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Estuvimos un rato bailando y cantando. Me la estaba pasando tan bien que hasta olvide la pesadilla que había tenido esa mañana. Todo hubiera seguido bien si mi mamá no hubiera llegado antes del trabajo.

— ¡ Kate llegue! — Se escucho el grito desde el piso de abajo. Billie y yo dejamos de cantar inmediatamente.

— ¿Es tu mamá? Mis papás me dijeron que nunca la han visto, y eso es raro porque aqui todos conocemos a todos. ¡Vamos! 

Antes de que pudiera decirle que no bajara, ya que mi mamá nunca se molesta en pasar tiempo conmigo, bajó de un salto de la cama y fue escaleras abajo. No tuve más remedio que seguirla.

Cuando llegue al final de la escalera, Billie ya se estaba presentando con mamá, no pude evitar ver la cara de mi mamá, juzgando a Billie con la mitrada. No por su pelo pintado, o su forma de vestir, si no porque acababa de bajar de mi cuarto.

— Eh si, mucho gusto, soy la mamá de Kate, Sharon. 

Después de eso, soltó la mano de Billie y volteo a verme con una mirada más fría que la punta del Everest.

— No me dijiste que tendríamos visitas el día de hoy. ¿Se puede saber que estaban haciendo, en tu cuarto, sin nadie en la casa? — Me preguntó con la misma mirada fría. Eso me habría afectado hace unos años, pero ahora sabia como llevar ese tipo de situaciones, desde que papá la dejo aprendí como liderar con ella.

— Estábamos pasando el rato, bailando, cosas así. Ella es Billie, es la hija de los vecinos.

— Bien, yo estaré solo unos momentos, vine por algunas cosas, no tardaré mucho.

Después de decir esto tomo su bolsa y avanzo hasta su estudio, que al igual que su habitación esta e el 1er piso de la casa. Billie y yo nos quedamos paradas, sin saber que decir o hacer. Por su cara era obvio que había visto que a mi mamá no le agradaba su presencia.

— ¿Quieres volver al cuarto? Ella ya se va, podríamos pedir pizza y ver una película.

Cuando escucho esto, su mirada volvió a brillar y asintió.

— Me parece bien, pero con una condición, yo escojo la película.

— ¡ Oye! Es mi casa, yo escojo la película.

— Bueno, como quieras. ¿Sabes? creo que le tengo que comentar lo que paso ayer en la mañana, eso de que te andas paseando por ahí desnuda. Si, no me tardo, solo voy a contárselo y regreso. — Cuando empezó a caminar hacia el estudio de mi mamá pensé que se voltearía al instante, pero como vi que siguió avanzando llegue a pensar que si lo haría.

— ¡Espera! Esta bien, tu elijes.

— Lo sabia. — Dijo retrocediendo los pasos qué había avanzado.

Después de unos minutos mi mamá se fue sin despedirse y pedimos una pizza vegana, porque Billie también es vegana. Cuando llego la pizza fuimos hasta mi cuarto, cerré las persianas y conecte la compu al proyector para que pudiéramos ver la película más a gusto.

— Bien, toda tuya, escoge la película que quieras.

Ella con una sonrisa fue hasta donde yo estaba y empezó a buscar no se cual película.

— Ve a sentarte, quiero que sea sorpresa. — Me empujo hacia la cama y no tuve más remedio que sentarme en la cama a esperar a que la película se empezara a proyectar.

Ella puso play a la película y fue a sentarse a lado de mi en la cama.

— Espero que te guste el terror.

— ¡Qué! ¡Soy la persona más miedosa del mundo! Sabía que era mala idea dejar que escogieras.

— JA, eso te pasa por desnudarte en frente de mi, ahora ve la película.

Lo único que agradecí fue que la película no fuera tan terrorífica, tal vez exagere un poco, pero en verdad, no me gustan las películas de terror.

Llevábamos aproximadamente la mitad de la película cuando en una escena apareció un espíritu horrible y de la nada. Salte, asustada y tome lo primero que encontré a mi alrededor, Billie. 

Ella y yo nos quedamos muy, pero muy quitas, ninguna hizo ningún ruido ni un movimiento. Había agarrado su mano, y, no se porque eso me ponía un poco nerviosa. (tal vez si sabia porque, pero no lo voy a admitir).

Después de un rato, Billie hablo.

— No sabía que te gustaba coquetear cuando estas viendo películas de terror. — Dijo muy cerca de mi oído, casi en un susurro que me erizo la piel.

— No estoy coqueteando — Dije sin voltear a verla. — Solo me asuste.

— Esta bien, lo dejaré pasar esta vez. — Después de decir eso, no movió su mano, la dejo debajo de la mía, y después de unos segundos decidió entrelazar su mano con la mía.

Lo hizo tan normal, como si para ella no fuera más que darle la mano a una amiga, mientras que yo me estaba muriendo por dentro. Mi corazón palpito aún más rápido, pero no me moví, no hasta que ella se echo para atrás, sin dejar de sostener mi mano, así que yo me moví con ella. 

Quedamos recargadas en el respaldo de la cama, a la misma altura, y en ese momento tome valor de quien sabe donde y la voltee a ver.

Ella me estaba mirando, con esos ojos tan hermosos, estaba tan cerca, ella recorrió con su mirada todas mis facciones, eso me hizo sentir nerviosa, pero no incomoda. Empece a hacer lo mismo, y no pude evitar fijar mi vista en sus labios. Era tan hermosa, todo era hermoso en ella, no la conocía mucho, pero, sabía que había algo, sabía que ella también lo sentía, por la forma en la que me miraba, por la forma en la que conectábamos, por todo. 

Fijándome un poco más, me di cuenta de que su respiración tampoco era normal, era acelerada, igual que la mía. Ella empezó a acercarse, cada segundo la tenia más cerca, podía oler su perfume, su pelo, la tenía tan cerca. 

Cuando estuvimos a milímetros la una de la otra, nuestros ojos se encontraron, y en los míos solo había una pregunta, una simple pregunta: ¿Puedo besarte? y en los de ella, había una respuesta: Si.

Junte nuestros labios, y... me beso. Billie me beso.


Un amor poco comúnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora