Parpadeó, en concreto para poder alejar las lágrimas de sus ojos. Abrió la boca, pero continuaba atónita, sin palabras. Parecía que los años solo habían pasado para ella, que se había convertido en una adulta. Observó como tomaba asiento en la cama, con una alarmante lentitud.
—Te he estado esperando todos estos años, bebé.
Negó de nuevo.
—¿Cómo... —balbuceó incapaz de completar.
—Te extrañé.
—¿Mildred? —sollozó su nombre, sin poder asimilarlo.
El vestido rasgado, bañado en sangre, era el mismo que llevaba aquella noche. Su rostro estaba magullado, su nariz seguía goteando, y en sus ojos había un pozo de lágrimas que no terminaban de derramarse. Asustada, caminó de rodillas hasta quedar al frente de ella, sin dejar de mirarla, era Mildred, claro que lo era.
—Nunca te pude olvidar —susurró sin razón, aún en shock —No he podido sacar tu recuerdo de mi cabeza —Hizo una pausa, para apartar su cabello fuera de su rostro, secar la humedad de su rostro—No entiendo qué diablos pasó, por qué pasó, pero... —Se calló.
El delicado tacto de la mujer sobre su mejilla apaciguó todos sus lamentos. Cerró los ojos, deleitándose con su mimo, como lo había hecho en el pasado. Le habían arrebatado todo, Mildred, había sido el centro de su vida, y lo había perdido.
—No llores más, bebé —le oyó decir.
—Tengo mucha rabia, Mildred ¡Los odio! —sollozó, volviendo a mirarla a los ojos —¡¿Por qué diablos tenían que abusar de ti?! No lo merecías, nadie merece tener que morir así, tener que vivir algo así—Tragó grueso, acelerada —¿Por qué diablos nadie sabe lo que te sucedió? ¿Por qué no hay noticias? ¿Por qué la casa sigue como si nada hubiese pasado? ¡¿Por qué demonios?!
» !Te violaron, maldita sea! ¡Estás muerta! Amelie y yo tuvimos que mudarnos a miles de kilómetros, sin derecho a una respuesta, obligadas a una familia impuesta ¿acaso alguien tuvo un poco de piedad por ti? ¿por nosotras? ¿Hubo justicia al menos? ¡¿Qué pasó con esos hijos de perra?!
Un fuego voraz quemaba su garganta. La falta de respuestas solo incrementaba sus preguntas, su rabia, y alentando el surgir de un nuevo sentimiento, un hambre, una ardiente necesidad que hacía hervir su sangre.
—¡Explícame! —le exigió furiosa.
La observó encogerse de hombros, sin soltar esas lagrimas que pesaban en sus orbes.
¿Cómo iba a saberlo? Estaba muerta. Lo que acontecía era tan solo el resultado de su presencia en la casa, los recuerdos alterados, y el vendaval de sentimientos que llevaba en el pecho. Se le escapó un nuevo sollozo, sintiéndose perdida. Con el dorso de su mano se apartó las lágrimas de sus mejillas, aclarándose la vista, que mantuvo fija en sus muslos llenos de sangre.
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AMELIE
Mystery / ThrillerElla lleva tatuado en su mente la fatídica noche en la que su mundo se rompió, esa en que su niñez acabó y se convirtió en un alma sedienta de venganza. El correr del tiempo no fue suficiente para borrar su pasado, y por ello, ha vuelto de las ceni...