El primer mes de clases tenían a Jennie vuelta un ocho. Le iba muy mal en
Literatura y pensaba que suspendería el próximo examen, no era tonta, pero
aun le costaba mucho entender el idioma escrito a la perfección, por lo que
solía tener faltas de ortografía y gramaticales constantemente.
Sus días de colegio ya tenían una rutina:
Llegaba saludando a sus amigas, veía a Lisa y a su novio besuquearse y
su buen humordesaparecía. Pasaba las clases suspendiendo y se deprimia,
sus amigas la animaban y por unas horas estaba feliz, hasta que volvía a ver
a la prejita al salir. Finalmente terminaba en la biblioteca estudiando o
acompañando a Irene a entrenar. Casualmente, hiciera lo que hiciera, se veía envuelta con Lisa y su novio.
Llevaba días viéndolos hacer lo mismo y aún no entendía por que se sentía tan molesta . Decidió empezar a ignorarlos. En esos momentos estaba en el entrenamiento de Irene, mientras leía
sobre la literatura -sí, definitivamente era su peor materia- pero en verdad no
estaba del todo concentrada. ¿Cómo iba a estarlo? Si Lisa lucía deslumbrante dando vueltas en el aire y alzando los pompones.
Lalisa Manoban. Aquel nombre era el que seguramente la atormentaría durante los dos años que le quedaban de instituto. Suerte que era viernes y no
tendría que verla en dos días.
Despues de un rato entrenando, las chicas fueron a los vestuarios a
cambiarse, Lisa tenía el pelo revuelto y las mejillas rojas por el cansancio,
Jennie intentó no mirarla demasiado. Esperó a Irene, ya que habían acordado
ir a la pizzería cuano terminaran.
-¿A quién esperas? -preguntó la voz de Irene a su espalda y Jennie soltó una risa.
-A una coreana no más atractiva que yo -le dio una sonrisa y Irene hizo una mueca.
-Ah no, yo soy más atractiva que tú -dijo mientras le ofrecía la mano para
salir.
Mientras conversaban, observó como Irene se quedaba ditraída mirando a
Seulgi. Dios, esa chica sí babeaba por ella. Solo esperaba que solo fuera
un poco de atracción, por que Jennie conocía lo idiota que podía ser aquella
pelinegra y no quería que su amiga sufriera.
Irónico.
Bajaron varias cuadras hasta llegar al local, que parecía estar ambientado
en los años ochenta. Fueron a unas mesas rojas mientras sus amigas les
hacían señas.
-¿Cómo fue? -preguntó Jisoo, haciendo un hueco a Jennie para que se sentara a su lado.
-Bien... ¿Por qué tanto interés, primita? -preguntó Irene, alzando una ceja
y observándola de manera acusatoria.
-Por... por nada -abrió los ojos mucho y empezó a jugar con su pajita.
-Irene ha pasado todo el ensayo babeando por un animadora -dijo Jennie,
para fastidiar a su amiga, la coreana se puso colorada.
-¡Eso no es verdad!
-Iré a la boda -dijo Jisoo riendo.
-Yo seré la madrina -le siguió Jennie, mientras Irene se sonrojaba cada vez
más.
-No entiendo por qué todas mis amigas se fijan en imbéciles -dijo Sana, frotando su frente.
-¡Eh! -protestaron las tres.
El camarero llegó y pidieron cinco pizzas, ya que todas
solían comer demasiado.
-Oh, no puede ser -se quejó Irene, observando la puerta con desagrado, en
esos momentos el grupo de chicos del instituto estaban entrando al local-
¿Es que están en todas prtes o qué?
Todas se voltearon "disimuladamente" a ver al grupo, Jennie pronto fijó su
mirada en Lisa.
La chica vestía unos shorts blancos y un top negro, llevaba puesta una chaqueta de color azul y mangas blancas, con las iniciales del colegio
doradas. La chaqueta oficial del equipo la tenín todos los jugadores, así que
el hecho de que fuera de Jackson hizo que Jennie bufara.
Aún no lograba entender por qué le molestaba tanto que esos dos fueran
novios, pero simplemente lo odiaba.
Lo más impresionate fue ver como Rosé entraba de la mano con Jimin.
Jisoo se atragantó con un pequeño trozo de comida y miró a la parej con cierto enojo.
-¿Por qué señor? ¿Por qué? -preguntó Sana, mirando hacia el techo con
rostro suplicante.
-Deberíamos irn... quedarnos -Irene cambió de opinión cuando vió a la
atractiva Seulgi entrar con su nuevo traje de animadora.
Jennie y Jisoo tampoco parecían muy dispuestas a irse, ambas observaban a
los chicos con rabia. Irene parecía estar a punto de acercarse a hablar con la
animadora en cualquier momento y Sana quiso golpearse contra la mesa.
¿Todas sus amigas eran idiotas?
Sí lo eran, por que si no no se fijarian en aquellas imbéciles.
-Pero... ¡¿Desde cuando todas son lesbianas?! -preguntó con los ojos muy
abiertos.
Jisoo y Jennie casi escupen las bebidas de su boca al escucharla. Irene empezó a reír.
-¿Quién te dijo que yo alguna vez fui hetero? -respondió Irene,llevándose otro trozo de pizza a la boca, para después guiñarle un ojo.
El grupito del colegio fue hasta unas mesas, donde comenzaron a reír y a
charlar. Por suerte, todavía no las habían visto.
-Así que, ¿Ahora las dos perras tienen un perro? -preguntó Irene, refiriéndose a Lisa y Rosé.
-Eso parece -respondió Jisoo, que había estado mordiendo la pajita todo
el rato.
-¿Que vamos a hacer al final? -preguntó Jennie intentando cambiar de
tema, prefirió comer un poco de su comida favorita e ignorar a la castaña.
-Mmmh... ¿Quieren ir al nuevo parque de atracciones? -preguntó Irene
entusiasmada, la coreana amaba la acción.
-¡Yo quiero! -respondieron Jisoo y Jennie al mismo tiempo.
Sana permanecía callada, ya que solía marearse en los parques. De
repente Irene suspiró.
-Pero terminan la remodelación en un mes -dijo triste.
-¿¡Qué?! -exclamó Jisoo- Eso es jugar sucio, primita.
Irene empezó a reír, pero las otras dos chicas no parecían tan divertidas.
-Podremos ir cuando lo terminen, Jichu -dijo Jennie, robando un sorbo de la
bebida de Sana.
Duraron un buen rato hablado y por un momento, olvidaron la presencia
de los chicos de su escuela, hasta que el cocinero las llamó. Ellas eran clientes muy habituales y el jefe de cocina era un anciano, así que solía pedir mucha ayuda.
El cocinero llamó a sus chicas para pedirles un favor, mostrando una
entrañable sonrisa a la que no se pudieron negar. Todas se levantaron hacia la barra.
-Chicas, necesito un favor -pidió el hombre mayor.
-¿Qué sucede, abuelito? -preguntó Jennie juguetona, que recibió un
apretón cariñoso en la mejilla.
-Soy mayor para las nuevas tecnologias y mis hijas me han comprado
una nueva batidora -explicó señalando el artilugio- pero no se como hacer
para que funcione.
-Echaremos un vistazo -dijo Jisoo, causando que él sonriera.
La licuadora metálica estaba encima de la mesa y en su interior había una
masa rosa demasiado espesa como para ser bebida.
-¿Cuál crees que sea el botón -preguntó Jennie, toqueteando la máquina,
hasta que encontró uno que parecía mal colocado.
-Puede que sea ese, intenta girarlo -dijo Sana y Jennie lo hizo, pero la
batidora hizo una sacudida y de inmediato volvió a apagarse-. Entonces debe ser algún cable...
-Y si... -dijo Jisoo, siguiendo el cable hasta el conector, donde vio que había una parte cortada, intentó unirlo y Jennie recibió un choque eléctrico.
-¡Jisoo! -se quejó.
-¿Ahora? -preguntó la coreana, que había interpretado el quejido como
una señal para seguir.
-¡No, no, primero debemos cerrarla! -dijo intentando frenarla, pero ya era
muy tarde y el botón estaba girado.
De inmediato la licuadora empezó a dar vueltas y el líquido rosado se
alzó, empapándolas por completo. Empezó a salpicar por todas partes,
haciendo que incluso muchos clientes se alarmaran.
-¡APÁGALA! -grito Irene.
-¡ESO INTENTO! -dijo Jisoo, tanteando el botón, pero este no quería
funcionar-. ¡No sirve! ¡Está poseído?
Siguieron así, todas cubriendo sus rostros y la pequeña coreana
golpeando el maldito botón, hasta que el camarero desconectó el aparato.
-Ya sabía yo que esa máquina estaba rota -dijo sacudiendo su cabeza y
entregando un trapo a cada chica- Discúlpenme -No... fuimos nosotras -comenzó a decir, pero paró en mitad de la frase cuando vió que todo el local las observaba.
-Mierda -murmuró la neozelandesa, intentando limpiarse el pelo, ya que
sabía que los ojos marrones iban a estar clavados en su espalda.
-¿Problemas en el paraíso? -preguntó Rosé, haciendo que todos rieran;Jisoo apretó los puños.
-Ignoralas -le dijo Jennie, volteándose para fulminar a Lisa con la mirada,
que estaba riendo a carcajadas por sus pintas.
-¿Tenías sed, Kim? -preguntó la castaña, causando más risas.
Jennie se giró hacia sus amigas y les dio una mirada suplicante para que
salieran, así que todas se levantaron.
Incluso desde fuera podían escuchar las risas de sus compañeros.
-¡Son imbéciles! -gritó Irene, a lo que Sana asintió.
-Si hubiera un premio a la más zorra, lo ganaría Lalisa sin dudar -dijo Jennie, muy enfadada.
-No, unnie, ese se lo lleva Rosé sin duda -dijo la coreana, dando un pisoton al suelo.
Irene decidió intervenir.
-Sería un gran empate -comentó, pero las dos chicas la miraron como si la fueran a estrangular y ella prefirió callar.
-¿Y si por una vez en nuestra vida, devolvemos la broma? -preguntó
Sana, con una sonrisa maligna, mientras miraba el coche azul de Jackson.
Jennie también sonrió y Jisoo pareció no tener pánico a las travesuras por
una vez en su vida. Irene sacó un destornillador (Qué sabrá Dios que hacía
esa mujer con eso en su cartera) y pincharon los dos neúmaticos frontales,
para después salir corriendo mientras reían al imaginar las posibles
reacciones de los chicos al no poder moverse.
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Rivales
RandomMmmm.... No se qué poner pero bueno ; ya alguien a debido de leer alguna versión de rivales , quien no la allá leído que se pegue un tiro ,porque no es en verdad un lector de Wattpad, y no es pa que se moleste ni nada es mi opinión personal solament...