Después de casi una semana en el hospital, Haneul por fin estaba libre. No completamente sana pero ya no era necesario estar con la intubación endotraqueal ni con un monitoreo constante de máquinas conectadas a su pequeño cuerpo. Hyungwon abrió su boca formando una perfecta "O" sorprendido por lo que sería su nuevo hogar por tiempo indefinido. Al llegar lo primero que se veía era la piscina de casi diez metros de largo que estaba a un costado de la entrada. La casa en sí robaba el aliento, era puro lujo y elegancia encerrados en un solo lugar, los ventanales modernos de doble altura en el interior de la casa llamaban mucho la atención y por fuera, ventanas con marco de aluminio en tonos cobre. Todos los pisos eran blancos al igual que el techo regalándole a la casa una hermosa iluminación. En la sala principal había una gran pared de mármol que llegaba hasta el segundo piso, los sillones eran variados en color y textura además de que eran seis y de dos a tres plazas, lo cual resultaba exagerado para una familia de dos personas.
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-Pedí que prepararan dos habitaciones -habló SungKyung sacando de su viaje mental al delgado muchacho -pero me imagine que vas a querer dormir con Haneul... así que ordené que llevaran la cuna hacia tu habitación.
-Muchas gracias -respondió cohibido sintiéndose pequeño en esa amplia sala. -Con una sola habitación está bien.
-Por el momento, sí. -agregó la dama. -También necesitas tu propio espacio y ella el suyo.
Hyungwon asintió con una pequeña sonrisa.
-Déjame a la bebé y mientras tú ve a cambiarte para la cena -sugirió Nae Sang extendiendo los brazos para recibir a la menor. -¡Ay que cosita tan hermosa! ¿Quién es la princesa de Nae Sang -habló con una voz chillona arrullando a Haneul, quien movía sus manos y piernas. -¡Tu, princesa! ¡Tu!
-Mira, ya encontró su mejor pasatiempo -murmuró su esposa.
-¡Esta niña es preciosa! -exclamó feliz sentándose con la bebé. -Sung, pásame su biberón que debe tener hambre.
-Ya voy, ya voy -se giró hacia Won que le entregó la botellita de leche. -Anda cariño, nosotros la cuidaremos.
El chico sonrió dejándose guiar por la mucama hacia su nueva habitación. Una vez que Won desapareció de la vista de los mayores, Sung se acercó a su esposo que estaba encantado con la bebé hablándole de tonterías con una voz aniñada.
-¿Dónde está tu hijo?
-No estoy seguro -dijo todavía con la sonrisa en su rostro. -Probablemente debe estar durmiendo.
Sung asintió acariciando los escasos cabellos de Haneul. -¿Tú crees que tenga problemas con Wonnie? Sabes que conmigo no se habla.
-No tiene por qué. Hyungwon no es un mal chico.
-Lo se mi amor, pero tu hijo es un poco... -ladeó su cabeza de un lado a otro sin saber cómo definir a su hijastro. -Diferente al tratar a las personas.
