capítulo 30: pasados los ocho otoños

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—jacob, por favor agarra a la pequeña satán.

juyeon hablaba exasperante mientras intentaba que la comida no se le queme, no podía quitarle los ojos de encima al pequeño cuerpecito que corría por todo el departamento sin dejar que su tío jacob la alcanzara.

—es culpa de eric por darle tantos dulces por la tarde, jumin tiene el nivel de azúcar por los cielos. —dijo jacob, se sentó en la cocina tratando de volver a respirar normalmente, aunque no le quitó los ojos de encima a la niña que jugaba con los juguetes en el piso. —que suerte que hoy no me toca cocinar.

—tío eric es mi favorito, nadie más me da dulces. —gritó la pequeña. —ni siquiera papá juyeon.

—es porque si los comes en exceso te vas a enfermar. —contestó juyeon, le dio una sonrisa a su hija para luego seguir cocinando. —y si te enfermas vas a tener que ir al hospital con papá min, y a ti no te gusta el hospital. ¿no es cierto, jumin?

—¡ESO ES EXTORSIÓN! —exclamó eric, quien entraba por la puerta de la cocina con bolsas, aparentemente del supermercado. —traje el postre y varios dulces para mi pequeña jumin... pero si ella no los quiere, se los comerá el tío kevin.

jumin vio las paletas colorinches en las manos de su tío eric, con corazones en los ojos. no pasaron ni cinco segundos porque la pequeña se los arrebató y volvió a desaparecer por el departamento.

—oh, no de nuevo. —jacob se levantó a regañadientes y salió en busca de la pequeña.

—¿otra vez jacob tratando de alcanzar a jumin? —sunwoo apareció por la cocina y saludó a ambos, sentándose al lado de eric.

—ya sabes cómo es, fue criada por changmin, así que tiene energía de más. —contestó eric.

—¿dónde está dawon? ¿no era que venía contigo? —preguntó juyeon, se dio la vuelta para enfrentar a su hermano mientras dejaba la comida.

—fue a visitar a sus padres, dijo que lo lamentaba no venir de nuevo pero la próxima vez si lo hará- —sunwoo hizo un puchero.

—llevan seis años de casados y cinco de esos se la ha pasado en casa de sus padres, no tengo dudas pero tampoco pruebas. ¿o cómo era? —habló eric.

—aún así desearía pasar más tiempo con ella, pero como las ventas del último libro de ko moonyoung se han disparado, no me queda otra que estar todo el día en la editorial para ver que todo salga como se debe.

—es tu trabajo, sunwoo, eres el director ejecutivo. —dijo eric. —y ella seguro debe entenderlo.

—y tu eres... mi maldito publicista eric, no te he visto en la empresa hoy. ¿se puede saber en donde estuviste?

—voy... voy a ayudar a jacob con la niña. —eric sonrió y salió corriendo de la cocina.

—siempre tomándome el pelo. —sunwoo sonrió y negó con la cabeza. —ese niño es imposible.

juyeon parecía no escucharlo, ni expresión mantenía mientras cocinaba. refunfuñaba para sí mismo.

—¿y a ti que te picó? —sunwoo se paró y caminó al lado de juyeon.

—estoy preocupado por changmin, llega muy cansado y tarde de sus turnos, tengo miedo de que se enferme del estrés o algo así. —juyeon hizo pucherito, sunwoo se apoyó en la mesada a su lado y sonrió.

—sabes que él es muy dedicado a su trabajo, y más que nadie sabe cuidarse a sí mismo. —habló sunwoo. —tal vez unos días libres no le vendrían mal, podría estar aquí todo el día contigo y jumin. puedes ausentarte en la empresa un par de días, dawon podría tomar tu lugar si quieres.

𝘿𝙀𝙎𝙀𝘼𝙍𝘼𝙎 𝘼𝙇 𝙃𝙊𝙈𝘽𝙍𝙀 𝘿𝙀 𝙏𝙐 𝙃𝙀𝙍𝙈𝘼𝙉𝘼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora