después de lo ocurrido en el segundo rito de la linterna que Aether presenció, este desapareció durante mucho tiempo, pero de un día para otro apareció en la entrada de Liyue aunque...
El viajero estaba totalmente cambiado, tanto su físico como su n...
Todos estaban en absoluto silencio... La imponente figura del rubio cubierto de sangre y, estando a su atrás el cadaver de unos de los dragones que tanto terror habían causado...
Aether: Yo... Me opongo...
El silencio del lugar hicieron que las palabras del viajero resuenen con más fuerza, al decir eso, los guardias rodearon al rubio para detenerlo.
Zeoticus: Drake!! Que demonios crees que haces?!?!?
Aether no dijo nada más, solo respiraba pesadamente... tratando de recuperar el aliento... pocos segundos después empezó a dar pequeños pasos con dirección al altar.
Guardia: Ni un paso más, si aprecia su vida le pido que se rinda.
Acababa de matar a un dragón él solo, nadie negaba ese hecho, pero, por eso mismo era que se sentían más confiados, pues, por la forma en la que respiraba, se le notaba cansado, de seguro sin las mismas energías que tenía cuando enfrentó al dragón.
Todos los guardias apuntaban sus lanzas directamente a la cabeza del rubio quien, no detuvo su andar en ningún momento, pero, ahora sus pisadas empezaron a hacer eco en el lugar, estando a escasos milímetros de una lanza, se detuvo y dio un gran pisotón.
Dicho pisotón, hizo temblar un poco el lugar, como si un pequeño sismo se hubiera manifestado en ese preciso momento.
*: S-su s... SU SOMBRA!!!!
Una mujer entre la multitud fue la primera en darse cuenta de lo que estaba sucediendo.
La sombra del rubio empezó a moverse de manera extraña, como si tuviera vida propia, poco a poco esa sombra empezó a crecer hasta rodear a todos los guardias, estos debido al shock rápidamente atacaron al rubio, con la intención de atravesarlo desde distintas direcciones, pero, al entrar en contacto con Aether, todas y cada una de esas lanzas fueron destruidas, se hicieron añicos mientras que el rubio no había recibido ni un solo daño.
Aether: Idiotas...
Dichas esas palabras por el rubio, los guardias trataron de retroceder y poder rearmarse, pero sintieron como sus pies no se movían, no era el miedo, era algo más.
Cuando dirigieron sus miradas a sus pies, pudieron ver claramente, como es que de la sombra que los rodeó hace unos momentos, empezaron a salir un sin fin de manos oscuras y putrefactas. Todas esas manos empezaron a sujetarlos una tras otra.
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Poco a poco los gritos no se hicieron esperar, manos, malditas manos salían desde la sombra de ese rubio, incluso el mismo Aether no comprendía en un inicio lo que estaba pasando, él inconscientemente estaba usando el poder de la oscuridad y no perdía el control, simplemente ignoró ese hecho y siguió su camino hacia Eula.