Capítulo XIII

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"Enfrentando el pasado"

Las palabras abandonaron su boca, pero no de una forma coherente, al contrario solo balbuceó en un tono de angustia y asombro.

Ajeno a la posición tan indescriptible en la que estaba Shura, Mu saludaba cortésmente mientras el duelo de miradas transcurría en otro plano entre Shura y el acompañante de la señora Marín.

—Oh, disculpen no les he presentado a mi esposo y a mi pequeño hijo— tomando la iniciativa y mirando la grosería de su esposo, quien solo se quedaba en silencio observando fijamente al joven de negros cabellos,  lo presentó, sin embargo no espero que el nombre de su pareja fuera arrebatado por los labios ajenos y extranjeros.

—Aioria...— murmuró el español sin quitarle la vista de encima.

—¿Ustedes ya se conocían?— interrumpió Marín, esperando la respuesta que aclarara la situación, pero al contrario de todo lo que hubiera pensado la mujer, su marido solto un grito, con la voz cargada de una especie de ira.

—¿Shura?...¡SHURA!—

Ninguno de los presentes esperaba la reacción del heleno pues bastó una ráfaga de un ligero viento y un puño bien cerrado para que Shura comprobará que en efecto, Aioria no solo se veía musculoso sino que en cada una de sus extremidades contenía una tremenda fuerza para derribarlo de un solo golpe.

Dolió, dolió como el maldito infierno. Su cuerpo azotó contra el pavimento mientras el ardor iba acompañado de un líquido rojo. Ni los gritos de la señora Marín reprimiendo a su esposo, ni las suaves manos de su pareja que lo sostuvieron, lograron sacarlo del trance en el que estaba, tan solo podía oír y observar al pequeño niño que reía asombrado, mientras que a lo lejos, detrás de la pareja que discutía, una persona corría a su dirección.

Probablemente por el fuerte golpe su mirada borrosa no le dejaba percibir con claridad el rostro de aquel misterioso personaje al cual no logró reconocer ni distinguir, había sido demasiado, demasiado para que pronto se desvaneciera en los brazos de su joven pareja.

...

Pasado un buen rato, despertó con la mente hecha un caos y el dolor punzante desde su cabeza hasta el tabique de su nariz. En donde instintivamente llevo su mano.

—Auch..— 

Su quejido había alertado a la persona que se encontró todo el tiempo que pasó perdido en la inconsciencia, y que rápidamente lo atendió colocando un poco de hielo en su nariz. 

—Tranquilo, no está rota. El golpe no fue lo suficientemente fuerte como para romperte la nariz— dulcemente, Mu le había hablado sosteniendo la bolsa de hielo con un gesto preocupado en su rostro.

—Pero si para desmayarte... Carajo Aioria ¿Qué estabas pensando?—

Shura se enderezó con ayuda de su pareja acomodándose en el sillón más grande de aquella sala amplia y rústica, con una gran puerta de cristal que daba a un jardín en donde el mismo niño que había reído sin parar, jugaba tranquilo.
Mirando con más atención, observó al otro extremo de la sala a la señora Marín quien regañaba a un cabizbajo Aioria y finalmente a su lado a su pareja que preocupado acarició su rostro. Solo cinco personas había, nadie más estaba por ahí, al menos no en ese momento.

—¿Estás bien, Shura?—

—Sí, solo un poco de dolor. ¿Dónde estamos?— 

Tuvo que entrecerrar sus ojos soportando la punzada en la zona afectada, pues a pesar de que el hielo cumplía su función de desinflamar y adormecer la molesta sensación seguía recorriendo parte de su nariz y su cabeza. 

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⏰ Última actualización: Feb 29 ⏰

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