Capítulo 12: La comisaría

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Miraba mi reloj constantemente, esperando impaciente, que se pasase medianoche. Sabía que lo mejor era descansar para poder utilizar mi fuerza y poder entrar en la comisaría sin hacer daño a alguien o evitar hacer ruido.

Esperando dos horas y media aproximadamente, mirando casa siete minutos mi reloj, resultaba bastante agotador. Debí de teletransportarme, pero fui andando. Quería usar el teletransporte cuando sea necesario.

Iba caminando, sin esperarme lo que iba a pasar. A escasos metros, venía un coche en el cual el conductor iba ebrio. Al parecer, no iba a parar el coche. Me escondí tras un gigante árbol que había en una de las casas abandonadas del vecindario. Nadie me vió puesto que eran las tres y media de la madrugada.

Mientras me adentraba en la calle donde se encontraba la comisaría, la niebla se iba haciendo más y más espesa, y pensé: <<Si tengo habilidades para poder estar bien, sin pasar frío, ¿por qué no los aprovecho, si, en fin y al cabo, el guardia no me hará daño?>>

Pero había un problema, el antiguo guardia no estaba. Había un nuevo guardia, más joven y más fuerte.

-         Da igual, hazte invisible y ya está — una voz sonó detrás de mí

-         ¡Jenette! — exclamé asustada y cabreada - ¿qué haces tú aquí?

-         Comprar sacapuntas, ¡a ti que te parece!

-         He venido para coger el informe del asesinato de Jack, pero hay nuevos guardias

-         Esos no son guardias

-         ¿Qué? Entonces,¿quiénes son?

-         Son soldados de Hank, el líder del otro bando de Sangres Azules. Han venido a buscar lo mismo que tú: el informe. Si te das cuenta, uno es Matt, el que intentó matarme. Puesto que pertenece al otro bando, tuvo que matarme pero gracias a ti sigo viva. Y no te iba a dejar sola en manos de ellos

-         ¿Qué otro bando?

-         Aún no te lo puedo explicar

-         ¿Por qué?

-         Porque todavía no es el momento

-         ¿Y cuándo? Lo quiero saber ya

-         Pues no puedes. ¿Vamos a por el informe antes de que se lo lleven o qué?

-         Vale, está bien.

Cogí de la mano a Jenette y me hice invisible. De este modo, a ella tampoco la verían.  Atravesamos la pared de cristal de la comisaría que daba a la calle, sin romperla, claro.

-         Ya hemos cogido el informe — dijo Matt - ¿Y ahora qué hacemos?

-         Irnos de aquí.

Noté como mi hermana soltaba mi mano. Pero entonces el hechizo desaparecería

-         ¿Iros? ¡Dejad el informe aquí!

-         ¿Y si no qué? ¿Qué nos vas a hacer? — dijo Matt. Yo permanecía estando invisible.

Lancé una cuchilla afilada, y le corté un mísero pelo a Matt.

-         ¿Quién ha sido? — dijo Hank. Aparecí  de repente.

-         Yo, básicamente. ¿Algún problema, Hank, tío de William, dirigente del otro bando de Sangres Azules, mi señor, o, debería decir, no sé, hombre muerto, tal vez?

Sacó la cuchilla intentando lanzarla otra vez contra mí. Pero no pudo puesto que se clavó en la pared de enfrente. En un gesto suave y ligero, lancé otra vez una estralla punzante, la cual atravesó el tórax del otro soldado.

-         ¡Condenada niña! ¡Las pagarás!

Dicho esto, ordenó a Matt que atacase. Pero a mí no me hirió. A quien hizo daño fue a Jenette.

-         ¡No! — grité entre lágrimas

-         Allyson, coge el informe y déjame a mí aquí. Corre y vete a casa allí estarás segura no me pasará nada. No intentes curarme, tardarás mucho tiempo y te cansarás. Te quiero — dijo como última vez.

Llena de rabia, frustración, odio y tristeza grité:

-         ¡Hijos de puta! ¡Devolvedme el informe si no queréis que os mate cabrones!

Arriesgué mi vida debido a esas emociones, quitándole el informe a Hank de sus propias man0s, sin que se diese cuenta. Pensaban que me había dado por muerta, pero no me rendí.

Me teletransporté de nuevo a mi casa, dejando el cadáver de Jenette encima de su cama, intentando resucitarla pero, no fue suficiente.

Jenette estaba muerta. Me siguió para protegerme, y ha pagado con su vida para salvar la mía. Un trato injusto. Pese a eso seguí intentándolo. 

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