Capítulo 13

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Una semana después ya se encontraba sentada en una de las mesitas de
madera que había en la feria. Sus amigas habían ido a por algodón de azúcar y Jennie  se había quedado a guardar el sitio. El parque de atracciones era magnífico.
Todas parecían estar pasándolo genial, menos Jennie, que llevaba unos días
deprimida. Aun le atormentaba el rostro de Lisa después de escuchar sus
palabras, la neozelandesa se arrepentía tanto...
Lo peor de todo es que después de aquella pelea se había encontrado con
la castaña varias veces, pero todo era diferente. Al igual que las otras veces,
su grupo siempre intentaba molestarlas, pero cada vez que tenía la oportunidad de buscar su mirada, Lisa simplemente la evitaba, a penas decía nada cuando Jennie se defendía.
Ya comenzaba a desesperarse,Jennie quería volver a ver esos ojos chocolate que le quitaban el aliento. Se sentía ridícula al pensarlo, ¿De verdad era tan patética cómo para necesitar que la castaña le prestara atención para sentirse bien?
El nuevo pensamiento que rondaba por la cabeza de la neozelandesa no
ayudaba en absoluto: querer besarla.
La quería besar y eso la asustaba, era una necesidad que le hacía temblar
de pies a cabeza cada vez que la veía. Observaba el rostro de Lisa y sin poder evitarlo, los ojos se iban a su boca, tenía los labios mas bonitos del mundo y Jennie no podía parar de pensar cómo sería besarlos...
No, no, no ¿Qué mierda le estaba sucediendo? No era normal, el soñar
cada día con la misma chica y sentir ganad de besarla. No solo era una
chica, sino que además era la niña rica que le hacía la vida imposible a ella
y a sus amigas. Pero ahí estaba Jennie, suspirando por la castaña.
Las palabras de Lisase repetían una y otra vez en su cabeza: "No será
que estás enamorada de mi?". Jennie intentaba convencerse de que no era así,imposible. No, era una locura.
-¿Jen, estás bien? -preguntó Jisoo, acercándose a su amiga.
Llevaba una gorrita de pikachu en la cabeza que había ganado en unos premios.
-Sí, estoy bien -mintió.
Sabía que si contaba su problema a sus amigas, todas la tomarían por una
enferma o una loca.
-¿Quieren ir a las tazas giratorias? -preguntó Irene al llegar, que sostenía
una manzana de caramelo en su mano.
-¡Sí, sera divertido! -animó Jisoo, tirando a Jennie y a Sana del brazo.
Estaban bajando de la atracción cuando vieron a lo lejos al grupito de clase, Jennie quiso que la tierra le tragara en ese mismo instante. Todo le salía
mal, y para añadir, Lisa estaba igual de hermosa que siempre. Llevaba el
cabello recogido en una media cola y su mano entrelazada a la de Jackson.
Quería que una gran atracción aplastara a aquel chico.
Soltó un gran suspiro y tomó a Jisoo de la mano, quería alejarse de ellos.
-Jichu, ¿quieres ir a la montaña rusa? -preguntó con una falsa alegría, a lo
que su amiga asintió.
-¡Vamos todas! -dijo Sana alegremente, que aún no había visto al grupo.
Jennie logró respirar tranquila una hora más, eso hasta que fueron a comprar palomitas de maíz y allí, casualmente, estaba Lisa. Eso debía ser una broma.
De inmediato los ojos de Lisa la miraron, pero enseguida aparto la mirada, sin dejar a Jennie ver sus ojos chocolate por más de un segundo.
Bufó irritada, pero luego empezó a reír cuando vió como Irene intentaba
darle palomitas, lanzándoselas pero estas chocaban contra su nariz.
Cuando volvió a observar a la castaña, vió como sonreía mientras lamia
un helado de fresa, parecía una niña pequeña sonriendo al helado. Jennie casi sonrió, hasta que el estupido de su novio empezó a darle besos.Lisa parecía querer un poco de espacio y eso hizo que Jennie apretara los puños.
Cómo si Lisa supiera que la miraba, volvió a acercarse a Jackson, esta vez ofreciéndole un beso húmedo que hizo que Jennie aguantara una arcada.
Ella quería borrar el sabor de ese idiota de los labios de Lisa. Le dolía el pecho a horrores y sentía una fuerte opresión en el corazón, de nuevo le ardían los ojos. Mierda, mierda, mierda. Sus manos temblaban mientras intentaba ignorar la escena que se desarollaba frente a ella.
Intentó unirse a la conversación de sus amigas, pero no podía concentrase. Al poco rato volvió a voltearse, para ver a Lisa ahora sentada en el regazo de Jackson, mientras el chico le besaba el cuello.
Dolor, dolor y rabia. Tambien odio para el chico, pero más que todo, odio
contra Lalisa. No sabía por que se sentía así, todo le dolía, era horroroso no
saber porqué mierda se sentí así. Se levantó bruscamente de la silla y sus
amigas la miraron preocupadas.
Jennie llevaba toda la semana rara y esa noche parecía peor que nunca.
-¿Está todo bien, Jennie? -preguntó Sana, claramente preocupada por su mejor amiga, intentó tocarle el hombro pero Jennie se apartó delicadamente.
Mostró una sonrisa forzada, pero no podría engañar ni a un niño.
-Claro, sólo... sólo necesito ir al baño -dijo observando a sus amigas con súplica, para que la dejaran marchar sin dar más explicaciones.
-Bueno, pero si tardas mucho pensaré que te ha comido el retrete -intentó
bromear Irene, pero no recibió ninguna risa por parte de la castaña.
Jennie caminaba rápido, intentando alejarse de la asquerosa pareja que
había en la mesa cercana a ella. Fue hasta detrás de unas carpas y no se dio
cuenta, pero tenía los puños tan apretados que sus nudillos estaban blancos.
El dolor en el pecho seguía y ahora no sabía que hacer.
Comenzó a pensar en los ojos chocolate, en su risa y sus labios. Oh, mierda,
ahora sentía sus mejillas húmedas.
-¿Qué...? ¿Por qué...? -intentó preguntarse, mientras secaba sus lágrimas con el dorso de la mano, se sentía muy ridícula.
¿Por qué lloraba? ¿Qué era ese dolor? Ella nunca lloraba, llevaba mucho
tiempo sin hacerlo porque lo odiaba.
Desde que creció había pensado que llorar solo era para malcriadas y que
no solucionaba nada, pero lo peor era que ni siquiera sabía por que lloraba.
Lo único que sabía era que todo era culpa de Lalisa Manoban. Ella era quién
la confundía, quería besarla, matarla, abrazarla, golpearla y besarle todo el
rostro. Al mismo tiempo.
Todo por esa estúpida castaña de la cual estaba jodidamente enamorada.
Jennie abrió los ojos, sorprendida por sus propios pensamientos. No.
Mierda. No podía, no quería, pero mierda, ya era tarde. Eran dos años tarde.
-No... -murmuró entre dientes, ahora las lágrimas le caían con mas
intensidad-. ¿Era por eso? ¿En serio? ¿Al final, ella tenía razón?
Se preguntó a si misma. Al parecer, Lalisa Manoban siempre iba un paso más adelante que ella.
Tenía razón, Jennie estaba celosa cada vez que la veía con Jackson.
La miraba todo el tiempo porque la ama, sus palabras le dolían el doble que las de las demás por que la amaba, sus ojos la volvían loca por que la amaba y la amaba tanto que dolía. Se dejó caer en el suelo y rodeó sus rodillas con los brazos, los jeans y las mangas de su camiseta se estaban mojando por el rocio del césped.
Ella nunca odio a Lisa, Jennie odiaba lo que Lisa provocaba en ella.
Duró una hora llorando todo lo que no había llorado en años. Lloraba por celos, por estar sufriendo y porque sabía que Lisa solo sentía desprecio hacia ella. Jennie se prometió jamás decírselo, ya que solo se convertiría en la
burla del instituto (aún más)
En definitivo, amar era una mierda y la neozelandesa iba a tener que pasar
dos años ignorando sus sentimientos.

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