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Jaxon y yo nos dirigíamos a casa de los Byers por la mañana, había quedado con Steve, Robin y Dustin en acudir esta misma noche al centro para seguir con el tema de los rusos después del trabajo

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Jaxon y yo nos dirigíamos a casa de los Byers por la mañana, había quedado con Steve, Robin y Dustin en acudir esta misma noche al centro para seguir con el tema de los rusos después del trabajo. No se lo había dicho a mi hermano, no quería que se metiera en ningún lío. No sabía cómo iba a acabar todo esto, no podía arriesgarme, no con él.

- ¿Tengo bien el pelo? - dijo mientras se lo acomodaba por millonésima vez desde que se subió al coche.

- Jaxon, lo tenías bien hace quince minutos, y lo tienes bien ahora, deja de toquetearlo - dije poniendo los ojos en blanco.

Jaxon estaba nervioso, no lo culpaba, yo también, es decir, Joyce nos acogió en su casa desde que supo el problema que teníamos en la nuestra, nunca nos puso ninguna pega, y de repente, sin avisar, un día nos largamos sin dejar ningún rastro, sin una llamada, una carta, nada. Y ahora, nos plantamos en su casa de la nada, y, ¿qué? ¿Qué se supone que le decimos? ¿Hola, buenos días, sólo queríamos decirte que hemos vuelto y que sentimos que nuestra, muy cabrona, madre nos obligara a irnos sin poder avisarte y ahora esperamos que hagas como si nada de todo esto hubiese pasado? No. Está claro que no podía decir nada de eso.
Giré mi rostro para echarle un vistazo a Jaxon quien se había quedado mirando la casa de los Wheeler. Me sentí mal por él. Mike y Jaxon, junto con los demás, habían pasado tardes largas jugando en el sótano de esa misma casa a Dragones y Mazmorras sin parar, y de repente los dos dejaron de hablarse, quise hacer cómo si no supiese la razón por la que lo hicieron, pero lo sabía perfectamente. Su relación se había ido a la mierda en cuanto la de Nancy y la mía lo hizo también. Fue mi culpa, nuestra culpa, y ahora que habíamos vuelto no iba a dejar que mi hermano perdiese una relación de once años por esa princesita y por mí.

- Ey - lo llamé -, cuando vengamos de la casa de Joyce, ¿quieres pasarte por la casa de Mike? - lo que le dije le sorprendió por completo, lo vi enseguida, pero también vi como bajo la cabeza al acordarse de todo.

- No, no creo que quiera verme - dijo desanimado.

- Bueno, nunca lo sabrás si no lo haces - dije levantando los hombros. En realidad solo pregunté por preguntar, lo iba a hacer de todas formas.






Las manos me temblaban, el pulso me iba a mil, no podía casi caminar. Mi hermano al lado no paraba de mirar alrededor como si estuviese cerciorándose de que nada había cambiado. Cuando llegamos a la puerta me quedé helada, las manos no se movían y sin poder evitarlo los ojos se me llenaron de lágrimas al recordar todos los momentos que habíamos vivido los dos juntos aquí con ellos. Cuando Jaxon me vio así, sin pensarlo dos veces me paso un brazo por los hombros, el capullo era más alto que yo y le sacabas cuatro años.

- Todo va a estar bien, estoy seguro - dijo dándome un apretón -. Y si no es así, se habrán perdido a la persona más pesada del mundo entero - soltó a lo que yo le respondí dándole un codazo -. Aunque viéndolo así, ellos salen ganando, sí, totalmente ganando - continuó poniéndose una mano en la barbilla como si estuviese pensando. Como si el pensara alguna vez.

Sabía lo que había hecho, siempre lo hacía, distraerme con cualquier cosa cuando me ponía tensa. Lo hacía desde pequeño, y por eso le sonreí, con la sonrisa más sincera en mucho tiempo.
Me armé de valor y toqué el timbre. Silencio.
Más silencio.
Volví a tocar, puede que no lo hubiesen escuchado.
Silencio.
Más de lo mismo.
Estábamos a punto de darnos la vuelta para irnos, cuando el sonido de la puerta abriéndose nos hizo cambiar de opinión.
Allí estaba, igual a como lo recordaba, con su pelo champiñón, sus ojos pequeños, y su chaqueta marrón. No había cambiado para nada.
Nos quedamos unos segundos largos mirándonos, sus ojos iban desde mí hasta mi hermano, y así sucesivamente. Sus ojos empezaron a cristalizarse y fue entonces cuando nos abrazó con fuerza. Acogiéndonos, como siempre había hecho. Sentir otra vez estar con él, era como regresar a cuando teníamos diez años e íbamos de aquí para allá, yo haciendo cualquier jugarreta y él intentando taparla. No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero no me hubiese importado estar más tiempo.

- Pasad, es vuestra casa - dijo limpiándose algunas lágrimas.

Jaxon y yo atravesamos la puerta, y no pude evitar fijarme en un cuadro junto al mueble de al lado del televisor, donde aparecíamos mi hermano y yo junto a Jonathan y Will. Los cuatro íbamos disfrazados para Halloween. Mi hermano y yo íbamos con un disfraz de vampiro cutre, y Jonathan y Will iban con unas máscaras de una película de terror.
Nos sentamos los tres en el sofá y nos invadió el silencio.

- Lo siento... - dijimos los tres a la vez.

- Tu primero - volvimos a repetir al unísono. Al ver que no íbamos a llegar a ninguna parte nos empezamos a reír, y la tensión e incomodidad se disiparon como si no hubiese estado.

Jonathan no preguntó nada sobre nuestra ida en ningún momento, supongo que o no quería sacar el tema por algo en especial o porque no quería hacernos sentir culpables. Lo único que preguntó fue:

- ¿Ella también a vuelto? - y en cuanto formuló la pregunta Jaxon y yo supimos perfectamente de quién estaba hablando.

- No - negamos los dos, y el rostro de Jonathan pareció relajarse.

Después de un rato hablando y riendo recordando algunas anécdotas, se nos hizo la hora de irnos, por desgracia.
Nos despedimos con un fuerte abrazo prometiéndole que volveríamos a verle, aunque yo le había dicho que podía venir de vez en cuando a la heladería, pero por cualquier motivo suyo se negó en rotundo.







De camino a casa, volvimos a pasar por casa de Mike, y por sorpresa para mi hermano, paré justo delante de la puerta.

- Baja - indique con la cabeza.

- No, venga arranca - dijo agarrándose fuerte al cinturón.

- Jaxon, te digo que bajes - dije mirándolo fijamente.

- Uhhh, que miedito. Pero, ¿qué te crees, que tengo cinco años? - dijo burlándose.

- Jaxon, baja, no voy a repetirlo otra vez - dije seria.

- No quiero verle, Irina.

- No, lo que no quieres es enfrentarte a lo que haya pasado entre vosotros, ósea que, o te bajas tú o te bajo yo. Tú decides - dije levantando las manos.

Después de unos minutos mirando a la casa y después a mí, decidió que lo mejor era que se bajara el solito, lo que me pareció la mejor decisión.

- Si te quieres ir en algún momento me llamas - dije asomándome por la ventanilla, a lo que él me respondió con un pulgar hacia arriba.

Me esperé unos minutos hasta que entró. La señora Wheeler le había abierto la puerta, quien se giró hacia donde estaba yo y me saludó con la mano, gesto que correspondí.
Cuando vi que no salía después de un tiempo, arranqué el coche lista para irme a trabajar.









NOTA DE LA AUTORA
Siento no haber subido capítulo ayer, pero están estudiando. Pero muchas gracias por los votos y comentarios.
Graciasss 💖.

The way I love you [ Steve Harrington ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora