12. El reencuentro [1/2]

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Hoy, 19 de junio de 2022(técnicamente ya es tu cumple en Tailandia), mi hermana cumple 25 años. Como no  soy tan creativa como ella y las palabras son la única cosa que se me da más o menos bien, hace tres semanas que emprendí la tarea de darle un oneshot (de dos partes) con su ghostship favorito de la saga Million. 

Nunca me cansaré de decirlo: gracias por llegar a mi vida aquel jueves de 1997 y ser el mejor regalo que mamá y papá me dieron nunca. Ojalá nuestra relación siga siendo como el espacio y el tiempo, y aunque se estire y se contraiga, sea una eterna e inamovible ley del universo. Te quiero, DaraRR

AVISO 1: Arthit es un personaje 100 % inventado, su nombre significa "hombre del sol" o "sol". 

AVISO 2: Esta historia transcurre más de 15 años después de Million. 

Arthit había bebido de más. Lo suficiente para notar que le costaba enfocar las imágenes y que andar en línea recta podría convertirse en un desafío si lo intentaba. Por suerte, estaba en el centro de la pista, rodeado de un montón de cuerpos sudorosos que se movían sin orden y le impedían caer al suelo.

Se echó a reír sin ninguna razón en particular. Nin gritó algo en su oído y sintió el cosquilleo en el tímpano. Asintió, aunque no había entendido una mierda, y siguió bailando, con los ojos cerrados y el beat de los altavoces retumbando en sus huesos. Joder, se merecía estar borracho, sudado y rodeado de desconocidos que estaban en su mismo estado. Los exámenes finales habían sido un maldito infierno y viajar hasta Pattaya con sus dos amigos fue la recompensa perfecta para un año de mierda.

Un tirón en su brazo le hizo despertar de aquel paseo por su ebriedad. Miró a su amiga, que gesticulaba como una loca mientras trataba de sacarle del centro de la pista. Siguió a Nin desconcertado, pero pensó que tal vez quería una bebida.

—¿Estás sordo o solo me ignoraste? —reclamó, enfadada.

—La verdad es que te ignoré, Nin —dijo sinceramente, encogiéndose de hombros.

—Imbécil —le insultó—, tienes que venir conmigo al baño. —Arthit levantó una ceja, incrédulo.

—No me gustas de esa manera, Nin, lo siento mucho —contestó desdeñoso.

—¿Eres gilipollas? Incluso si me gustaran los hombres, no me acercaría a ti ni con un palo. Ven conmigo.

Enganchó sus dedos pequeños alrededor de su muñeca y tiró de él otra vez. Arthit se mareó con el movimiento repentino. Nin tenía un carácter horroroso, la fuerza de una especialista en calistenia y era bastante más agresiva que cualquiera de los chicos de su grupo de la facultad. Sin embargo, también era la persona más divertida que había conocido en su vida.

Subió las escaleras a trompicones, tropezando con la gente que bajaba y subía a su alrededor, tratando de seguirle el ritmo a la chica. Cuando estuvieron en el piso superior, donde estaban los servicios, le empujó al de hombres.

—Vas a tener que explicarte un poquito mejor, estoy borracho —pidió.

—Entra al puto baño y míralo tú mismo.

Nin apartó con un gruñido a dos chicos que esperaban ante la puerta, abrió y le lanzó dentro como si fuera un saco. Arthit tuvo que sostenerse de la pared para no caer al suelo lleno de distintos líquidos de dudosa salubridad. Levantó la cabeza y miró a todas partes: había diez cubículos que seguían un larguísimo pasillo iluminado por luces negras. Sonrió de nuevo, pensando que la pintura de neón que llevaba en los brazos se veía de puta madre ahí dentro.

4. MILLION MEMORIES [Capítulos especiales]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora