CAPÍTULO 11: RECUERDOS DOLOROSOS Y DESPERTARES INTENSOS
CAROL DAWSON
Chistera nos hace chocar los puños, piel con piel. No llevamos guantes ni siquiera las protecciones bucales y a decir verdad acojona saber que puedan desfigurarte la cara si no eres lo suficientemente hábil como para esquivar los golpes.
—La única tormenta que nos salpicará será tu sangre cuándo te descuartice, novata.
¡No dejes que te desestabilice perra, no le des tal privilegió joder!
Al escuchar otra vez esa vocecita me da ánimos, pero no quita que dejé de estar asustada por la amenaza de la rubia. No se donde me he metido pero hago lo que mejor se me da hacer desde que nací, simular una sonrisa maliciosa como si sus palabras no me hubiesen afectado cuando realmente me dieron escalofríos y me acojonaron.
Jessy ya no es ella, me juega una mala pasada y se transforma en él. Todo miedo se disuelve trayendo consigo una mezcla de impotencia, dolor y lo mas destacable, la ira.
—Te enterraré aquí para siempre.—gruño con rencor hacía él. Siento lejano como las voces de las personas o mejor dicho seres nos animan a que nos rompamos y nos matemos ahí mismo.
Chistera nos manda a nuestras posiciones después de dirigirnos la palabra. Ya no pienso en nada más. Siento como todo mi cuerpo gotea y como mi corazón bombea con rapidez.
Doy un giró bruscamente cuando él viene a por mí. Ya no es ella.
Saltó al ver las intenciones de atacar por mis piernas pero no me doy cuenta que deje el estómago desprotegido y me golpea con brutalidad en aquella zona, doy unos pasos atrás por el repentino golpe que me deja sin aire. Corro en su dirección y golpeo su mandíbula.
¡Más fuerte!
¡Más fuerte!
¡Más fuerte!Haciendo caso a aquella vocecita golpeo su pecho, no obstante me lo impide apartándose. Vuelvo a su cara pero se agacha rápidamente intentando golpearme en todo el estómago, doy un paso atrás.
No hay descansos.
No hay calificaciones.
Quien pierda el conocimiento pierde o en el peor de los casos quien pierda la vida...
Seguimos esquivando nuestros golpes la mayoría de las veces. Siento la sangre gotear por mi labio y mi nariz rota por su puñetazo anterior. Su cara se ve menos afectada, aquello me da tanta rabia que arremeto en un algoritmo de golpes continuos que va frenando hasta que no se espera qué con toda mi cabeza la golpeé contra la suya auto dañándome en el proceso.
El dolor que fluye lo ignoró categóricamente y siento como se soba la frente con un gruñido. Sonrió como una desquiciada al ser espectadora en primera fila al contemplar su sonrisa desvaneciéndose y le golpeó con fuerzas en sus partes nobles.
Siento que ya no estoy dé pie y me veo arrinconada con el cuerpo de aquel pervertido sobre el mío llenándolo de golpes y arañazos. Duele demasiado, no hice nada malo para haberme merecido eso.
Un grito ensordecedor salé de mi garganta y pataleo hasta soltarme de uno de sus brazos, le obsequió un puñetazo con el codo en toda su garganta privándole de aire unos segundos que me dan ventaja para salir de ahí. Siento todas las extremidades llenas de raspones y con fuerzas que no entiendo de dónde provienen, voy a por ella pensando en él.
Un simple apodo me hace frenar y despertarme de mi trance enfermizo y traumático:
—¿Extranjera?
Me giró con el rostro fatigado pero llena de energías y le miro con terror por haberme encontrado, aquella distracción me pasa factura porque siento un golpe brutal que me da en toda la cabeza tirándome al suelo y dejándome lentamente inconsciente.
Buen intento.
La voz que sé que no es mi conciencia comienza a desaparecer después de haberme medio felicitado y poco a poco va diluyéndose hasta dejarme en paz. Siento una lágrima correr por la mejilla y lo último que mi vista me permite ver antes de cerrar los ojos es a Maxon viniendo por mi.
—Estoy aquí. Descansa extranjera.— susurra.
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Siento el cuerpo pesado y varias voces discutir en susurros.
—Créeme no la vas a encerrar en el sótano.
—¿Ya te has obsesionado? ¿Cuánto has tardado? ¿Veinte minutos?
—Eres un imbécil ¿Tanto te jode que te hayan superado y hayan derribado tu campo de defensa?
—Basta no es momento de pelear.
Sigo escuchando sus voces entre susurros y me remuevo abriendo los ojos mientras me paso el antebrazo por la frente quitándome una molesta capa de sudor.
—Ya despertaste.—me anuncia Hope con una sonrisa de comprensión.—Chicos ya la despertasteis.
Rápidamente ya no esta Hope en mi campo de visión, me topo con unos ojos oceánicos mirándome con una sonrisa picara y después al otro lado de la cama con unos ojos zafiros vacíos sin una emoción clara. Me incorporo sentándome en la cama haciendo muecas, bajo la mirada y me encuentro envuelta la mayoría de las partes del cuerpo por vendas.
Calma. Respira. No pasa nada, él no está aquí de nuevo.
—Veo que lo recuerdas todo.—miro a Derek neutral.—¿Cómo se te ocurre liarte a golpes con una híbrida? ¿Eres estúpida?
—La tenía en el suelo.— digo recordando.—Me distraje un segundo y...— miro a Maxon y le sonrió de forma honesta.—Gracias por ayudarme.
—Después de todo fue mi culpa extranjera. Me sorprendió verte zurrar como una loca a Jessy. Aunque fuiste demasiado mala y eso merece un castigo.—dice lo último de forma juguetona y confidencial.
Suelto una risa tomándome del estómago y niego entre lágrimas porque prefiero reír a llorar y autocompadecerme. Me aferró a las sabanas y niego intentando disipar todos los malos recuerdos.
—Además de drogadicta está majara.—sonríe Derek de forma extraña como si estuviera rememorando algo y no estuviera en este plano astral.
—Rey no tienes modales.—regaña Hope al recién mencionado como a un niño con una sonrisa de lado.—Discúlpate ahora mismo.
—¿Soy el rey y me das órdenes?—frunce el ceño.—Suerte que...—lo siguiente no puedo llegar a oírlo porque con tan solo mirarse siento que han intercambiado un par de frases y Hope acaba por sacarle la lengua.
Veo cómo ambos chicos se van y me dejan a solas con la albina. El pecho me da punzadas incómodas como si se tratasen de celos estúpidos por lo que acaba de ocurrir.
NO, NO, Y NO.
Yo no siento nada por un tío que me priva de mis derechos, la libertad y todo lo que hago o digo le repugna. A mí me está empezando a gustar el vampiro juguetón que me apoda extranjera y jugamos un tira y afloja que me deja loca.
¡Tampoco! Es solo atracción sexual porque el condenado esta muy bueno. Volveré al pueblo, acabare mi último año e iré a la universidad de Nueva York. Eso haré y no le hablare a nadie de esto. Lo abre olvidado cuando me expulsen y sepan que no soy una amenaza para WiselsCity o lo que sea esto junto a sus hermo- quiero decir sus habitantes.
—No harás nada de eso. Eres de aquí y poco a poco lo sabrás todo, cariño. Es hora de que te cuente un par de cositas.
La miro como si le hubieran salido tres cabezas ¿Me acaba de responder? Si, lo ha hecho y no estoy confundida, lo sé.
—Telepatía.—suspira.—Herencia de mi padre. Pero ese no es el tema, creo que se porque has podido llegar aquí y tú en el fondo también. Hay personas que no desean ver más allá como el rey Voss, pero tú eres lo contrario a él. No quieres ir a oscuras y eso es lo que más me gusta de ti, vas de frente.—suspira.—Allá vamos.
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LA ERRANTE
FantasyLa vida de Carol Dawson por el día era dura y complicada, no habían adjetivos buenos en ella. Sin embargo cuándo el sol se escondía y aparecía la luna en compañía de las estrellas era emocionante, divertida e intensa, bajo sus colchas con una linter...