Tres días después de que Yibo partió de misión, Zhan recibió un obsequio, y este era una perrita la cual estaba entrenada como guía, Yibo sabía de la debilidad de Zhan hacia los animales, así que creyó buena idea escoger un perro guía especialmente para Zhan.
La perrita era de raza Golden retriever , su pelo era dorado como el mismísimo sol y estaba completamente cargada de energía, llevaba por nombre Ài y tenía dos años. En cuanto Zhan recibió el amor de la perrita, comenzó a reír, pues Ài lo llenaba de besos lamiendo sus manos y restregando su cuerpo en las piernas de Zhan.
El tiempo fue pasando y ya se cumplían dos meses de que Yibo había salido de misión, los días se volvían menos con la ayuda de Ài, pero las noches eran todo un tormento, incluso para el pobre animalito.
Ài dormía en la habitación con Zhan, para ser exactos en su cama, para él no era molestia y al haber sido elegida personalmente por Yibo era mas que solo su perro guía, además de que le daba seguridad, con Ài a su lado, se sentía protegido, como si Yibo en persona estuviese ahí.
Sin embargo, eso no evitaba que las zapatillas del corredor dieran su paseo todas las noches, su habitación tenia un ambiente muy denso, y aquella presencia que lo observaba nunca se iba.
Los primeros días que Ài estuvo en casa, fue una completa tortura, pues todo aquello alteraba demasiado al animalito, esto hasta cierto punto ayudo a Zhan pues debido a la inquietud de Ài, Zhan optaba por sacarla a pasear, pero cuando volvían a casa, el pelo de Ài se erizaba y comenzaba a ladrar a la nada.
Cuando estaban ambos en la habitación, los primeros días, Zhan la llamaba a la cama, pero no obedecía, o al menos no de inmediato, pues le gruñía a la puerta en cuanto las zapatillas del pasillo comenzaban con su paseo.
Cuando por fin acudía al llamado de Zhan, subía a la cama, y hacía guardia, acostada a su lado, en ocasiones Zhan podía escucharla gruñir, y esto ocurría cuando la habitación comenzaba a sentirse sofocante, cuando el ambiente cambiaba drásticamente, y cuando el frío se apoderaba de aquel lugar.
El otoño ya había comenzado, y esta vez amenazaba con ser frío, pues los últimos días que habían salido a pasear con Ài, había tenido que usar abrigo pues la temperatura era muy baja como para usar solo un suéter.
Una tarde, Lixue salió a comprar la despensa, en esta ocasión Zhan no quiso acompañarla pues no se sentía de ánimos, y el supermercado estaría lleno de gente y no quería que Ài se estresara con tantas personas, así que se quedó en casa.
Zhan se entretenía jugando con la perrita para matar el tiempo, le habría permitido salir al patio trasero, pero Lixue le había dicho que Yibo había creado un hermoso jardín, y no quería que éste quedara arruinado por alguna travesura de Ài, por lo que solo le lanzaba una pequeña pelota de goma, que, aunque no la lanzaba con fuerza y no iba demasiado lejos Ài disfrutaba de ir a buscarla.
Después de unas horas Lixue llego con la despensa, Zhan prestaba atención a lo que escuchaba y Ài solo movía la cola sin alejarse de él.
-ya estoy aquí señor Xiao- saludo la joven mientras cerraba la puerta
-bienvenida, que tal las compras? –
-hay demasiada gente, pero encontré todo lo que hacía falta- respondió mientras colocaba cada cosa en su sitio
-me gustaría poder ayudarte, supongo que puedo intentarlo, pero sería inútil-
-esta bien, yo estoy aquí para hacer esto, es mi trabajo cuidar de usted y Ài- decía Lixue mientras acariciaba a la perrita que se acercaba a ella con emoción.
En cuanto estuvo todo ordenado, Lixue se puso a preparar la comida, para su fortuna Zhan nunca le exigió alguna comida en específico, aunque si tenía sus comidas favoritas y algunas verduras y frutas que no le agradaban, pero comía prácticamente todo.
-a dónde vamos Li- pregunto Zhan al darse cuenta que no lo llevaba al sofá en la sala
-hoy le leeré en el jardín, las rosas han florecido y su perfume es exquisito- le respondió la joven
-pero Ài podría arruinarlo, y no quiero eso, que pasará cuando Yibo vuelva y...
-no se preocupe- interrumpió la joven- Ài es una perrita muy educada, y prácticamente nunca se aparta de su lado, mas que su perro guía es su guardián-
-en eso tienes razón-
Ambos se sentaron en un banco debajo de un gran árbol que se encontraba justo en el centro de aquel hermoso jardín lleno de rosas, Lixue leía aquel libro de poesía mientras Zhan escuchaba atento y Ài disfrutaba de la frescura del césped y el aroma de las rosas.
Lixue leía poema tras poema, pero uno en particular llamó su atención
-Señor Xiao-
-que sucede? –
-encontré un poema muy hermoso, y me recordó a usted y a su esposo- respondió la joven. Zhan se sonrojo un poco, pero tenía curiosidad y quería escucharlo
-podrías leerlo? –
-claro- respondió la joven emocionada y comenzó a leer
-amor eterno
Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor. –Al escuchar aquel poema, Zhan sintió como su corazón latía cada vez mas rápido, el solo pensar en el gran amor que sentía por Yibo y que este era correspondido de igual o mayor forma lo llenaba de emoción.
Entre poema y poema, la noche se acercaba, y el frío comenzaba a hacerse presente, por lo que los tres regresaron adentro, Zhan se sentía cansado, y decidió ir directamente a su habitación, Ài por supuesto lo acompañó y como de costumbre subió a la cama y acompañó a Zhan.
Intentaba dormir, pero como siempre era inútil, el caminante del pasillo volvía con su paseo como cada noche, y en su habitación hacía un frío glacial, Ài estaba demasiado inquieta y a diferencia de su comportamiento con las zapatillas el pasillo, esta vez no ladraba ni gruñía, solo se echaba sobre Zhan y lloraba.
Lixue, era una persona completamente escéptica, no creía en nada relacionado con fantasmas y esas cosas, pero esa noche cambió por completo.
Se preparaba para dormir cuando escuchó un fuerte golpe en la habitación de Zhan, corrió lo más rápido posible para auxiliar a Zhan, pero cuando llegó a la puerta esta se encontraba atrancada, no podía abrirla, mientras que Ài no dejaba de ladrar.
Zhan se encontraba ya en el piso intentando protegerse en un rincón entre la cama y el buró, y cubría su cabeza con sus manos, no sabía que era lo que pasaba realmente, solo escuchaba muchas voces, ruidos que venían de todas partes, sentía cómo las cosas de su habitación salían disparadas de un lado a otro, estaba completamente aterrado, y el pánico se apoderó de él.
Gritaba pararan, que no lo molestaran más, que le dejaran en paz, pero eso solo lo hacía empeorar aún más, pedía silencio y aquellas voces se burlaban de él, estaba ya a punto de perder la conciencia cuando escucho un fuerte golpe, y después unos fuertes brazos lo envolvieron por completo.
-tranquilo ya estoy aquí- le decía aquella voz que le parecía tan familiar- lamento irme por tanto tiempo, perdóname- en ese instante lo supo, y no dudo en aferran se a él, había pasado tanto tiempo que casi olvidaba la voz de su esposo quien ahora lo protegía con un cálido abrazo.
-me hiciste tanta falta- respondía entre sollozos
-pero ya estoy aquí, y no volveré a irme- afirmó Yibo
En el instante en el que Yibo entró en aquella habitación, todo aquel alboroto se detuvo, fue como ver una película de terror y de pronto apagar el televisor, aquel ambiente pesado ya no se sintió más y el frío desapareció.
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A TRAVÉS DE TU MIRADA
FanficWang Yi Bo es un sargento condecorado, que, debido a su ejemplar desempeño, fue ascendido y asignado a la unidad de inteligencia de la Provincia de Jiangsu, específicamente homicidios. Y es en esta nueva misión en donde conoce al reconocido y destac...