✤19✤𝑻𝒖𝒔 𝒐𝒋𝒐𝒔 𝒚 𝒆𝒍 𝐶𝑎𝑓𝑢𝑛𝑒́

15 3 4
                                    

Seguíamos en el parque y nos encontrábamos sentados en una de las bancas.
Bueno, yo estaba sentada y el estaba recostado con su cabeza en mis piernas, me inclinaba constantemente para besarlo y le hacía leves caricias en el cabello.
No hacía falta decir nada, su sola compañía, el solo sentirlo cerca era suficiente para sentirme completa.

—¿Ponemos musica? —pregunté mientras acariciaba su cabello.
—Si amor, ponla tú. Me da flojera levantarme para sacar el celular—me dijo.
Me reí y me incliné para besarlo.
Busque entre la música de mi celular y encontré una de mis favoritas, sonreí y le di play para luego subir el volumen.
—Escucha esta canción. —le dije mientras dejaba mi celular a un lado.
Él me miró curioso
La canción era 𝐶𝑎𝑓𝑢𝑛𝑒́ de 𝑀𝑖𝑐𝑟𝑜 𝑇𝐷𝐻.
La canción terminó y antes de que él pudiera decir algo yo ya estaba segura de lo que le diría, estaba segura de que esa canción cobró sentido desde que él llegó a mi vida. Así que tenía que hacerle saber que esa canción era para él, justo como fuese escrita para describir lo que sentía por el y encajaba perfecto con ese momento.

—Te la dedico. Se llama 𝐶𝑎𝑓𝑢𝑛𝑒́ —dije un tanto nerviosa.
Él se levantó y me miró a los ojos, si ya estaba nerviosa eso me hizo poner aún más nerviosa.
Me besó, fue un beso largo y aún más completo, quizá menos inocente pero definitivamente uno que movió todo lo que había en mi interior.
—Gracias por estar conmigo. —me dijo con el destello más impresionante en sus ojos.
—Gracias a ti.
—Te amo, jamás dudes eso —me dijo.
—Te amo, de verdad lo hago Dariel.
—Lo sé, cariño y de verdad gracias.
Ya no respondí, solo lo mire por varios segundos para después recargarme en su hombro.
—Oye Aiti
—Mande
—Si terminamos alguna vez, ¿crees que haya posibilidad de volvernos a enamorar?. —me preguntó.— Y pude notar que tenía cierta aflición en sus ojos.
Me tomo por sorpresa su pregunta pero no podía decirle lo que pensaba por miedo, así que intentando encontrar las palabras le dije:
—Ammm.. no lo sé, creo que dependería mucho del motivo por el que terminemos. Pero no creo que sea algo por lo cual debamos preocuparnos ahora cariño.
—Si, comprendo 𝑝𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑎. —me dijo.
Pero me di cuenta que se había quedado pensativo y un tanto aflijido con el tema, quizá esperaba otra respuesta por mi parte.
Y yo no quería verlo mal, no era capaz de ver cómo esos ojos que me tenían hechizada podrían perder ese destello tan especial y que tanto amaba, no quería hacerle daño ni lastimarlo por nada del mundo,
pero no podía decirle lo que sentía ni lo que pensaba respecto a eso.
Porque aunque yo sabía que si, que aunque todo terminara en algún momento había una gran posibilidad de volverme a enamorar de él una, dos, tres, mil veces. Las que fueran necesarias porque sabía que solo él lograría eso, y quizá yo también podría lograrlo, porque realmente lo amaba y sabía que aunque todo llegara su fin y pasarán los años aunque sea un poco de ese amor perduraria en mi corazón, en mi ser.
Pero no sé lo dije, porque tenía miedo mucho miedo.
Porque cuando todo va bien o algo bueno sucede en mi vida siempre hay algo que lo quebranta, que lo arruina y que me hace caer a la realidad haciéndome creer que no lo merezco. Y eso era lo mío con 𝗗𝗮𝗿𝗶𝗲𝗹 era tan hermoso, mágico, tan perfecto para mí que me daba miedo romper todo eso porque sabía que era como un sueño que algún día se esfumaria al despertar, que no sería para siempre. Pero de algo estaba segura y era que no olvidaría nada de lo sucedido en ese sueño tan hermoso, que no lo olvidaría a él.
Y quizá mi primer error fue no habérselo dicho en ese momento.

𝒞ℴ𝓂ℴ 𝓊𝓃𝒶 ℯ𝓈𝓉𝓇ℯ𝓁𝓁𝒶 𝒻𝓊ℊ𝒶𝓏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora