Capítulo 8 - Anhelaba su sonrisa sin darme cuenta

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CAPÍTULO 8: ANHELABA SU SONRISA SIN DARME CUENTA

CAROL DAWSON

Mientras me acababa la comida —un bistec de ternera— observaba los cambios de turnos de los guardias, variaban depende del guardia de relevo. Si conoces a uno de ellos como yo descubrí al chico de cabello azabache y traje de guardia con tokens rojos que siempre venía los Martes y los Viernes, está decidida a averiguar una de sus rutinas.

Con lentitud me levantaba a la par que la chica del servicio que se encargaba de llevar mis platos a lavar, comienzo a recoger para ayudarla y no dejar que se me escape. Me mira con el pánico incrustado en su cara al ver mi acción, rápidamente me quita las cosas de las manos.

—Usted no puede hacer eso señorita, es mi tarea.—me habla de usted y con respeto, de las pocas aquí a decir verdad.

—Necesito hacer algo y ayudarla me entretiene.—miento descaradamente haciendo un puchero.

—Rey dijo que tiene unos accesos limitados y la cocina la tiene prohibida.

Va a ser complicado...

Calla conciencia y confía en mí.

—Lo sé perfectamente pero hoy salió temprano, lo pude ver desde la ventana de mi habitación.— me encojo de hombros.—Nadie tiene porque saberlo.—le sonrió dulcemente pestañeando.

Me mira con mucha duda durante unos largos segundos pero acaba por acceder dando pasos hacía mi y dejarme temerosa el vaso junto a los tenedores que use. Se endereza con una media sonrisa y me hace una seña con la cabeza para que la siga, y así lo hago.

Los guardias no se meten y saludan a Sana con un gesto de cabeza respetuoso y vuelven a sus posiciones. Tal vez no se metieron con mi presencia por la lealtad de la chica morena de pelo rosáceo y pecas. 

Llegamos a la cocina y dejo las cosas sobre la pica de mármol viendo a mi alrededor, justo mi mirada se cruza con dos mujeres más del servicio realizando la comida, sigo observando la estancia hasta caer en cuenta de una caja con forma cubo de gran tamaño. En un marco escrito con una letra fina y negra tiene escrito: Fundación VossChildren

Abro la boca impresionada porque el egocéntrico y frío de Derek tiene una fundación para donar juguetes a niños que lamentablemente no tienen la misma suerte que otros con una familia de buenos recursos económicos.

Con rapidez me acerco a Sana dándole un abrazo de afecto y realmente sentido, le susurro al oído:

—Gracias Sana, he podido salir de la rutina un poco por ti.

Veo cómo me sonríe con cariño y asiente haciendo un gesto con la mano restándole importancia.

—No es nada señorita, has sido de mucha ayuda.

—Me alegra ser útil.—le sonrió.— Volveré a la habitación para que no hayan problemas.

Me separó de ella y voy hacia la puerta realizando un gesto de despedida en su dirección que me corresponde manteniendo la misma sonrisa. Salgo de la cocina dejando la puerta entornada y me agacho a la velocidad de la luz evitando que algún guardia se percaté de mi posición volviendo así a entrar a hurtadillas, puedo escuchar cómo las otras dos mujeres que estaban y están realizando sus tareas me critican sin piedad.

Veo la gran caja de donaciones y con suma rapidez me apresuro a meterme en el interior de está intentando no generar demasiado ruido y no estropear los juguetes para los niños en el proceso. Una pelea inicia ahusándome así a que la tarea no saliese tan complicada y no me pillasen in fraganti en la huída.

LA ERRANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora