Mariposas En Plena Oscuridad.

Beso Con Sabor A Pecado.

Otro capítulo, el cual espero les guste. No olviden dejar su opinión y si no es mucho una estrellita ♥️.

Brida...

Una necesidad de hablar con Sebastián domina mi mente con mucha intensidad. Mucha para ser soportada por mi orgullo, quizá. Prefiero levantarme y empezar mi rutina de todos los días.

Después de la visita de la señora Marion, la cual se marchó antes de la hora de la cena, nuevamente comencé con los cólicos y esta vez ni el analgésico pudo ayudarme, por lo que sintiendo un poco de pena tomé una ducha y prácticamente me tiré a la cama en poción fetal para así aliviar el dolor y poco a poco caí dormida sin darme cuenta la hora de llegada de Sebastián.

Completamente agradecida con la vida por no sentir cólicos u otro malestar. Inicio mi rutina de aseo tardando más de lo normal para luego salir de la habitación con mejor aspecto que el de ayer, vestimenta y físico. El pijama quedó perfectamente doblado en la orilla de la cama, y ahora visto con jeans sueltos corte alto, blusa de tirantes super fresca con acostumbrador y esta vez una coleta mejor elaborada.

Paso silenciosamente por la habitación de Sebastián bajando con mucho cuidado de no hacer ruido.

"Bueno es ahora o nunca, Brida".

Recapacitar no es fácil, no cuando estás tan acostumbrada a no dar tu brazo a torcer, sin embargo, no estoy dispuesta a pasar los días como dos desconocidos por un mal entendido. En voz alta, no voy a decir que fui exagerada, pero mentalmente lo acepto, y siento un deje de vergüenza al imaginar que Sebastián pudo pensar que soy una inmadura, pero es que Dios, es tan difícil controlar las emociones que muchas veces actuamos como lo que más detestamos.

Y es que con Sebastián aún no me acostumbro a la idea de que esto pueda durar más de unos meses, aunque diga en voz alta "que pase lo que tenga que pasar". Al final somos simples humanos y este siempre vive atento a que lo que construya se pueda desbordar por no merecerlo, es algo interno que no todos somos capaces de aceptar.

En cuanto a las palabras de Sophia, no voy a negar que mi mente no ha dejado de darle vueltas en búsqueda de respuestas, pero si deseo buscar la paz y arreglar las cosas no atacaré con ello a Sebastián, no por ahora. Así que estoy haciendo lo mejor posible por no pensar tanto en ello y centrarme en lo importante, arreglar las cosas de una vez. Porque si es como yo lo creo y nuestra relación puede que no dure más de unos meses, no quiero recordar solo peleas estúpidas; si voy a llorar que sea por algo que lo valga.

Preparo el desayuno tarareando una canción movida para sentirme más a gusto antes de hacer lo demás hago el café y beber antes, seguidamente, preparo tortitas, ensalada de frutas, algunas tostadas con crema y jugo de moras. Obviamente todo esto no lo hago como flash, así que cuando aún me faltan unas cuantas tortitas Sebastián aparece en la cocina deteniéndose en el marco de la entrada mirando el lugar con una ceja arqueada y ceño fruncido.

Por estar pendiente de su ceño fruncido y cara de no gustarle lo que ve una de las tortitas se quema, pero eso no es todo, el trapo que uso para secarme las manos de alguna extraña manera se ha quedado cerca de la estufa y para terminar de completar el desastre comienza a quemarse también.

—¡Ah mierda! Ay... Señor bendito.

De mí boca salen palabras sin sentido mientras intento apagar al pobre trapo intentando tirarlo al fregadero con la espátula.

—Ah, coño, ¿es que no se puede iniciar un día normal?, no claro que no, acá el señor entra con cara de haberse chupado un limón.

—¿Perdón? —me interrumpe sin dar un paso—. ¿Estás diciendo que eso fue culpa mía? —pregunta, irónico señalando el desastre dentro del lavaplatos sin hacer afán de moverse.