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Capítulo XIV

Gulf sufrió mucho con la partida de sus padres. Le dolía saber que jamás volvería a verlos, había vivido tan poco en su compañía pero los extrañaba como loco. Mew estuvo consolándolo en todo momento, diciéndole palabras dulces y prometiéndole que, aunque no podría reemplazar a sus padres, él siempre estaría a su lado.

Ambos se quedaron hasta bien entrada la noche en el desierto mientras que Gulf lloraba porque su corazón así se lo pedía. Pero fue gracias a Mew, que pudo entender que ellos irían al lado del gran dios Ra y que los dos estarían bien.

- ¿Te encuentras mejor, cariño? – preguntó Mew cuando ya solo escuchaba pequeños sollozos por parte del menor.

- Estoy muy triste – respondió Gulf – cuando mis padres murieron no pude llorar abiertamente porque un faraón no puede mostrarse débil ante su pueblo, fue horrible y muy doloroso tener que ocultar mi dolor y cuando volví a verlos pensé que ellos podrían venir a verme siempre, no imaginé que tendríamos que llegar a separarnos otra vez –

- No puedo llegar a entender lo que estás sintiendo en estos momentos, imagino que sientes que has perdido a tus padres dos veces pero amor, voy a estar aquí siempre que me necesites, nunca te olvides de ello – dijo Mew con cariño.

- Lo sé, eres un hombre maravilloso, estoy agradecido con Ra y Hathor por haberte puesto en mi camino - el menor se acurruco en sus brazos y se relajó con las caricias de su amante – gracias por darme tanto, no sabría que hacer sin ti -

- Sé que necesitabas llorar y desahogarte, pero a partir de ahora me encargaré de que nunca más vuelvas a llorar – Mew besó su cabello con ternura – lo único que deseo en esa vida es que seas feliz, me encanta verte sonreír, es mi cosa favorita en el mundo –

- Soy feliz ahora porque estoy contigo – reafirmó Gulf.

- Tú también me haces el hombre más feliz sobre la faz de la Tierra – aseguró el mayor quién lo tomó de la barbilla para depositar un beso sobre sus labios – es muy tarde y es peligroso que continuemos aquí, será mejor ir a descansar para mañana hablar con Akhenaten –

- Vamos, estoy ansioso por empezar mi nueva vida a tu lado – un Gulf más animado se puso de pie y entrelazó su mano con la de Mew que ya a su lado lo llevó con orgullo de vuelta al hotel.

***

Munra y Hendrich se encontraban sentados afuera del museo de El Cairo que ya se encontraba cerrado. La gente que pasaba por ahí los veía extraño debido a que era muy tarde y a que nadie solía sentarse justo en la calle con la espalda recargada en tan importante y famoso recinto.

- Estas son las mejores brochetas que he comido en toda mi vida – exclamó Hendrich mientras masticaba aquel delicioso manjar.

- Que ningún egipcio te escuche nombrar a las Kabab wa kofta como brochetas – indicó Munra.

- Ya lo has hecho tú y no me ha pasado nada – replicó el alemán con una sonrisa burlona – creo que podré salir victorioso de esta -

- Anda, sigue tentando tu suerte y verás de lo que somos capaces los egipcios – Munra mordió un trozo de su brocheta y luego habló con la boca llena – no porque seas mi amigo tolerare alguna ofensa hacia mi país ¿Te queda claro? – y aunque lo decía en serio, su tono bromista le dio a entender a Hendrich que todo estaba bien entre ellos y que solo se trataba de un juego.

- ¿De verdad me consideras tu amigo? – preguntó el alemán emocionado.

- Bueno, en muy poco tiempo te has portado como un verdadero amigo, así que sí, puedo decir que somos amigos – el egipcio le dio un trago a su té y después del silencio que se formó con su declaración susurró sutilmente un "gracias".

Todo comenzó en EgiptoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora