"Preludio"
La ligera brisa de verano circulaba entre los árboles del parque, y por el ligero viento viajaba la fragancia intensa de algunas cuantas flores que merodeaban por ahí. Se le había hecho costumbre deambular por aquel parque del barrio de Atenas mientras su novio trabajaba hasta bien entrada la noche. Shura observaba el resplandor de las floraciones de un cítiso, había pasado ya dos semanas desde que había tenido la dicha de disfrutar de una salida improvisada con su novio, y sin embargo su buen humor aún estaba fresco entre las memorias de ese día.
Desde entonces, había pasado tres días encerrado, leyendo y haciendo reportes financieros de su empresa y, para el cuarto día decidió que era tiempo de salir y dar un paseo entre la delgada línea final del día y la noche.
Recordó como había chocado con un joven de cabellos castaños y rizados, y de sonrisa coqueta, por culpa de su distracción en su reloj; no negaba que en su rostro había encontrado cierta familiaridad con alguien y que por esa razón le nació la inquietud de buscar a su amigo de la infancia, sin embargo, no sabía cómo o por dónde empezar. Y ahora, ahí estaba, pasando de las cinco y cuarto, sentado en una banca a espaldas del bullicio veraniego, absorto en las floraciones de aquel sitio plagado de naturaleza, pensando en qué debía hacer para contactar a Aioros, pero, si era sincero, muy dentro de él había algo que le impedía iniciar su búsqueda ¿miedo? ¿pena? No sabía con exactitud, pero su pecho se agitaba al imaginar un encuentro con su amigo.
—Hola—
Reconoció la voz que lo saludaba tan amigable e inmediatamente deseó haber desaparecido de ahí.
—Lulo—
—¿Cómo estás Shura? — preguntó el menor animado de ver a Shura nuevamente por ahí.
—Bien, supongo —
—Creí que te habías ido ya de Atenas. No te vi en mucho tiempo por aquí —
—Solo me ausenté por unos asuntos de mi trabajo que tuve que atender—
—Ahh ¿En qué trabajas? —
Shura se giró para mirarlo con fastidio, por ahora lo que menos quería era iniciar una conversación como las veces pasadas. No entendía el afán del menor por platicar con él y su disgusto por aquel intento de iniciar una conversación se notó en el tono de su voz: perezoso y serio.
—Soy presidente en una empresa minera en Canadá—
—¿Y te gusta tú trabajo? —
—No me quejo—
Silencio. Un incómodo silencio se posó sobre ambos, en donde extrañamente el joven parlanchín y preguntón que había conocido al principio parecía estar conteniéndose en seguir hablando. Se preguntó Shura sí era debido a sus respuestas cortantes y perezosas o sí este había captado la indirecta de lo poco que le agradaba su compañía, como fuera el caso quizás estaba funcionando.
Después de largos minutos en donde Lulo incluso intentaba silenciar su propia respiración, habló.
—Shura—
—¿Sí? —
—¿Te causo molestia? —
—¿Qué? —
—Te pregunto ¿qué sí te soy molesto? La otra vez solo me dijiste que te era incómodo, pero realmente pienso que te molesto o te caigo mal. Quizás no fuiste sincero porque te di lástima. —
—Espera ¿qué? — La voz triste y tímida de Lulo le pareció inusual. Sus hombros se tensaron y de estar en una postura de total desinterés pasó a estar confundido y ligeramente interesado por la razón del reclamo —¿Por qué dices eso? —
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Pedacito de Alma
FanfictionTomar su mano confiando de la bondad que resplandece de su mirar, lo lleva por la oscura soledad, anhelando la vida a lado de su amor de la infancia. "Susurrará su nombre una y otra vez, hasta que lo encuentre y lo libere"