capitulo 5

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—¡Tú has follado!

Sí, ese era Jungkook.

Taehyung y sus amigos decidieron ir el domingo a tomar un café a la cafetería del barrio. Lo único que le faltaba a Taehyung era que le recordaran cualquier cosa que tuviera que ver con la noche del viernes. Mientras intentaba eludir el dictamen de Jungkook y las expectantes caras de sus otros amigos esperando una respuesta, se dirigió a la barra de la cafetería para recoger su café.

«¿Que si he follado? ¡Ja! Más bien me han taladrado».

Tras intentar recuperarse de todo lo que había tenido lugar en aquella habitación, Taehyung arregló como pudo sus pantalones, que visto lo visto, sí que los utilizó en plan gogó. Bajó a la planta baja de la casa de Mina, se puso su chaqueta —menos mal que le cubría la desnudez parcial de su culo— y buscó a Beomgyu para decirle que se iba. Aquella noche no pensó. Al tumbarse en su cama, enseguida sus ojos se cerraron. Pero el sábado tuvo tiempo para estrujarse el cerebro.

«¿Qué coño ha pasado? Vamos por partes. Primero, empezamos con mal pie porque machaqué a sus amiguitos. Segundo, me enfrenté a él diciéndole que si se ponía tonto, básicamente me lo follaría. Tercero, me pegó una paliza por pasarme de listo. Cuarto, le pegué un sobeteo por pasarse de listo. Quinto, básicamente, fue él quien me folló. Viéndolo desde este escueto resumen, se diría que hasta me lo estaba buscando. Pero entonces, ¿por qué un macho alfa heterosexual se dignaría a darle una lección a un puto maricón de mierda? Además, ahora que lo pienso, ¡El cabrón no usó condón! ¡Pero será hijo de puta! A saber a cuántas zorras se habrá tirado».

Taehyung seguía y seguía dándole vueltas al asunto. En caliente, pensaba que el hijo de puta, esencialmente, lo había violado. Pero luego, en frío, recordaba sus roncos jadeos, aquella mano en su garganta, embestidas profundas y suaves. Desde luego, si permanecías todas las horas de un día y su noche empalmado al recordar cómo supuestamente te habían violado, definitivamente no debería definirse como violación.

«Y ahora... ¿qué?»

Con otros no era tan difícil. Se acostaba con ellos; si les gustaba, volvían a verse un par de veces más, y si no, pues no los volvía a llamar, aunque hubiesen estado en su mismo instituto. Pero Suga tenía algo, esa aura peligrosa, esa voz profunda.

Volviendo a la mesa con su café, Taehyung había olvidado por qué todos lo miraban.

—¿Y bien? —Ahora era Jimin el que hablaba—. Vamos, Taehyung, que te conocemos. Esa cara que tienes lleva el nombre de "polvo" escrita. Aunque... diría que hay algo raro... No sé... ¿No terminó del todo bien? ¿Volviste a encontrar un coño tras los pantalones?

El estruendo de risas por parte de sus colegas hizo que algunos clientes de la cafetería se giraran hacia ellos. Taehyung calmó a las tres implacables hienas diciéndoles que solo fue un revolcón más, y que lo raro que Jimin veía era que aún estaba haciéndose a su nuevo instituto. Tuvo que inventarse un estudiante imaginario al cual se tiró en la fiesta del viernes. Menos mal que no fueron demasiado insistentes para que les contara todos los detalles.

Y el lunes llegó. Por suerte, aquella semana solo tendrían clases lunes y martes, ya que las fiestas de la ciudad comenzarían el miércoles.

«Mejor. Así no tendré que soportar su mirada durante muchas horas».

Y no se equivocaba, pues en ninguno de esos dos días le vio el pelo a Suga. Parecía que el chico se había tomado las vacaciones por adelantado. En la cafetería, mientras bebía su café junto a Beomgyu, Seoyeon se sentó tan sigilosamente a su lado que, hasta que no le habló, ni se percató de que se encontraba allí.

Stigma (Taegi/Yoontae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora