Los sucesos relatados por su hermana habían despertado todos sus recuerdos, la mujer sin rostro, Mildred Smith, había recobrado sus facciones cuando era violentada en su cabeza. Recordaba cada grito, cada susurro, cada súplica, cada sollozo. Recordaba pinceladas de los monstruos, el sonido de sus voces, lo ferocidad en sus gemidos, sus gestos, y para su suerte, o desgracia, algunos nombres.
Se recordaba a sí misma, con Amelie en los brazos y los ojos cerrados, pidiéndole a ese temido Todopoderoso que le habían enseñado a rezar por las noches, que la ayudara, que no le hicieran más daño, porque tenía tanto miedo, esos que se reflejaban en su ropa interior manchada, mojada, y no le dejaban ayudarla.
Había pasado más de veinte años tratando de olvidar, pero no había podido, no lo haría nunca, y al aceptarlo, todo lo que llegaron fueron preguntas ¿Por qué diablos la habían violado? ¿Por qué el hombre que amaba y la amaba le había hecho eso? ¿Por qué insistieron tanto en qué olvidara todo?
Y la que más pesaba en su cabeza.
¿Esos hombres habían pagado el daño irreparable que le habían causado a Mildred?
Eran innumerables las preguntas que le atormentaban tanto como los recuerdos, preguntas a las que les urgían respuestas, y no descansaría hasta encontrarlas, hasta que consiguiese por fin el sosiego en su mente, el balance entre el pasado y el presente, sin tormentos, sin pesadillas, sin voces más allá de las suyas.
Su primera acción fue navegar en internet, googleó Mildred Smith, había sido violada y asesinada por varios hombres dejando a dos menores de edad abandonadas, sin familia. Tenía la esperanza de que la noticia hubiese causado conmoción, conseguir detalles de la investigación, los detalles de los culpables, el castigo, pero todo lo que consiguió fueron centenares de perfiles en redes sociales, artículos sobre una actriz que llevaba el mismo nombre, pero nada coincidía con lo que ella recordaba.
Consultó varias hemerotecas en línea, debía existir alguna noticia, algún relato, un espacio en la sección de sucesos que hablaran de su trágico final. Tenía el retrato, el nombre, lo sucedido, y para su maldita desgracia hasta la fecha la recordaba, era el día de plazo que le había pedido para acomodarlo todo, su maldito cumpleaños.
27 de noviembre.
No encontró nada. Nada relacionado con Mildred. Nada en los días posteriores. Nada, absolutamente nada, como si sus recuerdos fuesen una vil jugarreta de su mente atormentada. Lo que había vivido era real, Mildred Smith había existido, la habían violado, asesinado, y ella lo había presenciado todo encerrada en el armario de la habitación.
—¡Maldita sea! —sollozó, cerrando la laptop de un manotazo —¡¿Qué diablos pasó?!
Cerró los ojos, exigiéndose respirar, llenar sus pulmones de aire, para no morir, para mantener la calma. Apretó sus puños. Movió su cuello haciéndolo crujir, reconstruyendo las piezas del rompecabezas, lanzándose en el oscuro pozo, para develar los acontecimientos.
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AMELIE
Mystery / ThrillerElla lleva tatuado en su mente la fatídica noche en la que su mundo se rompió, esa en que su niñez acabó y se convirtió en un alma sedienta de venganza. El correr del tiempo no fue suficiente para borrar su pasado, y por ello, ha vuelto de las ceni...