XI

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Vagando a través de un mar de oscuridad, él sabe de dónde viene, mas no a dónde va.

No le importa realmente, sus ojos se sintieron pesados y continuó su camino al final del túnel, se le fue encomendada una tarea e iba a cumplirla al pie de la letra.

Tal como las demás, tal como una más...

Protégelo fue todo lo que se le fue dicho, y aunque le pareció extraño que esta vez debía "proteger", no hizo preguntas, pues poco le importaba.

Porque él solo debía obedecer.

¡Oh, vaya irónica condena!

No siente nada realmente, y como las veces anteriores, vaga en medio de la oscuridad de la noche hasta encontrar la razón de su misión, pues al verlo él sabría de qué se trataría.

Porque así funcionaba.

Es por eso que se detiene un momento a contemplar por enésima vez, en una de sus mil y un noches; la luna, grande, brillante y enigmática luna.

Y como los grandes poetas una vez expresaron, él suelta un suspiro al viento deseando poder sentir lo que alguna vez sintió.

Un soplo de vida...

El corazón bombeante de emociones, y los pulmones llenos de euforia.

Aún si no hablamos de cuerpo físico...

Es por eso, que esta vez será la primera vez de las mil y dos veces pisando tierra, de las mil y tres millones de personas que ha visto, en mil y cuatro millones de días y noches, que al llegar a ese lugar, sintió nuevamente su corazón latir.

¿Será que los milenios y quinquenios pasan factura en los cuerpos de los sin vida?

La respuesta es no.

Y es que ¿Él es considerado un “sin vida”?

Si cuando lo vio, la muerte no tenía cabida en su ser.

Aquella voz le repitió nuevamente “protegelo” y fielmente se acercó.

Protegiendo al niño de aquel can agresivo con sumo cuidado de no lastimar al animal porque, ¿Qué de malo hacen los animales que necesitaran castigos de entes como él? Ninguno, ellos solo se encargan de los humanos.

Habiendo realizado la tarea de "protegerlo" de ese animal, sabía que tenía que irse pues, eso era todo... ¿Verdad?

Aún así, era la primera vez en sabrá el universo cuánto tiempo, que su corazón latió bombeando un sonoro "yo quiero".

Así que decidió dar vuelta para tenerlo de frente una vez más...

Sus manos temblaron y era ridículo, porque sintió quedar sin aire cuando vio en sus ojos, aquel color esmeralda brillante y desbordado de vida que ama más que la misma idea de estar vivo.

Esos ojitos le miraban atentos, y él moría una vez más.

Y esta vez estaba feliz de hacerlo.

Podía o no ser sus mismos ojos, podía o no ser sus mismas pecas, podía o no ser su mismo cabello rizado.

Jamás en mil y un vidas imaginó volverlo a encontrar.

Pero quizá era todo lo que estuvo esperando.

Y cuando escuchó su voz parloteando sin cansancio cuan asombrado estaba por lo que hizo, lo supo.

Ante sus ojos, estaba su primer y único amor tanto en vida como sin ella.

Luna Sangrienta |Bakudeku-Katsudeku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora