Capítulo 6 - Un rey cabreado, un vampiro caliente y una hada cómplice

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CAPÍTULO 6: UN REY CABREADO, UN VAMPIRO CALIENTE Y UNA HADA CÓMPLICE

CAROL DAWSON

La mirada de ambos chicos se pusieron sobre mí con curiosidad. Hope me observó con los brazos cruzados y una pequeña sonrisa adornando su pequeña y blanquecina cara inocente.

—Tuvo una reacción de aviso por las drogas que se ha administrado sin consentimiento de alguien especializado. Osea un médico si hablamos en idioma humano.—dijo bajito. 

—Lo que faltaba una drogadicta que haya cruzado las barreras...

—No seas así Derek.—Maxon le palmeo el hombro al susodicho.— Es un bombón y tiene pelotas.—se relamió los labios observándome complacido.

—Todo lo que se mueva y tenga sangre te parece divertido, imbécil.—refunfuño Derek, alías ojos zafiros.

Mientras tenían un debate interno entre ellos me escabullí lentamente hasta rozar el manillar de la puerta, Hope estaba intentando separarlos sin embargó me guiño un ojo al cruzar miradas. Giré la manija y esta cedió, sin mirar atrás comencé a correr como si lo que me persiguiera fuera puro fuego dispuesto a quemarme.

Pero no era del todo erróneo, Maxon era fuego a la vista. Podría jurar que había sido tallado por el demonio de la lujuria. Con solo verle te incitaba a pecar y a no tener remordimientos ante tal hombre. 

En cambio Derek era un hielo que quemaba, su voz era una droga con la que deleitarte y te absorbía hasta el alma con sus ojos zafiros, eran los favoritos de Dios sin duda o los de Lucifer quién sabe.

Vi la puerta luego de descender por las escaleras, justo era por la que entre con el guardia más accesible al principio. Corrí hacía ella y justo antes de poner un pie fuera una mano grande, tatuada y con unos anillos plateados y negros golpeo con fuerza la puerta cerrándola de nuevo.

Me tensé, sin duda quede más quieta que una estatua pero no fue nada comparado cuándo sea quien sea me soplo directo al oído con su aliento frío como el hielo enviando corrientes eléctricas por todo mi cuerpo mientras me susurraba:

—Extranjera nadie te ha dicho que pudieras salir, vas a tener a un rey muy cabreado.—me chupó el lóbulo de la oreja sin prisas, lentamente regodeándose de mi fracaso.—Y a un suicida según tú muy caliente esperándote para poder castigarte.

Me gire encerrada aún por su cuerpo, el único contacto que teníamos sorprendentemente era su mano acariciándome el pelo con una delicadeza que me dejo estática.

—No me conoces, puede que sea un rey pero no es el mío.— le mire fijamente intentando no temblar.— Y tú no eres mi padre para castigarme y aún así al mío jamás le haría caso.— mentí, claro que le haría caso aunque no lo desease para que se callase.—¿Recuerdas la varita? Pues también puedes meterte mi pasaporte por el culo.

Me quede desconcertada mi tono de voz, fue serio, burlón y oscuro algo que desconocía totalmente de mí.

—Alguien podría creer que tienes obsesión por mi culo. Respecto al castigo ya lo veremos, extranjera.— apartó la mano de mi pelo y acarició mi cuello lentamente con un solo dedo dejando un beso ahí para después desaparecer en tan solo un puto parpadeo.

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—Ya lo he entendido, si escapó me dejas en las mazmorras con las ratas asesinas...— suelto todo el aire con aburrimiento, aunque interiormente estaba demasiado acojonada por lo que haría si volvía a tomarle por idiota según él.

—Vuelve a repetirme tus únicos accesos permitidos.— susurró auto controlándose, por los poros se podía apreciar su ira. 

Según Hope es alguien muy controlador e impaciente por lo cual si le llegabas a desobedecer podías acabar con las "sombras" que tiene encerradas en un pozo que nadie más que sus víctimas han visto y no han vuelto para contarlo. Estos rumores parecen ser pronunciados por los "vampiros" que parecen existir.

—Mi habitación, el comedor y el salón. Si voy por el camino equivocado una vez me encierras, si voy dos veces me llevas a las mazmorras con los bichos ¿Contento?

— No. Ojalá no estuvieras aquí.

Sin más se fue dejándome sola con una última mirada cargada de odio y algo que no pude lograr descifrar, pero era algo malo por cómo cerraba y abría los puños constantemente con su mirada atravesándome.

— Y aún así lo prefiero a Brad, increíble el asco que le puedo tener a ese cavernícola....

Cerré y abrí los puños constantemente para no dar un golpe a nada por pensar en él y me acerque a la ventana que justo estaba detrás de la cama. Asomada para conocer un poco el terreno, vi que posiblemente no escaparía estando rodeada de guardias a cada esquina de dónde posase los ojos.

Tendría que encontrar la forma adecuada para escaquearme sin ser vista y para ello lo único que me quedaba era esperar el momento adecuado si antes no lo arruinaba.

LA ERRANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora