Su cálida respiración en la base de su cuello le repugnaba, pasaba por su garganta cada par de segundos la saliva que se acumulaba en su boca a causa de sus profundas ganas de vomitar. Su jefe no tenía respeto por el espacio personal, le había pedido que digitalizase un documento lo más rápido posible, y con ello se le pegó a la espalda.
No podía ser rápida, no cuando tenía su boca a escasos centímetros de su nuca, su cuerpo, más alto, más fornido, pegado al suyo, y su miembro rozándose con toda la intención en la parte baja de su espalda.
Las manos le temblaban. Ya no podía echarse más hacia adelante, su próximo paso sería montarse sobre el escáner.
—Señor, por favor... —balbuceó.
—¿Te pongo nerviosa, Amelie?
Dejó de respirar, no quería llorar, ¿su pregunta era acaso una burla? Estaba nerviosa, por supuesto, no deseaba su cercanía, le asqueaba, no existía en ella ningún tipo de interés, pero él no entendía, no quería entenderlo, aun cuando le había rechazado todas sus obscenas proposiciones.
—Me gustaría que me diera un poco de espacio, por favor —Su intensión era sonar fuerte, pero titubeó, se tardó para acompañar sus palabras empujándolo para hacerse hueco.
Por lo que solo consiguió que la apresara con más presión contra la máquina. Jadeó al tener el impacto justo sobre su vientre. La cercanía le regaló la valentía a su jefe para posar sus manos en ambos lados de sus caderas, manteniéndola tan fija, que cuando ella intentó escapar solo frotó su trasero de su miembro ahora un poco elevado.
—¿Por cuánto tiempo te harás la dura? —expresó, divertido con su nerviosismo —No soy demasiado paciente.
—Estoy aquí solo por el trabajo —Intentó de nuevo escapar, más no consiguió nada.
—Tu trabajo es servirme, y no lo estás haciendo —Su mano, abusiva, buscó camino entre sus muslos.
Amelie hizo acopio de todo su tesón para volver a empujarlo, antes de que consiguiese manosear su intimidad logró un pequeño espacio, no lo movió a él, en realidad, fue el escáner el que se estrelló por completo contra la pared permitiéndole escapar su cárcel.
Dio un par de pasos apresurada, cuando volvió a estar entre sus garras. Se removió, mas no fue suficiente, Charlie era más ágil, la alcanzó y de un solo empujón volvió a apresarla esta vez contra la pared. Sollozó, asqueada, el morbo se desbordaba por cada poro de su ser, lo sentía más cerca, esta vez frente a frente, y lo único que pudo hacer por sí misma fue ladear su rostro para que no alcanzase sus labios.
—¡No, por favor! —gritó. Coló sus manos entre los dos, intentando fallidamente alejarlo.
—Relájate... —Le dio un beso en su mejilla, ignorando cuanto se removía —Va a gustarte...
No pudo continuar. La puerta de la habitación de copias se abrió completa, sorprendiéndolos a ambos. Amelie sintió alivio, aprovechó su descuido para empujarlo, y esta vez cedió con facilidad. Fijó la vista a la entrada agradecida con quien había llegado, más sintió vergüenza al notar a Ally, otra asistente, mirarla con desagrado, sorpresa, a partes iguales.
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AMELIE
Mystery / ThrillerElla lleva tatuado en su mente la fatídica noche en la que su mundo se rompió, esa en que su niñez acabó y se convirtió en un alma sedienta de venganza. El correr del tiempo no fue suficiente para borrar su pasado, y por ello, ha vuelto de las ceni...