003| Menudo desastre

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Raine aprieta los labios y cierra los ojos abriendo la puerta de su casa

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Raine aprieta los labios y cierra los ojos abriendo la puerta de su casa. El piso crujió y ella maldició. Camino hacia la sala de estar y subir las escaleras para tumbarse de una buena vez en su cómodo colchón que le esperaba con ansias. La pequeña visita a Eddie le había dejado la mente agotada.

—¿Donde estuviste?

La voz de Lily la sobresalta. Su hermana al mismo tiempo que Raine se coge el pecho enciende la lámpara que había al costado del sofá.

—¿Hacia falta poner este ambiente aterrador? —preguntó Raine, con la respiración agitada.

—Nunca llegas tarde —observo Lily, ignorando su comentario—, siempre estás aquí antes de las diez, no tienes mucha vida social, la verdad—entrecerró los ojos—. Dime ¿Que hacías?

—Nada —su voz sonó más aguda de lo que le gustaría.

—¿Que hacías Raine Clark?

—No te debo explicaciones —frunció el ceño, y sonrió como si se diera cuenta ahora del poder que tenía—, no te debo explicaciones porque soy la mayor, Dios, a veces lo olvido.

—Vi el coche del guaperas Harrington fuera —siguió Lily—, dentro estaban Robin, Dustin y la hermana del chico muerto guapísimo.

—¿Guapísimo? —arrugó la nariz— ¿En serio?

—Mhm —entrecerró los ojos—, ignorando los hechos.

—Mira, algunos aspectos de mi vida no te incumben en lo más mínimo ¿de acuerdo? —dejó su chaqueta en el sofá y suspiró—. Iré a la cama, fue un día pesado. No te vayas a dormir muy tarde ¿Si?

Lo último que vio antes de subir las escaleras fue a su hermana rodando los ojos con irritación.

[...]

—¿Café? —preguntó Robin, en cuanto Raine tomó asiento en los asientos de la cafetería.

—Te lo suplico —suspiró ella, miró alrededor— ¿Y Steve?

—Atrasado.

—Por supuesto —cogió la taza de café que Robin le había pedido y dio un sorbo que supo ligeramente a magia.

—Uh, café —sonó una voz detrás suyo. Steve le cogió la taza de café de las manos y dio una gran sorbo—, siempre viene bien.

—Eh —se quejó la castaña—, bah, da igual.

—¿Listas para lo que sea que nos espere?

—¿Tú qué crees?

[...]

—Solo empújala—se quejó Dustin. Steve mantenía su mano en la entrada del trastero, inmóvil.

—Oye, a ti no intento matarte —Steve trago en seco.

KILLER QUEEN | Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora