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Capítulo VI

La realidad era que no había ido a pasear, tan solo había bajado a la recepción para preguntar por los amigos de Mew y hablar con ellos y decirles que quería volver al desierto y permanecer ahí hasta que Anubis y Osiris reclamaran su alma. Sin embargo, cambió de idea cuando llegó al lobby del hotel pues tal vez Johan y Markus estaban descansando del largo viaje y no quería molestarlos.

Entonces, Gulf optó por salir un poco y tomar aire. No se iría tan lejos, tan solo necesitaba aire fresco ya que se sentía mareado y demasiado triste. Nunca antes se había sentido de esa manera, ni siquiera en su época que había sido demasiado caótica y turbia en comparación a lo poco que había conocido hasta el momento.

No obstante, en sus planes no había considerado que Mew ya estuviese con alguien, y tal vez debería pedirle perdón por intentar obligarlo a que lo amase. Nunca debió haberlo exigido. Y aunque ese hombre de extraños cabellos amarillos no le gustaba para nada a Gulf, Mew lo amaba y debía respetar eso. No había sido educado para romper la unión de alguien o vivir bajo una clandestina relación de infidelidad. A pesar de que era muy común en la antigüedad.

Caminó hacia la puerta y al desconocer que era giratoria un hombre lo hizo caer de rodillas.

- ¡Lo siento! – se escuchó la voz de la persona que había causado el accidente – lo lamento tanto, pensé que pararías al verme cruzar la puerta –

Gulf levantó su mirada hacia la mano que le brindaba el extraño para ayudarlo a ponerse de pie. Cuando sus miradas se encontraron, el desconocido cayó deslumbrado ante los bellísimos ojos ámbar que parecían entristecidos. Su nostálgica mirada lo había cautivado al grado de querer tomar a ese hermoso ser entre sus brazos y protegerlo de todo. Era, sin duda, el joven más hermoso que había visto en toda su vida.

- Entonces ha sido culpa mía, no tienes porque disculparte – respondió Gulf poniéndose de pie gracias a la ayuda de aquel atractivo hombre.

El desconocido no soltó su mano cuando quedaron frente a frente y Gulf sintió un escalofrío recorriendo todo su ser, que, aunque no fue incómodo, algo en ese encuentro no le daba buena espina.

- Mi nombre es Munra – se presentó el hombre. Era un guapo nativo de Egipto de ojos castaños, piel morena, ligeramente más alto que él y una voz muy ronca y muy dulce a la vez – es un enorme placer conocerte –

 Era un guapo nativo de Egipto de ojos castaños, piel morena, ligeramente más alto que él y una voz muy ronca y muy dulce a la vez – es un enorme placer conocerte –

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- Gracias – agradeció Gulf sonrojado – yo soy Gulf –

- ¿Solo Gulf? – preguntó Munra visiblemente interesado en él.

- Sí, solo Gulf – corroboró el otro. Ni Mew ni los otros le dijeron nada más con respecto a su nuevo nombre, solo era Gulf. Munra sonrió.

- De acuerdo, solo Gulf ¿Estás quedándote en este hotel? –

- Sí ¿También tú? – quiso saber el faraón.

- No realmente, pero trataré de pasar más seguido por aquí y así volver a verte ¿O crees que es muy atrevido de mi parte? – Gulf no notaba que el hombre estaba coqueteando con él, el antiguo monarca creyó que solo quería ser su amigo, después de todo, no era una novedad que alguien quisiera acercarse a él, pasaba mucho en el pasado cuando era faraón, así que le sonrió antes de responder olvidándose del presentimiento que había tenido en un principio cuando lo vio.

Todo comenzó en EgiptoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora