VIII

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Caminaba a paso presuroso por el pasillo, sabía hacia donde se dirigía.

—¡Izuku! ¡Espera! —su amiga corría tras él abriéndose paso entre los tumultos de adolescentes que iban de aquí a allá entre salones. —¡Izuku!

No detuvo su paso por más que su amiga le gritaba, y no le importó ir golpeando con sus hombros a quienes por ahí pasaban.

Tenía un punto específico a cual ir, y cuando por fin lo encontró, sentado ahí, tan solitario como siempre, solo con la compañía de una amiga, no dio paso a ninguna duda.

—Necesito hablar contigo.

Habló serio, su respiración se dificultaba, pero la tenacidad en su mirada hizo que el pelinegro volteara a verle, primero girando su cabeza y luego voltando vompletamente hacia el.

—¿Sí?  —cuestionó alzando su ceja izquierda.

—Hace unos días, cuando almorzaba con los chicos... Tu hiciste un comentario.

—Izuku basta... —Su amiga llegó a su lado, tomándolo del brazo e intentando llevarselo consigo. —Izuku, vamonos.

—No. —le respondió safandose de su agarre. —Necesito que me expliques porqué lo dijiste ¿A caso sabes algo que yo no? —La frustración en su ser comenzaba a dejarse notar en su voz.

El chico guardó silencio unos segundos, la tensión se apoderaba de la escena. Ochako estaba asustada, mirando al suelo, no había nada que puediera hacer o decir.

—Yo no sé nada... Lo siento. —fue la respuesta que este le dio.

—No. —Izuku se negó a la respuesta que escuchó. —Dijiste que alguien me observaba, alguien que no es de este mundo o algo así.

—Sí, pero no significa que-

—Cosas extrañas han estado pasando y de alguna manera tiene sentido lo que dijiste ese día, así que necesito saber todo lo que sabes. —Tokoyami se dio la vuelta, como evitando seguir hablando con él. —Tokoyami, por favor...

El chico suspiró, y lentamente volvió a verle. —No sé nada más allá de lo que te dije ese día, lo digo enserio.

Izuku bajó la mirada, estaba apenado.

—Si dices que cosas raras han estado pasando, entonces no me equivocaba al decir que hay alguien obsesionado contigo.

—Pero ¿Quién? Y ¿Por qué hace todo esto?

—¿Por qué crees que yo sabría lo que se trae contigo? —Habló sarcástico.

—No sé, ¿Quizá porque tu eres el señor oscuro? —respondió de la misma forma, la tensión se disipó.

El chico rió suavemente. —¿Qué clase de apodo es ese?

Izuku también rió por lo bajo, subiendo sus hombros en forma de no saber respuesta. —¿En verdad no sabes de alguna forma de saber lo que ese "ente" quiere? —Hizo comillas con sus manos.

—Izuku ya déjalo... —Ochako le rogó por lo bajo, obteniendo solo una mirada de parte de Izuku, que le decía que no le hará caso por más que lo intente. Ella solo suspiró resignada.

Aun así, ella se quedó a su lado.

El pelinegro dudó unos segundos, llevando una mano a su mandíbula como pensando. —Sí, sí, hay una manera.

—Tokoyami, sabes que esa no es una buena idea. —Tsuyu habló por fin, tratando de detenerlo.

—¿La escuchaste Izuku? Ella dice que no es una buena idea, ¡Nos vamos! —Canturreó lo último mientras le tomó de la mano y se dio la vuelta.

Luna Sangrienta |Bakudeku-Katsudeku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora