Capítulo III
Pasaron un par de minutos en completo silencio después de las palabras que el recién despabilado antiguo monarca. Johan y Markus creían que habían pescado un virus que los hacía alucinar cosas raras, Akhenaten veía con fascinación como una de las tantas historias que había escuchado a lo largo de su vida cobraba vida y Mew... él simplemente no daba crédito a las palabras que le había dicho aquella criatura milenaria.
- ¿Qué... qué fue lo que dijo? – logró preguntar Johan dejando ver en su voz lo asustado que se encontraba.
- Dijo que el joven Mew lo ha despertado porque es su alma gemela – fue el capataz egipcio el que respondió cuando notó que éste no decía nada.
- ¿Yo? – Mew había entendido perfectamente lo que el faraón había dicho pero se negaba a creer que se refería a él.
- Laqad tamakanat min 'iiqaz qalbiin (tú has logrado despertar a mi corazón) – repitió el antiguo rey – tahabani (ámame) – exigió.
- ¿Qué dices chico? – Markus intentó acercarse a él pero inmediatamente Deia Mon lo lanzó por los aires con la sola mirada.
- ¡Markus! – gritó Johan preocupado corriendo hacia donde su novio había caído.
- No debemos acercarnos – indicó Akhenaten – se dice que en la antigüedad los faraones tenían un poder sobrenatural dado por los dioses -
- ¿Pero cómo ha podido derribarme si ni siquiera lo toqué? – preguntó Markus sobándose el brazo herido.
- Magia – respondió – él solo quiere que Mew lo ame porque él lo despertó de su largo sueño – explicó Akhenaten.
- ¡Pero eso es absurdo! - exclamó Mew.
Cuando Deia Mon escuchó esas palabras su mirada cayó el suelo. Inmediatamente se sintió triste y decaído. ¿Qué su alma gemela no lo amaba? ¡Eso no podía ser! Él lo había estado esperándolo por miles de años. Pequeñas lágrimas empezaban a formarse en sus hermosos ojos y sin poder controlar su energía provocó que se iniciara un nuevo temblor en ese lugar. ¡No era justo! ¡No era justo lo que los antiguos sacerdotes le habían dicho!
- ¿Qué es esto? – Akhenaten intentaba mantenerse de pie.
- Mew hizo enojar al faraón – dijo Markus cuidando de que su novio no cayera al suelo.
- Tenemos que salir de aquí – pidió Johan.
Con pasos erráticos, los hombres se dirigieron a la salida. Todos, con excepción de Mew que observaba que el faraón seguía sentado en su tumba. Era una locura pero, simplemente no podía dejarlo ahí solo, así que con rapidez se quitó el chaleco y lo colocó encima del cuerpo de Deia Mon.
Quitó las vendas que le impedían salir de su féretro y lo sacó cargando de ahí. El cuerpo del antiguo rey tembló en sus manos, y éste para ocultar el sonrojo en sus mejillas, se refugió en su cuello mientras pasaba sus brazos por la misma zona.
- Gracias – susurró el faraón al oído de Mew.
- ¿Hablas mi idioma? – preguntó el arqueólogo sin dejar de correr rumbo a la salida.
- En realidad hablo muchos idiomas – respondió con orgullo el joven. Era su deber como monarca aprender el lenguaje de otros territorios.
- Estoy sorprendido – comentó Mew.
- No deberías, soy un faraón y mi deber es conocer diferentes lenguas – argumentó el rey.
- Allá está la salida – fue lo único que dijo Mew después, ya que no solo hablaba de la habilidad del monarca para dominar varias lenguas, sino al insólito caso de que estuviera ¿Vivo?
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Todo comenzó en Egipto
FanfictionMewGulf En las interminables arenas del desierto, el afamado y célebre arqueólogo de origen tailandés Mew Suppasit, encontrará algo más que el valiosísimo tesoro de un antiguo faraón perdido. ¿Será posible que tal descubrimiento cambie su vida por...