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- ¡Steve dice que os deis prisa! - escuché que gritaba el mosntruito

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- ¡Steve dice que os deis prisa! - escuché que gritaba el mosntruito.

- ¡¿Y qué cojones se cree que hacemos?! - grité estresada mientras buscaba por el cuarto de Nancy cualquier cosa que pudiese ayudar.

- ¡Joder! - gritó mi hermano mientras tiraba todos los peluches al suelo.

- ¡No encontramos nada! - dijo Max buscando entre los cajones.

- ¿Qué es esta mierda? - dijo Robin con un montón de cintas de música en la mano.

- ¿Qué buscáis? - Eddie entró en la habitación acercándose hacia mi mejor amiga.

- Madonna, Blondie, Bowie, Beatles. ¡Necesitamos música!

- ¡Esto es música! - gritó Eddie cogiendo una de las tantas cintas que tenía Robin.

Mi cabeza daba vueltas sin parar de pensar en encontrar algo que pudiese salvar a Nancy de aquel trance en el que la tenía Vecna. ¿A cuántas personas más iba a hacerles daño? No podía permitirme perder a ninguna, aquellas personas que estaban como locas buscando alguna cosa para ayudar, era lo único que me quedaba.

Empecé a buscar por el armario cualquier pista que pudiese ayudarnos a saber su canción favorita. Sabía cuál era, pero había pasado tanto tiempo desde que no hablábamos que probablemente ya no fuera esa.

Buscando por el armario encontré un álbum del que se le había salido una foto. Al cogerla me di cuenta de que éramos nosotras dos. Tendríamos cinco años cuando nos hicimos la foto. Salíamos con unas amplias sonrisas abrazadas por los hombros. Ella era más alta que yo, como lo era ahora, y lucía su pelo peinado y ondulado a la perfección. Mientras que yo tenía el pelo recogido en un moño mal hecho del que se escapaban unos cuantos pelos, pero me gustaba como salía, porque viendo aquella foto se podía ver perfectamente como éramos.

Todos nos movíamos inquietos de un lado a otro sin saber que hacer. Nuestras respiraciones agitadas, por la ansiedad, se mezclaban entre sí y podías oírlas a kilómetros de distancia. Estábamos a punto de volvernos locos de la cabeza, pero, por suerte, no hizo falta porque de repente los gritos de Steve nos avisaron de que Nancy había despertado de su trance, y entonces, solo entonces, solté todo el aire que había estado reteniendo, y pude volver a respirar.







Todos estábamos en mi casa, en el comedor, sentados en los sofás escuchando atentamente a Nancy contando todo lo que había visto mientras estaba en trance. Por suerte yo no tuve que hacerlo, porque de haber debido, creo que no hubiese sido capaz de hacerlo sin derrumbarme.

Steve y yo nos encontrábamos sentados en las puntas de un sofá con nuestros dos niños en medio. Max se había apoyado ligeramente en Steve quien tenía una de sus manos entrelazada con la suya, mientras que la otra pasaba por el respaldo del sofá hasta tocar mi hombro. A mi lado, mi hermano se movía inquieto sin saber que hacer para calmar aquellos nervios que le invadían por dentro.

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⏰ Última actualización: Aug 27 ⏰

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The way I love you [ Steve Harrington ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora