Cerró la sombrilla y se sentó en el césped. Sonrió dejando el ramo de flores sobre la superficie de concreto. Apuntó mentalmente contratar un servicio para retocar la tumba de la joven.
—Hola Haneul —saludó distraídamente. —¿Cómo has estado? Tu hija está muy bien y crece muy rápido. Demasiado, siendo sincero.
Buscó entre los bolsillos de su blazer, el celular y lo sacó. Mostró las fotos que había tomado esa mañana antes de salir de casa.
—Haneul es una pequeña dama. Sabe comportarse en cualquier ambiente y jamás causa problemas —comentó alegre. —Ayer tuve un problema para darle de beber porque no quería leche y aunque me costó un poco logré adivinar lo que ella quería.
Dejó salir una corta risa teniendo el recuerdo vivo de los pucheros molestos que hacia la bebé.
—Jugo. La princesa quería tomar jugo después de ver a Kihyun saborear el suyo con tanto afán delante de ella —suspiró mirando el cielo oscurecerse. —Como es la única bebé en casa todos hacemos lo posible por consentirla y mantenerla feliz con tal de verla sonreír. Sé que hacemos mal pero por el momento y mientras este pequeña, le daremos todo lo que podamos.
Hoseok tomó el retrato de Haneul estudiando sus facciones.
—Tu y él son parecidos. Por supuesto que para mi él es mucho más atractivo. Espero no ofenderte con mi comentario —dijo arrugando la nariz. —No sé en que momento caí en sus redes pero ahora no dejo de pensar en tu hermano ¿Está mal? Yo creo que si. Llevamos cinco meses conviviendo juntos y mi corazón no deja de acelerarse cuando sus grandes ojos se centran en mi...
Abrazó sus piernas recargando su cabeza en las rodillas.
—Lo siento mucho. Traté muy mal a tu hermano, dije cosas de las cuales ahora estoy avergonzado y arrepentido —Hoseok sorbió su nariz. —Yo mismo formé una imagen errónea de él consiguiendo que me odiara. Bueno... —soltó una corta risa. —Hyungwon es un chico dulce y maravilloso, él no puede odiar a nadie. No importa las veces en que lo ofendí, los comentarios prejuiciosos que hice, el rechazo. Hyungwon nunca ha dejado de dirigirse a mi con respeto a excepción de un par de veces que toqué sus puntos débiles.
Los días que pasaba junto a Hyungwon y la pequeña Haneul eran valiosos para él. La tranquilidad a la que estaba acostumbrado había terminado. Haneul obligaba a todos a despertarse temprano, con sus sesiones de llanto desmesurado, para que la llenaran de besos y atenciones. Hyungwon se deshacía en disculpas pues muchas veces no lograba controlar a la bebé y tenía que salir de su habitación y al hacerlo, el llanto se repartía por toda la mansión. Nae Sang arrullaba a la niña por el jardín usando un grueso abrigo de polar, Sung Kyun cantaba para ella meciéndose en el columpio del jardín trasero y él, se recostaba en la colchoneta de la sala de juegos permitiendo que la bebé reposara en su pecho llenando de baba su camisa de pijama. Por más "molestias" que causaba la niña, la familia Lee no dejaba de adorarla y consentirla con regalos y comodidades a diario.
—No tienes que preocuparte por tu hija. Voy a cuidarla con mi vida, si es necesario y sé que mis padres no van a desamparar ni a Haneul ni a Hyungwon —dijo Hoseok poniéndose de rodillas. —Puedes descansar. Confía en mi.
Inhaló profundo y exhaló. Antes de visitar el cementerio había ensayado su monólogo y todavía estaba indeciso.
—Estoy enamorado de tu hermano —Listo. Lo acepto. — Es gracioso decirlo después de repetir miles de veces que era feo y no valía la pena por ser un chiquillo huérfano jugando a ser un adulto —Hoseok mordió su labio. Su mente le estaba jugando una mala pasada pues creía que Haneul lo miraba fijamente. —Hyungwon es increíble y deberías estar orgulloso de él, ha madurado demasiado rápido incluso más que yo.