Capítulo 7

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~León~

—¿Tienes un minuto? —pregunta Carlos desde la puerta

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—¿Tienes un minuto? —pregunta Carlos desde la puerta.

Asiento y él entra. Es un colega que tiene poco tiempo trabajando en esta clínica.

—¿Necesitas algo? —cuestiono mientras escribo en la agenda algunos eventos que se me presentaron a última hora.

—Sí, pero será breve.

Dejo lo que hacía de lado y pongo toda mi atención en él, quien se sienta en una de las sillas. Me parece extraño lo tímido que está y cómo recorre cada rincón del consultorio mientras se frota las manos.

—¿Y bien...?

—Quiero invitar a salir a Mera —dice serio—. El punto es que escuché rumores de que ustedes estuvieron juntos...

—Mera y yo solo somos amigos —replico deprisa—. No tienes por qué avisarme ni pedirme permiso.

Me hace sentir molesto esta situación y cómo mucha gente se dedica a armar chismes en torno a nosotros.

—Solo quería saber porque me interesa acercarme a ella. ¿Estás al tanto de todo lo que dicen de ustedes?

Me quito los lentes y paso las manos por el pelo en señal de frustración. Por cosas como estas es que más me arrepiento de haber tenido algo con ella. No dejan de hablar ni de crear historias en torno a nosotros, incluso cuando he dejado claro que no hay ninguna relación.

—Sí, pero no te lleves de ellos. Mi consejo, si es que empiezan a salir, es que lo hagan lo más discreto que puedan.

—Muchas gracias, ¿crees que ella acepte? —pregunta con cierto temor.

—Puede ser, no pierdes nada con intentarlo. A ella le encanta la comida china —informo y él sonríe—. Mera es una chica que merece lo mejor, así que no muestres interés si solo quieres pasar el rato.

Esas palabras provocan una sensación amarga en mí porque fue justo lo que hice con ella.

Carlos me agradece varias veces para luego retirarse, más animado que como vino. Si soy sincero, me encantaría que esos dos lleguen a algo serio y así Marcos me deja en paz de una buena vez.

Al pensar en mi amigo, recuerdo que quedamos en juntarnos más tarde. Salgo a verificar que ya no hay más pacientes qué atender y recojo todas mis cosas para irme.

Reviso el celular mientras camino hacia el auto. Veo varias llamadas perdidas de mi padre y un mensaje en particular donde me recrimina que me he olvidado de él. No es así, pero ahora visitarlo se me ha puesto muy difícil por el hecho de que debo conducir por horas o tomar el tren.

Y fuiste tú © [Saga Tú: libro 2] (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora