Capítulo 8

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Ya estaba acabando la primera semana de clases y Jennie debía admitir que
había sido agotadora, demasiados trabajos y proyectos en grupo.
Irene y Jin, por ser ambos tan  guapos y simpáticos, habían llamado la atención de varias personas. Se podría decir que a pesar de ser coreanos tenían bastante popularidad. A Jennie le hacía feliz ver como se habían adaptado.
Lo importante era que esa misma tarde era la tan famosa audición para el
equipo de porristas y, casualmente, después de escuchar a Lisa y Rosé
hablando sobre apuntarse, Irene había decidido entrar también. Y ellas,
como buenas amigas que debían ser, debían estar allí para apoyarla, el
pobre Jin también había sido arrastrado a la tortura.
Las gradas estaban casi vacías, en el campo estaban todos los chicos (que
para el disgusto de Jennie, eran muy atractivos) calentando para las pruebas
del equipo de fútbol. Ellas estaban sentadas en las primeras filas, apartadasde los populares. Mientras Rosé y Sana hablaban tranquilamente, Jennie intentaba no estar nerviosa. Puede que fuera por que tenía miedo a que a Irene no le saliera bien la prueba...
Justo cuando empezaba a relajarse, las chicas salieron de los vestuarios,
emocionadas, mientras agitaban los pompones azules.
El problema no era el uniforme, que trataba de una camiseta blanca con
la insignia dorada del colegio y una cortísima falda azul, el problema era
quién la usaba. Jennie casi pierde la respiración al ver a Lisa, su cabello negro brillaba con el sol de un color más claro y estaba sujeto en una
coleta alta, mientras el uniforme se amoldeaba perfectamente a su cuerpo,
resaltando cada curva. La falda (si es que ese trocito de tela podíaconsiderarse una prenda de ropa) dejaba ver sus piernas.
Jennie ni se molestó en disimular, observaba fijamente a la pelinegra
mientras ella hablaba con sus amigas en el campo. Irene las saludó, la coreana también se veía muy bien en el traje, pero ni Jennie  ni Rosé lo
notaron del todo.

   -¡Chicas! -les llamó la atención Sana- Estamos aquí por Irene ¿recuerdan?
Jennie asintió como idiota, aun sin dejar de mirar a su pelinegra. Rosé en
cambio, escondió el rostro en sus manos y resopló, fastidiada. Justo en ese
momento, Lisa alzó la vista para examinar las gradas, como si buscara a
alguien. Al contrario de lo que Jennie  pensaba, su mirada no se detuvo en los
populares, si no que estuvo un rato más buscando, hasta que su mirada se
posó en los ojos de la coreana, Lisa le sonrió hipócritamente mientras
Jennie echaba humo, esa niña mimada se estaba burlando de ella y lo estaba
permitiendo. Idiota, idiota, idiota...

   -¡Posiciones! -gritó la entrenadora para que las animadoras comenzaran a
formar grupos.
Los chicos, en la cancha, se organizaron en filas y comenzaron a jugar
al escuchar el silbato. Aunque era un juego amistoso, parecían dar la vida
por anotar un punto. Jennie intentaba seguir el ritmo del juego, pero cada
tanto se distraía por el baile de las animadoras.
Lisa se veía especialmente hermosa, su piel brillaba por el sudor y
sonreía al público mientras sacudía los pompones y seguía el ritmo del baile
con acrobacias. Jennie no pudo evitar suspirar y Sana la miró con reproche.

    -Jen, los ojos en Irene -le repitió por quinta vez.

    -Eso es lo que hago, la estoy mirando -dijo colocando atención en su
amiga, que ahora estaba ayudando con la base de una pirámide, pero sus
ojos se desviaron y fueron rápidamente a la chica de miel, (Gran
trabajo, Kim)

    -Sí, la miras tanto como Jisoo -soltó Sana sarcástica, observando a la
pequeña babeando- ¡Dios, necesitan urgentemente un polvo!
Las dos chicas rodaron los ojo y fingieron volver a poner atención a Irene.

    -¿Tú qué crees, Jin? -preguntó la pelirroja.
Jin, sin embargo, también estaba babeando, pero mirando el partido de
lo chicos.
Sana se golpeó la frente y suspiró, para después volver a mirar el
entrenamiento, sucedía algo extraño.
Ya estaban en descanso, pero parecía haber una pelea. Irene estaba muy
cerca de Lisa, con los puños apretados. La pelinegra sonreía de manera
burlona, como de costumbre, pero la coreana pareció decirle algo que no le
hizo demasiada gracia, ya que Lisa borró su sonrisa y cambió su expresión. Jennie se alarmó y los cuatro comenzaron a bajar las gradas hasta llegar al campo.

    -Cierra el pico, perra -resopló Irene.

    -No me hables así, zorra -respondió Lisa, acercándose a ella, parecía
querer estirarla de los pelos.
Jennie, sin dudarlo, se acercó y se interpuso entre ambas, colocándose
frente a Lisa, esta la fulminó con la mirada mientras Irene intentaba
avanzar hacia ella. Jennie la detuvo, apretando la espalda contra su pecho y
extendiendo los brazos a los lados.

    -Paren de una vez -dijo observando a Lisa, que soltó una risa irónica.

   -¿Parar? Ha sido tu amiguita la que ha empezado -dijo
apuntando a la mayor tras su espalda, haciendo que Jennie frunciera el ceño.

    -Pero has sido tú la que le has seguido, sé madura por una vez en tu vida
-dijo muy firme, Lisa pestañeó repetidamente, parecía un poco afectada por las palabras.
Despues de unos segundos, sus mejillas se tiñeron de rojo por la ira y
empezó a gritar.

    -¡Cierra la maldita boca, Kim! ¿¡Por que no nos haces un favor a
todos y vuelves a tu maldito país?! -gritó con furia, propinándole un
empujón en el hombro, que no fue muy fuerte pero indignó a Jennie .

    -¿Te crees mucho, ah? -escupió, intentando lanzarse contra ella, pero
Irene le rodeó el estómago con los brazos y apoyó su barbilla en su hombro,
buscando calmarla.

    -Calma, no queremos golpes... -comenzó a decirle en la oreja, haciendo
que Jennie se tensara.
Lisa abrió mucho los ojos y la boca, ahora con las mejillas aún más
incandescentes.

   -¡No la toques! -chilló, cerrando los ojos con rabia.
El grito fue tan sonoro que Irene se apartó rápidamente del cuerpo de
Jennie, un poco intimidada.

   -¿Qué mierda...? -preguntó Irene.
Lisa finalmente pareció darse cuenta de lo que había hecho, o mejor
dicho, de lo que había gritado a todo pulmón. Inmediatamente su rostro se
volvió totalmente rojo y intentó decir algo, pero solo consiguió balbucear.
Era la primera vez que Jennie veía a la pelinegra nerviosa, estaba sin palabras.

   -N-no, yo... en realidad... yo-o no... -dijo con la cabeza agachada, hasta
que por suerte para ella, llegó Jackson al grupo- ¡Jack! -gritó desesperada por escapar de esa humillante escena, abrazando al chico y escondiendo su
rostro en su cuello.

   -¿Que sucede? ¿Te estan molestando? -preguntó, acariciando su cabello.
Jennie sintió el deseo de morder la mano de el chico. Lisa asintió,haciendo un puchero.

    -Esas tres me querían fastidiar -dijo señalando a las primas y a Sana- Y
la fenómeno quería golpearme -observó a Jennie con una mirada
intencionada y esta tragó en seco, cuando vio los ojos enfadados de Jackson.

     -¡No te acerques más a mi novia! ¿Entendido? -le espetó, casi gritandole
en la cara.
Jennie se encogió ante el grito, intimidada. Pero su cerebro consiguió
captar una palabra que empezó a hacerla sentir una opresión en el pecho.

    -¿Novia? -preguntó, ignorando la amenaza del chico por un instante.
Jackson frunció el ceño, confundido, pero luego abrazó a Lisa por la cintura.

    -Sí, mi novia. Y espero que tu y tus raritas amigas se mantengan alejadas
de ella, ¿está claro? -preguntó, pero a Jennie ya no le importaba en absoluto
nada, solo apretaba los dientes y miraba al suelo.
No respondió, simplemente se dió la vuelta y subió las gradas para entrar
al pasillo e irse. Escuchó a sus amigas llamarla, pero ahora estaba sorda,
solo podía escuchar los latidos de su corazón, que con fuerza le pedían que
llorara. Pero, ¿por qué lloraba? Era una idiota.
Logró ver una papelera por el pasillo y le atestó una enorme patada,
haciendo que esta comenzara a rodar por el suelo, desparramando todos los
desechos por alrededor.

    -¡Mierda, joder! -gritó enfadada y después sintió sus ojos arder por las
lágrimas que intentaba contener, desgraciadamente cuando sintió a alguien llegar a sus espaldas, no eran sus amigas.
Era el director, que observaba el desastre del suelo y a la alumna
responsable. Simplemente señaló la dirección, donde Jennie tendría que ir para recibir su castigo.

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