Luna Sangrienta |Bakudeku-Katsudeku|

II

En un abrir y cerrar de ojos, el fin de semana llegó.

Conoció un poco más de sus compañeros mientras todos cooperaban para llevar a cabo un baile de bienvenida, notó como todos ellos eran bastante unidos y parecían lo que el pelirrojo, que ahora sabe se llama Kirishima, dijo en un inicio; una familia.

No conoce muy bien la U.A más allá de lo que es la clase 3A, pero no es como que tenga prisa por conocerlo.

Se prepara para esa noche, Ochako junto a la pelirrosa llamada Mina, le hicieron un conjunto de ropa para esa ocasión.

Se coloca la camisa blanca manga larga con los dos botones de arriba sin abotonar tal y como las chicas le indicaron, dejándosela por dentro del pantalón beige y los tirantes. Debe admitir que aunque el conjunto es sencillo, le queda bastante bien ahora que se mira en el espejo.

Pero quizá más que todo sea porque el pantalón a la cintura le hace resaltar bastante su figura.

Trata de acomodar sus risos, pero sabe que es imposible.

Toma la máscara que le cubre la parte de arriba del rostro y se la coloca, quiere saber cómo se verá su vestuario completo, y sonríe medio de lado al sentir que es parte de algo, no solo por obligación.

El claxon de un auto se escucha afuera y se quita la máscara para salir de su habitación y bajar.

—Regresaré tarde, no me esperes despierta. —Avisa a su madre dándole un beso en la mejilla.

Ella aparta la mirada de su novela Turca unos segundos para ver a su hijo, y le sonríe —¡Adiós, guapo! ¡Diviértete!

Izuku le devuelve la sonrisa mientras rueda los ojos, y con un gesto se despide en la puerta.

Como ya es costumbre, saluda a la lejanía a la madre de su amiga antes de subir al auto.

El transcurso se la pasan hablando de lo que sea, solo son dos amigos que van a un baile. El ambiente es diferente, el viento aunque es frío, de alguna manera se siente acogedor.

Izuku mira por la ventana a la lejanía la luna, luce tan grande, redonda, y radiante esta noche.

—No saques la cabeza. —le dice Ochako, entonces nota como inconscientemente ya tenía la cabeza de afuera.

Vuelve hacia adentro y decide cerrar la venta. —Lo siento.

—En unas horas iniciará el eclipse y se verá más hermosa, asegúrate de tener cabeza hasta ese momento. —Burla la castaña.

—¿No ibas a llevar una cita hoy?

—¿Por qué lo haría?

—Pues porque todos llevan una a los bailes. —le dice obvio.

—-¿Tu tienes una a caso? —Ella contraataca e Izuku guarda silencio. —Tal vez baile contigo o no sé, quizá ayude a Iida para que todo salga como lo planeado.

—Lo sabía, él te gusta ¿No es así? —dice de golpe haciendo que Ochako se cubriera el rostro y el auto se desviara de forma brusca, asustando a Izuku quien evita que se estrellen. —¡Las manos sobre el volante!

Ochako toma nuevamente el control e Izuku suspira con una mano en su pecho. —No sé a qué te refieres.

—¡Casi nos matas solo porque pregunté!, sé la respuesta, ¿y aún así te atreves a negarlo? —Ochako no quita la mirada del camino y guarda silencio con su rostro completamente rojo por la vergüenza. —Ya no preguntaré nada o harás que nuestro destino sea el infierno gracias a tu nerviosismo.

Izuku vuelve su vista hacia la ventana y unos segundos pasan así.

—Aún no puedo creer que de verdad mi amigo volvió...