CAPÍTULO 1: LA INTRUSA
DEREK VOSS
Estar rodeado de auténticos imbéciles no era lo que mas me apetecía estar haciendo en estos momentos. Sí, era un problema de máxima urgencia, pero no había que estar discutiendo cuando la respuesta estaba más que clara. La verdadera putada era el como cojones había podido cruzar sin darnos cuenta y con tanto sigilo.
—Está más cerca de nuestro terreno. —habló el padre de Thalía con voz dura.—Nosotros le sonsacaremos la verdad.
"Nosotros le sonsacaremos la verdad"
No paraba de repetirse en mi cabeza ¿Qué cojones? Sin saber muy bien como sucedió, me levante de la silla donde presidía la asamblea y hablé:
—Yo seré quien averigüe todo sobre la humana. Ha cruzado la muralla de magia las cuáles están principalmente formadas por el clan de MI familia.—hice una pausa lentamente pasándome la lengua por el labio inferior manteniendo la poca calma que me quedaba.—Si hay alguna objeción, adelante.
El padre de Thalía no contesto, sabía muy bien que no podía anteponerse a mi... Aún estando en paz los conflictos siguen persistiendo y quien sabe cuándo se necesitan unas manos con magia. Quien no me esperaba que hablase fuese precisamente era la reina de las hadas.
—Muy bien, a cambio Hope y uno o una de las demás fracciones residirían en vuestra propiedad e interactuaran si es necesario con nuestra nueva invitada. No vamos a estar desinformados porque lo digas tú, Voss.— habló con un tono de voz sereno y dulce.
Es la mejor de los y las que presidían las fracciones. Asentí con la cabeza estando de acuerdo.
—Comprensible. Los licántropos que acompañen a mis guardias a por la intrusa.
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—No tiene permitido el acceso. Informadle que venga más tarde.
Bufé completamente aburrido jugando con el abre cartas. Debía esperar para poder conocer al fin a la causante de mis problemas.
¿Quién demonios se atrevía a dejarme en ridiculo de esta forma?
Y justamente hablando del rey de Roma, en este caso la reina, quedo frente a mi. Rodeada por los guardias desde atrás generando a su alrededor un circulo semi perfecto. Me incordiaban de sobre manera que estuvieran justo ahí, por lo que ordené que se marchasen y nos dejarán a solas. Era momento de conocerla y averiguarlo todo hoy mismo cerrando así el problema.
Sonreí internamente al verla asustarse con mi presencia. O era inteligente y estaba aparentando ser un corderillo o realmente no tenía ni la menor idea de lo que estaba haciendo aquí.
Verla sonrojada fue algo gratificante de presenciar, su apariencia y personalidad me hacía pensar que no era una chica para nada tímida. Su pregunta me hizo demasiada gracia, no me esperaba que soltará algo así teniendo en cuenta que era a mi a quien le dirigía la palabra. E iba a dejarla en ridiculo pero no me dio tiempo cuando sus iris se pusieron blancos y comenzaron a fallarle las piernas.
Los reflejos me hicieron tomarla al vuelo. La respiración se me atasco durante unos segundos y estando consciente de mis acciones pase una de mis manos por debajo de sus rodillas y pase un brazo por su costado apegándola a mi pecho evitando que cayera al suelo.
Bajita.
Pelo castaño.
De ojos grises muy particulares.
¿Quién serás y qué eres para no permitirme entrar?
Sentí unos ojos puestos en mí y sin tener que girarme andando hacía las puertas, gesticulé fuerte:
—Maxon.—mi tono de voz fue fuerte, demandante y furioso. Que desafiasen las ordenes que daba no era mi pasión favorita y no paraba de saltárselas.
—Amargado.—me dijo cómo saludo.
—Espera aquí.—y así sin más, salí en dirección a las escaleras.
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LA ERRANTE
FantasyLa vida de Carol Dawson por el día era dura y complicada, no habían adjetivos buenos en ella. Sin embargo cuándo el sol se escondía y aparecía la luna en compañía de las estrellas era emocionante, divertida e intensa, bajo sus colchas con una linter...