Cap. 3

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Pasamos dos semanas mas con Morgan, esperamos hasta que la herida de Rick estuviera cerrada y empacamos nuestras cosas.

Dwane y Sebastián se habían hecho muy buenos amigos pero teníamos que irnos, la verdad es que no me gusta estar en un lugar demasiado tiempo para que sea más fácil dejarlo, pero, me dolía separar a mi hermano de su único amigo en este mundo.

- Chris - Rick me llamo desde su habitación.

- Que pasa? -

- Saldremos mañana en la mañana, claro si todavía quieres venir -

- Si, todavía iremos contigo -

- Estas segura? -

- No quiero preocuparte - le dije con cara triste - Di tu no estas de acuerdo no iremos -

- Vendrán con una condición -

- Que condición? -

- No los pondré en riesgo bajo ninguna circunstancia -

- Pero yo te podría ayudar-

- No me importa si puedes ayudar o no, no te pondré en peligro -

Me fui mi cuarto, empece a recoger las cosas que todavía no había guardado y me recosté en la cama, hasta que me quede dormida.

Todavía no había salido el sol y sentí que alguien movía mi hombro, zarandeándome.

- Es hora de irnos - vi la cara de Rick un poco soñolienta.

- Despertare a Sebastián - le dije mientras tallaba mi ojo derecho.

- Estaré poniéndole la gasolina que recolecte de otros coches al nuestro -

- Claro - me levante y fui hacia donde se encontraba Sebastián - Es hora de irnos pequeño - le dije moviéndolo de la misma forma que Rick me había despertado a mi.

- Tenemos que irnos? - pregunto con una expresión que hacia que se me bajara el animo.

- Si, es mejor que nos mantengamos en movimiento - se levanto y recogió sus cosas mientras yo salía de la habitación triste.

Al bajar vi como Rick le daba un walkie-talkie a Morgan, nos acercamos y escuche que Rick le decía a Morgan que hablaría con el cada día al amanecer.

- Gracias por todo Morgan - lo abrace y después me aleje para despedirme de Dwane.

- Gracias por jugar con mi hermano - le dije - y por todo lo demás. - lo abrace y lleve las maletas al auto de Rick, que era una patrulla y fui por las municiones que había guardado para el viaje, tenía 5 latas de atún, 7 manzanas, 1 garrafón de agua, 1 paquete de salchichas y 3 chocolates rancios.
Después de meter todo al coche me di cuenta que no teníamos armas, minutos después Rick llego al auto con Sebastián y cerraron las puertas.

- Rick no tenemos armas - le dije

- Haremos una pequeña parada antes de empezar el camino hacia Atlanta. -
Llegamos a la estación de policía de el pueblo y nos metimos, Rick nos guió hasta la parte trasera donde estaba la armería.

- Rick como sabias donde estaba la armería? -

- Antes de que este mundo se fuera a la mierda yo era ayudante del Shérif -

No lo sabia, entramos a la armería forzando la puerta y tomamos todas las armas que todavía servían, las metí en una bolsa que decía SHÉRIF y volvimos al auto, estábamos apunto de arrancar cuando vimos muchos de ellos acercarse.

- Rick tenemos que salir de aquí - era una horda gigante que iba en dirección al auto.

- No, si no nos ven ni nos oyen se irán, me lo dijo Morgan-

Nos metimos al auto y nos tapamos con la ropa que había para que no nos vieran, paso un rato bastante largo antes de que pudiésemos arrancar el auto.

- Vamos ya no hay caminantes - anuncio Rick y puso en marcha el auto.

Estuvimos en silencio todo el camino hasta que el motor empezó a hacer ruidos y después de unos minutos más se detuvo.

- Tendremos que caminar - dije mientras metía toda la comida a una bolsa.

- Vamos - Sebastián abrió la puerta del coche y bajo.

- Tu llevaras la comida - le entregue la bolsa a mi hermano.

- Yo llevare las armas y Rick el agua -

Caminamos por un buen rato hasta que ya no podíamos mas a lo lejos vimos un auto que se había quedado varado, decidimos que dormiríamos dentro para no correr tanto riesgo.
A la mañana siguiente revisamos el auto y como ya habíamos supuesto el coche no tenía gasolina.

- Seguiremos caminando - Rick anunció y salió del auto para seguir cargando el agua.

- Creo que deberíamos comer algo - Sebastián saco los chocolates de la bolsa y los engullimos en segundos.

Después seguimos con el camino en silencio, era un silencio cómodo hasta que escuchamos el relincho de unos caballos.

- Mira Chris!!! - Sebastián emocionado se acercó al par de caballos, que parecían hambrientos.

- Sebastián, dame tu bolsa - cuando me la dio saque 2 manzanas y se las acerque para que pudiéramos montarlos sin que se pusieran agresivos.

- Vamos - dijo Rick mientras se subía a uno de ellos, no teníamos cuerdas para amarrar las cosas así que tuvimos que seguir cargándolas mientras montábamos los caballos lo cual no era tarea fácil.

Eran dos caballos bastante altos uno negro y otro café, el más alto y fuerte lo monte yo con Sebastián detrás y el café lo monto Rick.

Fuimos muy tranquilos para que los caballos no se cansaran, después de un rato ya se podían ver los grandes edificios de Atlanta, ya faltaba poco y no anochecería hasta en un buen rato.

Hicimos que los caballos trotaran encajando los talones en sus costados pero no demasiado fuerte para que no corrieran.

30 minutos después llegamos, estábamos caminando hasta que vimos una horda gigante de caminantes cuando doblamos en una esquina.

- El tanque - grite y bajamos de los caballos dejando todas las municiones.
Cuando logramos entrar nos dimos cuenta que no había salida hasta que un zumbido inundo el tanque y después se oyó una voz.

- Hey ustedes, idiotas - era el Walkie-talkie

- Hola? - Rick hablo por el
Walkie-talkie y la voz nos explico como salir de allí.

- Hay un callejón a su derecha, espera un minuto y ahí estaré yo, tienen que correr lo más rápido que puedan y solo usen las balas si es necesario -

Permanecimos en el tanque hasta que se volvió a comunicar y nos dijo que ya podíamos salir.

Corrimos lo más rápido que pudimos, hasta llegar al callejón ya ahí subimos por una escalera hasta el techo del edificio y nos sentamos cansados y con vértigo gracias a la altura del edificio.

- Mierda mi tobillo - me queje ya que se había torcido durante la carrera para salir del tanque hacia el callejón.

- Déjame verlo - me dijo una mujer de tes blanca joven y ojos azules - soy Amy - dijo mientras verificaba mi tobillo.

- Christina Pierre -

- Chris? - una voz conocida se oyó detrás de mi.

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