Capítulo 10

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      Al fin era jueves, eso quería decir que solo faltaba un día para el viernes  y pronto para el tan deseado fin de semana. Jennie se encontraba más feliz,
últimamente sentía que tenía una ventaja sobre la pelinegra, y era molestarla.
    Seguía sin comprender por qué la pelinegra terminaba rabiando, pero cada vez que veía a la coreana  hablando con un lindo chico o chica; Lisa la miraba como si fuera a golpearla en cualquier momento.
A primera hora le tocaba biologia y para esa clase debían inspeccionar
las células de una planta. Jennie tenía como compañera a Emilia, un chica
bastante linda de su clase.
    Nunca había hablado mucho con ella, pero ese  día las dos parecían más abiertas, la chica, extrañamente, le habló de manera alegre.
    Incluso cuando Jennie dijo algo bonito sobre sus ojos, la chica se sonrojo.La coreana  se felicitaba interiormente, no sabía que tenía ese talento para coquetear y menos con chicas.
     Miró divertida cómo durante toda la clase Lisa cortaba las raíces de su
planta prácticamente en la mesa mientras observaba a Emilia, que también la fulminaba con la mirada a ella. Jennie había preferido mantenerse al margen de las miradas.
     Fue el colmo cuando Emilia depositó un beso en la comisura de los labios
de la coreana para despedirse. 
    Antes de que pudiera hacer nada, sintió un objeto pegajoso en su cabello. Era barro de una maceta y Emilia también tenía por toda la ropa.
    Lisa estaba riendo con sus amigas y fingio poner su mejor cara de
inocencia cuando Jennie la miró. Cuando acabó de limpiarse se miró al espejo
y frunció el ceño, confusa.¿Qué coño estaba haciendo?
    Ella no intentaba llamar la atención de Lisa, no, ella solo buscaba fastidiarla por perra. Sí, esa debía ser la razón. O eso se dijo a si misma mientras iba por el pasillo, en busca de sus amigas.
   Finalmente decidió ir al campo de futbol, donde vio a sus tres amigas
observando el entrenamiento de los chicos, Irene y Sana hablabantranquilamente mientras Jisoo comía unas patatas de bolsa.

    -No sabía que iban a estar aquí -dijo Jennie, sentándose junto a la pequeña coreana

   -Claro, hoy dan los resultados de las pruebas y debemos estar todas las
animadoras aquí y ustedes, mis fieles amigas, también -dijo Irene. Despues
se acercó un poco más y susurró- Además creo que tengo un flechazo por
esa animadora.
   Se refería a la chica pelinegra tan alta, Seulgi, Jennie la recordaba porque
había sido ella la que le tomó una foto mientras estaba bañada en pintura
por una de las bromas de Lisa.

   -¿Seulgi? Es una idiota -afirmó y la chica hizo una mueca.

   -Tú también te fijas en la pelinegra idiota y yo no te digo nada, los gustos
son gustos -dijo cruzándose de brazos, mirando divertida a su amiga, que
ahora estaba sonrojada.

   -Yo no me fijo en nadie -dijo Jennie muy a la defensiva, haciendo que Sana
riera muy fuerte.

    -Oh, para nada: chica-babeo-por-la-morena-en-uniforme, lo dejaste bien
claeo -robó una patata de la bolsa de su prima y esta se quejó.

    -Imaginan cosas donde no las hay -rodó los ojos mientras se sentaba al
lado de Jisoo

    -Solo recuerda que es una perra y siempre lo será, Jen -recordó Sana,
pero su mejor amiga la ignoró, Jennie podía ser muy cabezona.

     -Una gran zorra, igual que Rosé -murmuró para ella misma, pero su
amiga castaña se giró para encararla.

   -Rosé no es ninguna zorra -la defendió Jisoo, provocando que todas la
miraran como si hubiera enloquecido- Bueno... no lo es tanto.

    -¿Hablamos de la misma Rosé? -preguntó Sana- La que siempre se
burla de ti, la que te hace maldades y con solo sonreír ahuyenta a un pájaro.
Su amiga no podía estar hablado en serio.

    -Su... su sonrisa no es fea -Jisoo se cubrió el rostro entre las manos y
agitó la cabeza- Ignórenme chicas, hoy estoy demasiado tonta.

    -Ya veo... -dijo Irene, para después cambiar de tema.
Las chicas empezaron ha hablar sobre los exámenes hasta que
comenzaron a dictar los resultados. Irene tuvo que bajar hasta el campo para
poder escucha. Jennie estaba tan distraída mirando el cielo que ni siquiera se percató de la entrada de Lisa y sus amigas al campo.
     A pesar de no saber que la pelinegra estaba allí, la coreana seguía pensando
en ella: su manera de morder el bolígrafo cuando no sabía que responder,como inchaba sus cachetes para conseguir lo que quería o la manera de arrugar la nariz cuando estaba confusa.
Se maldecía a si misma por saber tanto sobre la chica.
Etúpida, estúpida.

   -¡Jennie! -escuchó a una de sus amigas.
No le dió tiempo a levanta la cabeza cuando sintió algo estrellándose
contra su cabeza, era un balón de fútbol y probablemente se le había clavado en la sien.
    Jennie empezó a ver todo de color rojo mientras sentía un dolor agudo
recorrerle toda su cabeza, sus ojos no enfocaban y empezó a ver puntos
negros por todas partes. Intentó levantarse pero cayó de rodillas en una de las gradas.
      Sintió como una de sus amigas, seguramente Jisoo, la tomaba por los
hombros. Solo fue capaz de distinguir manchas acercándose antes de caer
inconsciente.
     Dormía y, desgraciadamente, soñaba con cierta pelinegra. Lisa la miraba con cariño mientras sujetaba su mano, simplemente como si fueran amigas
de toda la vida.
     Pero el sueño siempre acababa cuando Jennie intentaba acercarse más de lo habitual a la pelinegra.
La castaña despertó, respirando pesadamente, y al intentar levantarse, notó una punzada en la cabeza, que la hizo volver a marearse. Estaba en un
cuarto limpio y ordenado, enfermería.
    Ahora Jennie consiguió recordar que le habían lanzado un balón, seguro que se había tratado de un accidente pero
aun así dolía mucho.
   En ese mismo instante una mujer de piel oscura entró al cuarto con una mirada dulce. Llevaba una bata blanca y una pequeña identificación de ella.

    -Al fin despietas, jovencita. Tenías a todo el mundo preocupado -dijo
colocando una bolsa de hielo en su cabeza, que Jennie sostuvo.

    -¿Cuánto llevo inconsciente? -preguntó confusa.

    -Casi todo el día, faltaste a casi todas las clases y tuve que echar a tuve
que echar a tu mejor amiga, se estaba saltando muchas clases.

   -¿Mi mejor amiga? ¿Se quedó aquí conmigo? -preguntó sin saber si se
refería a Sana o Jisoo, ya que las dos eran sus mejores amigas.

   -Sí la chica estaba muy preocupada, se nota que te quiere mucho -sonrió
tiernamente- se veía tierna, aunque fue un poco maleducada cuando le dije
que debía marcharse.
     Jennie la miró confusa, intentando imaginar a Sana o a Jisoo siendo
maleducadas con la enfermera, simplemente no pudo.
   La enfermera le ofreció un analgésico y un vaso de agua, que Jennie aceptó sin dudar.

    -¿Sabe cómo se llama? -preguntó la coreana después de tomar la pastilla, aun curiosa.
La enfermera recogió el vaso y sonrió pícaramente.

    -Lo siento, jovencita, pero es lo único que me ha pedido que no te diga.
Jennie ladeó la cabeza, puede que Jisoo estuviera gastándole una broma.
Igualmente, se encogió de hombros y dejó que la sensación de alegría
invadiera su cuerpo al saber que sus amigas se habían preocupado por ella.
     Recordó el momento exacto en el que el balón le golpeó, casi todo el grupo de Lisa la había visto hacer el ridículo y seguro que ahora pasarían todo el año escolar recordando el momento.
     Enterró el rostro en su almohada y suspiró. Aún no podía creer que había
estado soñando con Lisa, pero esa era su cruda realidad.Y tendría que empezar a acostumbrarse a ella.

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