Capitulo 26

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     Lisa obviamente seguía enfadada con ella, la evitaba a toda costa y las
pocas veces que se veían, sólo se burlaba de Jennie.

     Habían pasado unos días desde que hablaron, pero la neozelandesa no podía estar más feliz por la conversación. Cada vez que cruzaban miradas, Jennie la miraba con sonrisa
burlona y formaba con sus labios la palabra "celosa", haciendo sonrojar por
completo a Lisa, quien comenzaba a gritarle cualquier insulto.

    El día estaba llendo genial para la castaña, hasta que llegó a su casillero.
Esperaba encontrarse con la castaña, ya que eran vecinas, pero allí
únicamente estaba Jackson. Genial.

  -Hola, rarita -dijo el chico burlonamente, pero había odio en sus ojos.

  Jennie no se acercó, intimidada.

¿Qué habría hecho ahora?

  -Quítate de mi casillero -dijo ya que el chico estaba impidiéndole abrirlo.

  -No lo creo, primero quiero hablar contigo -dijo agitando un dedo
amenazador, delante de ella.

  -No quiero, ahora apártate -dijo firme, frunciendo el ceño, el chico soltó
una risa irónica.

  -Creo que eso me da igual -otra vez ese brillo asesino en sus ojos, que consiguió asustarla.

Intentó alejarse, pero él la sujetó del brazo y apretó con fuerza, comenzó
a arrastrarla por el pasillo mientras Jennie se quejaba.

  -¡Déjame! -le exigía, pero el chico no la escuchaba.

  Llegaron hasta los baños para chicos y la obligó a entrar. Ya dentro, la
apretó contra la pared y la jaló del cabello, quedando frente a ella. Jennie se mordió la lengua por el dolor.

  -Me haces daño... -comenzó, pero Jackson la jaló más fuerte del
cabello-. ¡Ouch!

  -Escúchame bien, basura neozelandesa, porque no pienso volver a repetirlo - comenzó, acercando su rostro al de la chica-. Te quiero muy lejos de Lalisa, es mi novia. Yo soy quien la manosea cuando quiero, el que la besa y le mete la polla hasta el fondo, haciéndola delirar como una zorra -le escupió, haciendo a Jennie enrojecer de rabia. Nunca nadie debería hablar así de una mujer, y menos de su chica.

   Jennie levantó la rodilla, queriendo darle un golpe (en verdad quería
golpearle hasta que sangrara), pero el chico se anticipó al movimiento y lo
bloqueó, para después propinarle un puñetazo en el estómago. Jennie perdió
el aire.

  -Buen intento, pero no caigo dos veces -dijo arrastrándola hasta que cayó
al suelo, sostenía su cabeza por el cabello mientras Jennie se sujetaba con la mano-. Ella te odia, te detesta y, en verdad, le da asco que la andes
acosando, eres una rarita asquerosa. Por eso te quiero lejos de ella.

  -Yo... ahh -gimió sin poder aguantar el dolor, el cuero cabelludo le dolía
y las rodillas se le estaban clavando dolorosamente en las baldosas del
suelo.

  -Te dejaré una advertencia -dijo el chico, obligándola a arrastrarse hasta
una de las casetas y abriendo la tapa del retrete-. Espero que tengas un buen
buceo.

  Le hundió el rostro en el agua del escusado, no le dió tiempo ni de coger
aire y Jennie empezó a tragar agua, mientras sentía sus pulmones arder por la falta de oxígeno. Se estaba ahogando y en eso, Jackson volvió a levantar su
cabeza, mientras Jennie respiraba a ahorcadas.

  -¿Te mantendrás alejada de mi novia? -preguntó amenazante, Jennie lo
miró con odio y no respondió-. Sigue buceando entonces.

  La volvió a hundir unas veces más, hasta dejar a Jennie exhausta, lloraba
amargamente y sentía sus pulmones llenas de agua sucia.

  -¿Seguirás ahora acercándote a mi novia? -preguntó por décima vez, ya
aburrido, pero por primera vez observó la desesperación en los ojos de la
rubia.

  -S-s... si... si... si... -murmuraba una y otra vez con pánico, Jackson sonrió.

  -Me alegro -dijo soltándola, haciendo que se acurrucara en el piso y
empezara a temblar- Más te vale recordar lo que has dicho -le dijo antes de salir del baño, con paso seguro.

  Jennie se volvió un ovillo e intentó no llorar, su cabello estaba empapado y
seguía tosiendo agua. No lo pudo evitar, volvió el rostro hacia el retrete y
empezó a vomitar, hasta allí había llegado el almuerzo. Jackson tenía
razón, Lisa le tenía asco .

   Pero, joder, Jennie la amaba. Y la amaba mucho, la sola idea de alejarse de ella hacía que el pecho le doliera. Pero no importaba cuán enamorada
estuviera, ahora había algo nuevo. Ahora tenía miedo, mucho miedo. Cerró
los ojos, jurando aún poder escuchar la risa de Jackson en su cabeza.

  Al salir, intentó secarse el cabello y fue a su casillero a por una camiseta
nueva, en el camino encontró a Lisa con Jackson.

  La castaña la miró, preparada para pelear. Jennie observó al chico, quien la
miraba con una sonrisa maligna, haciendo que la neozelandesa temblara.
Abrió rápidamente su casillero y al coger sus cosas se fue a toda prisa,
mirando hacia el suelo, sin prestarle ninguna atención a la castaña.

   Lisa la miró confundida, ¿Qué le pasa a mi fenómeno?

  Se encontró a sus amigas en el pasillo y terminó en casa de Sana, contándole sus penas, estaba con la cabeza recostada en las piernas de su amiga, llorando. Las dos estaban en la cama, mirando un drama, mientras Sana observaba a su mejor amiga con dolor, Jackson era un idiota.

  -No llores más, Jen... -le susurraba, mientras le acariciaba el cabello con
cariño, Jennie sollozaba.

  -Ahora... no podré acercarme... igual ella... ella... me detesta -decía entre
hipidos, Sana opinaba todo lo contrario.
Últimamente había observado muy bien a la castaña, y todo lo que Lisa demostraba era lo contrario a lo que Jennie pensaba. Esperaba que sus ideas
fueran correctas, ya que no quería ver a su amiga llorar más. Decidió
distraerla mientras veían por tercera vez un viejo drama romanticón, hasta
que ambas se durmieron.

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