V

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Y así el oso comió.

—¿Por qué?

—Porque tenía hambre.

—¿Por qué tenía hambre?

—Porque no había comido.

—¿Por qué no había comido?

Porque estaba trabajando.

—¿Por qué trabajaba?

—Para ganar dinero.

—¿Para qué?

—Para su comida.

—¿Por q-

—Porque si no compraba comida se comería a los niños insoportables que no se duermen por estar haciendo preguntas estúpidas ¡Ya duérmete mocoso!

El pequeño rió cuando el chico a quien su rostro no veía, y quien estaba sentado a un lado de su cama contándole un cuento, en un intento "desesperado" por callarlo le tomó de los hombros y lo sacudió. ¡Detente, Kacchan! —Decía entre risas mientras era sacudido.

El chico se detuvo, y volvió a acostar al pequeño. —Tengo que irme.

—Noooo, quédate... —le rogó. Por el contrario, el chico solo guardó silencio. —sin ti no es divertido...

—Volveré...

—¿Lo harás?

—Lo haré.

El pequeño frunció sus cejas y dudoso le miró, se acercó a él alzando uno de sus deditos. —Promételo por el meñique.

Unos segundos pasaron en silencio, el chico se puso de pie y agitó con suavidad los rizos del niño. —Solo confía en mí ¿Si?

El niño miraba con brillo en sus ojos al más alto, no entendió porqué no lo prometió por el meñique como suele hacer las promesas con su mejor amiga, pero sonrió y asintió con la cabeza aceptando las palabras de su contrario. —¡Entonces te esperaré de vuelta! —Soltó entusiasmado para tomar su cobija, arroparse y acostarse de cara a la pared, dándole la espalda a quien seguía en la habitación.

El chico miró al niño para luego soltar una suave risa, enternecido por el actuar del pequeño, luego se puso de pie y dio vuelta para retirarse.

—¡Te espero mañana, Kacchan!

El chico para en seco pero sin voltear a verlo, el niño ve entonces como está de espaldas, lentamente alza la mano y se despide haciendo un gesto con su mano.

Y en un parpadeo, él despierta.

El silencio de la habitación es ensordecedor de alguna manera, el viento sopla con sutileza meneando las cortinas blancas por la ventana semi-abierta de la habitación, mira a un costado y nota que aún faltan 5 minutos para que la alarma suene. Se sienta en su cama.

Siente que ha dormido mejor que nunca, pero por alguna razón, los músculos de sus hombros duelen. Piensa que es por todo el estrés de los últimos días y los intentos de encontrar al chico misterioso con el que bailó. Le resta importancia al dolor.

Mira al techo con un sentimiento de ¿Pérdida? ¿Nostalgia? Y suspira, cierra los ojos, y por sus finos labios se le escapa —Kacchan...

No sabe quién es, el recuerdo borroso de los sueños que ha tenido últimamente se instalan por un momento en su cabeza, pero no sabe quién es, pues aún no ha visto su rostro.

Luna Sangrienta |Bakudeku-Katsudeku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora