29 ENTRENAMIENTO

46 9 0
                                    

-Zhan?? ¿Qué haces aquí? –

-te dije que hoy comenzamos con el entrenamiento-

-eres terrible, no son ni las cinco de la mañana, si no fuera por tu cargo los demás te matarían-

-los demás? ¿Que tienen que ver los demás? Tu tendrás un entrenamiento especial, así que date prisa, te espero en la playa- dijo retirándose- ah y acude con tu traje militar completo- continuó sin detenerse

No entendía a qué se refería, ni para que lo quería tan temprano. Cerró aquella puerta y se preparó para alcanzar a Zhan en la playa.

-aquí estoy- dijo acercándose a él- ehhh por que tu no usas traje militar??- reclamó al ver a Zhan con ropa ligera deportiva.

-por que tu vas a entrenar-

-y tú? –

- yo lo he hecho desde hace años- respondió

-aish, y que es lo que haré? -

-bien vas a correr-

-correr?!!- preguntó sorprendido, pues la ropa que usaba no era la adecuada, además que el mismo peso lo hacía hundirse en la arena – pero con esto es imposible, apenas y se puede caminar-

-y es por eso que lo harás, así que no protestes, y corre-

Zhan había decidido que, si quería protegerlo lo haría enseñándole a protegerse a sí mismo, y la mejor forma que él conocía era darle el entrenamiento que él tomó, pero no para atacar, sino para defenderse.

Al igual que Zhan en el pasado, Yibo corrió por aquella playa hasta las seis en punto de la mañana, y acompañó a Zhan en el toque de fanfarria, para después de un ligero almuerzo comenzar con el entrenamiento en grupo.

Todos llevaban el mismo entrenamiento estricto, pero Yibo, de alguna forma se llevaba la peor parte, pues si se ordenaban diez vueltas al perímetro del cuartel, a él se le ordenaban quince, si se corría con peso extra, el cargaba ,as que los demás, y en combate, su contrincante no era ni mas ni menos que el Almirante.

A pesar de las exigencias de Zhan ante Yibo, nadie lo tomó a mal o le pareció extraño, las vueltas extra, el peso adicional, lo veían como iniciativa de aquel sargento, y el tener al Almirante como contrincante lo asociaban a que era el hijo del comandante.

Nada mas lejos de la verdad, después de cada entrenamiento Yibo quedaba totalmente exhausto, y por más que pedía descanso Zhan se lo negaba, no le daba un solo día libre hasta que su cuerpo se acostumbrara a la rutina. Su propósito; hacerlo fuerte incluso que lo superara.

Ya había pasado un mes desde que el entrenamiento había empezado, las habilidades de Yibo habían mejorado bastante, a tal punto de llamar atención de su padre, quien, a pesar de no entenderlo, no amaba, había crecido con una crianza dura, en la que el romanticismo no tenia espacio, y el matrimonio solo era para crear descendencia, y era por eso que su pensamiento chocaba con el de su hijo.

Pero al ver que el amor que sentía por Zhan lo hacía esforzarse aún más, comenzaba a entender que el romanticismo, no solo era regalarse flores, salir de paseo y decirse palabras cursis, sino apoyarse, y crecer juntos como personas. En este caso fortaleciéndose.

Desde lo lejos, el comandante observaba a su hijo, dar su máximo esfuerzo, y aunque se sentía orgulloso, no encontraba las palabras para decírselo, ahora entendía el daño que le había hecho, que todas esas veces que colapso entrenado para complacerlo, no servían de nada, y no por que no pusiera empeño en ello, sino porque no sentía su apoyo.

-bien, tienen que dar en la diana, son treinta metros de distancia- dijo Zhan al grupo que se preparaba en tiro con arco

-pero no se puede ver ninguna diana- exclamó uno de los presentes

A TRAVÉS DE TU MIRADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora