—¿Estás bien? —Hoseok puso su mano sobre la espalda de Hyungwon, acariciando sutilmente.
Hyungwon asintió incapaz de articular palabra.
—No permitas que las palabras de él te lastimen, puede que no me agrade pero no es tan mala persona y el enojo habló por él.
—Estoy bien —dijo luchando por no quebrantarse.
Hyungwon se agachó para recoger la muñeca. Frunció los labios al verla despeinada y con su ropa ligeramente sucia. Sus ojos se empaparon de lágrimas que poco a poco bajaron por sus mejillas rechonchas y antes de que pudiera darse cuenta su cuerpo ya temblaba y los sollozos se habían apoderado de él.
—E-es un idiota...
Haneul pataleó al ser dejada en su cuna pero luego de unos segundos se tranquilizó permitiendo que Hoseok se acercara a Hyungwon.
—Lo es, peachy.
La sonrisa que le regaló a Hyungwon fue suficiente para que Hyungwon terminara por romperse. Envolvió sus brazos en el menudo cuerpo y sin esfuerzo lo levantó. Como si fuera un cachorro asustado, Hyungwon escondió su rostro en el cuello de Hoseok y se aferró a su camisa con ambas manos.
Ninguno dijo nada, los dos estaban conformes con la cercanía del otro, porque era justo lo que necesitaban; lo que tanto anhelaban. Hoseok lo apretó con fuerza queriendo fundirse en él. Quería tantas cosas, controlar el tiempo; para viajar y estar junto a él cuando sus padres murieron, superpoderes; a fin de defenderlo del acosador de la escuela y los matones que acabaron con su hermana, precognición; para anticiparlo de todos los peligros, y muchas otras cosas más pero sobre todo inmortalidad; para entregarle todo el amor que se merece.
Desde que escuchó la primera ofensa hacia Hyungwon quiso lanzarse sobre Dong Sun y hacer que se arrepintiera, sin embargo la presencia de Haneul lo detuvo. Probablemente la bebé no entendería la situación pero al vivir en un ambiente apacible, sin gritos, maltratos o alborotos, terminaría asustada y en un llanto incontrolable. No, él no sería el responsable de marcar la infancia de la niña ni contribuir a los traumas de Hyungwon. Pensar en Haneul y Hyungwon viviendo con un manipulador y posesivo como Dong Sun le provocaba escalofríos, podían ser solo palabras pero también traían daños colaterales.
—¿Puedes soltarme? —las finas manos de Hyungwon empujaban el pecho de Hoseok en un intento por aligerar la presión del agarre.
—¿ah? Si, lo siento —. Hoseok no fue consciente de que aplastaba a Hyungwon hasta que él se lo hizo saber. Quizás sentía tan normal, tan correcto tenerlo entre sus brazos.
Hyungwon le sonrió apenas.
—H-Hoseok, ¿puedo pedirte un favor? —los manos de Hyungwon acariciaban sus brazos y la mirada estaba fija en el suelo.
—Por supuesto, lo que necesites.
Y entonces lo miró. Los grandes ojos reflejaban preocupación y hasta miedo. Hoseok quiso tomar y meterlo entre su piel para protegerlo del mundo exterior pero en cambio le sonrió.
—No le digas nada de esto a tus padres —dijo casi en una súplica.
El desconcierto se apoderó de Hoseok y solo atinó a asentir.
—¿Por qué? —sostuvo la mano de Hyungwon con fuerza. —¿Exactamente qué no les debo decir?
—Sobre la discusión, sobre Dong Sun... sobre nosotros —dijo lo último en un susurro tan suave que le costó mucho a Hoseok escucharlo.
Hoseok no sabía si sentirse feliz porque existía un "nosotros" o triste porque debía mantenerlo en secreto. Prefirió no contestarle.
—Antes que tu cabeza forme una historia triste y desgarradora donde rechazo tus sentimientos hacia a mi permíteme explicarte.