportar a su padre y tampoco la frialdad de Zhan, así que simplemente se fue. Cuando llegó, no pudo evitar recordar aquella vez en la que le pidió que fuera su novio, y todas esas veces que se entregaron en cada uno de los rincones de esa casa.

Solo surgían preguntas que para él no tenían respuesta, ¿Por qué había ido por el al aeropuerto si sabia que esto pasaría? ¿Por qué le dijo que lo amaba si iba a dejarlo? ¿Por qué le propuso matrimonio cuando no iba a casarse? No entendía, se lo planteaba una y otra vez para ver si encontraba alguna respuesta, pero no la encontraba. De pronto solo una cosa se presentó en su mente, esa mirada fría, que solo había visto el los ojos de alguien que realmente no quiere vivir. como era posible que alguien como Zhan que a pesar de su personalidad distante y seria, siempre irradiaba luz con su mirada, ahora se hubiera vuelto tan sombrío.

Se mantuvo en la sala pues estaba decidido a esperar a Zhan, quería hablar, aclarar las cosas, quería una respuesta para cada una de sus preguntas, pero llego la noche, Zhan no llegó a casa y Yibo callo rendido en sueño después de tanto tiempo de espera.

A la mañana siguiente, cuando apenas llegaba a aquel edificio, los vio a él, y a su padre subir al convoy que los llevaría directo al aeropuerto. Corrió, corrió lo más rápido que sus piernas le permitieron, pero no logro alcanzarlo, solo pudo ver como se alejaba, y le dolía, le dolía tanto que podía asegurar una tortura seria mas llevadera que lo que sentía en ese momento.

Después de unos minutos, entro en el edificio, encontrándose a Su apenas entrar.

-Sargento Wang, s-su oficina esta lista- le dijo señalando aquella oficina que ahora sería la suya

-de que hablas? - pregunto un tanto indiferente

-El almirante, dejo en claro que sería usted quien estaría al frente. Ah y me pidió que le entregara esto- dijo entregándole un pequeño sobre

-una carta? - la miro extrañado, pero un tanto acostumbrado, si le había pedido matrimonio de esa manera que mas da que le dijera otras cosas por el mismo medio.

-dijo que era importante- agrego la joven

-bien, gracias Su- se despidió de la joven y entro en su nueva oficina

Se sentó en aquel escritorio y procedió a leer la carta.

Si estás leyendo esto, es porque otra vez llegaste tarde a la oficina, Su, por supuesto, te recibió con una sonrisa, y ahora me maldices por irme sin despedirme.

Seguramente estarás odiándome por que cancele nuestro compromiso, y no me digne a llegar a casa por la noche, bien, que así sea, será más fácil olvidarte si me odias, pero aun así dudo que pueda hacerlo.

Quiero que sepas que me fui amándote con todo mi ser, y por eso lo hago, como ya te lo dije antes, no soy la persona que crees, tengo muchos enemigos y no quiero que resultes herido, así que me voy y probablemente no vuelva. Por la casa no te preocupes puedes quedarte el tiempo que quieras, si hay algo que te moleste puedes cambiarlo no importa, a partir de ahora es tuya.

En esta carta dejo todos mis sentimientos por ti, por que tu te quedaste con ellos, yo no me llevo nada, en cuanto el avión despegue serás solamente un recuerdo, de esos recuerdos que no quieres que vuelvan y no porque sean malos, sino porque sabes que no crearás más como esos.

Si mis palabras te lastiman, quiere decir que la carta está funcionando, por que quiero herirte, herirte tanto que desees olvidarme, olvida todo lo que vivimos juntos, y encuentra a alguien más, alguien que en verdad valga la pena y se quede contigo, quiero herirte para que, si en un futuro nos llegamos a encontrar, vea tanto odio en tus ojos que no pueda perderme en ellos de nuevo.

Pero lo más importante es, que quiero herirte para protegerte.

Así que olvídame, y si para que lo hagas necesito decirte que ya no te amo, bien ya no te amo y nunca lo hice.

Cuando termino de leer la carta, todo en él, era un mar de emociones, sentía tristeza, odio, rencor, no podía describir todo lo que sentía quería, correr tras él, pero sabía que no serviría de nada, probablemente el avión había despegado ya y sería inútil intentar alcanzarlo.

Zhan ya se encontraba camino a Pekín, y así como el avión dejaba atrás Jiangsu, él dejaba atrás todos aquellos sentimientos. Y nuevamente volvió a ser aquel ser frío y despiadado, pues si quería realmente protegerlo, tenía que olvidarlo.

A TRAVÉS DE TU MIRADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora