Kylie.

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Llegamos al Campus y allí estaban todos incluyendo a Victoria, que observaba con gran emoción el partido. Pero había algo que me llamaba la atención... Una pequeña niña, que tendría unos seis años, a lo mucho. Austin se dirigió a la cancha y yo hacia la pequeña que se encontraba en un rincón, con la cabeza gacha.

—Hola pequeña... —Saludé sonriéndole.
—... —No respondió.
—¿Cómo te llamas? Mucho gusto, Christy.
—Kylie... -Respondió con voz dulce y mirada de inocencia.
—Está bien Kylie, ¿Qué haces por aquí tan sola? ¿Quieres comer algo, Un helado por ejemplo?
—¿No me harás daño, o sí? —Preguntó con lágrimas en sus ojos azules cristalinos.
—¿Cómo crees? Jamás en la vida, vamos.

Para: Austin.
¿Mm, hola? No tardo, debo hacer algo importante. Nos vemos en la entrada del campus a las 7.00pm.

Después de enviado el mensaje, fuimos Kylie y yo a un pequeño local cercano a la escuela.
Kylie tenía finos rizos rubios, ojos azules y brillantes, y mejillas rosadas. Kylie era hermosa.

Me apretó la muñeca para pasar la acera.

Pero algo pasó. En mitad de la carretera... Se soltó de mí.

—¡Kylie no! —Grité y corrí hacia ella lo más pronto que pude.

Esta vez no, no ocurrirá lo mismo que con Jack... Tendré fortaleza.

Un Mercedes Benz iba a gran velocidad, corrí y cargué su pequeño cuerpo antes de que lo peor pasase.
El hombre del ostentoso automóvil utilizó el freno de emergencia en seco, por consiguiente, recibí un insulto por su parte; pero no me importaba, me importaba la vida de Kylie.
El corazón me latía a mil por segundo.
—¿Por qué te soltaste? —Le pregunto pálida.
—¿Es que no lo viste? —Me preguntó haciendo pucheros.
—¿A quién?
—Al hombre con chaqueta de cuero, ese que ha intentado asesinarme durante todo el día. Tengo miedo, Christy.
La abracé con todas mis fuerzas, quería que se sintiese protegida.
—Este... ¿A qué te refieres? Vamos, olvidemos esto y comamos el rico helado del que me hablabas hace un rato, ¿Vale?
—Vale —Me sonrió tiernamente.

De repente perdió su mirada en algo, no sabía en qué, pero al hacerlo abrió su boca en gesto de sorpresa e inmediatamente se agarró a mi torso.

—¿Qué te ha pasado? —Le pregunto tan asustada como ella.
—Esa voz, esa voz que me acecha, que dice que cuando menos lo espere vendrá por mí —Comenzó a sollozar.
—Kylie, no temas, ¿Te parece si vamos a West?
—¡No! ¡Allí ha de estar esperándome! —Gritó.
—Calma, no grites, aquí estaré yo para que nada te acontezca.
Asintió.

Así fue, cuando los recuerdos pasados volvieron a mí, al ver el auto que había traído la muerte a Jack. Desde aquel día las cosas habrían cambiado para mí en cierto modo.

De nuevo llegamos a Western, ella tranquila comiendo su helado de fresa que tanto disfrutaba y formaba un bigote con él.
La llevé a los grados menores, a la primera planta donde estaba el primer grado; que supuse, allí estudiaba.
Me dio un beso en la mejilla y entró a una habitación algo oscura.

Una mujer canosa entornó los ojos al verla y me preguntó:
—¿Dónde estaba ella? ¿Quién eres tú? La enfermera la estaba buscando por doquier.

¿La enfermera?

—Ah, ya veo. Me llamó Christina Miller, de último curso, Kylie estaba en un rincón en posición fetal y preferí traerla hasta aquí.
—Gracias, no sabes cuánto te lo agradezco. Me llamo Nora.
—Vale. Nora, tengo una pequeña pregunta... ¿Por qué Kylie habla de voces extrañas que la incomodan?
—Lo que pasa es... -Hizo una mueca de tristeza. —Es que Kylie fue diagnosticada con Esquizofrenia infantil.
Sentí una puñalada en el estómago, ahora todo cobraba sentido.

Desde aquel díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora