✤14✤𝑷𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓 𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆 𝒅𝒆 𝒑𝒆𝒍𝒊́𝒄𝒖𝒍𝒂𝒔 𝒚 𝑻𝒆 𝒂𝒎𝒐

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𝗗𝗮𝗿𝗶𝗲𝗹
Después de ir a cenar tenia pensado acompañarla a su casa, pero me dijo que se quedaría en casa de 𝘿𝙞𝙖𝙣𝙖, ella habló con su madre, claro, era su mejor amiga supuse que la ayudaría con esto Después le agradecería yo, pues además me había hecho conocer a una chica maravillosa. Dijo que no tenía problema con la hora, así que se me ocurrió invitarla a ver una película, tenia algo de nervios y temor, pues no tenia idea de si aceptaría o cual seria su reacción pero decidí arriesgarme porque realmente quería ver una película con ella.

Ella aceptó y fuimos a mi casa, al llegar entramos y note que tenía frio así que le dije que me esperara y subí por unas cobijas, le di una y vi que se la ponía en las piernas, antes de ver la película se me ocurrio que podíamos comer algo mientras la veíamos, me gustaba comer algún snack cuando veía películas asi que pensé que seria buena idea.

-¿Quieres palomitas? -le ofrecí.

-No hace falta baby, acabamos de cenar -me dijo con algo de timidez y se me hizo muy tierna.

-Vamos 𝒑𝒆𝒒𝒖𝒆𝒏̃𝒂, una película sin palomitas no es película -le dije sonriendo.

-¿Pequeña? -me pregunto y pude notar que estaba asombrada por la curiosa forma en la que la llame.

-Si, 𝒑𝒆𝒒𝒖𝒆𝒏̃𝒂, porque estás pequeña aún.

Y era cierto, además de ser dos años menor que yo, tambien era de menor estatura, por eso se me hizo lindo llamarla asi.

-No tanto -dijo y vi que cruzaba los brazos mientras hacia un puchero y me derreti de ternura ante su acción algo aniñada pero que me encanto, ya había hecho eso en otras ocasiones y me encantaba.

-Para mi sí, así que eres mi 𝒑𝒆𝒒𝒖𝒆𝒏̃𝒂 -le dije y vi que sonreía, juro que amaba verla sonreír de esa manera.

Fuimos a preparar las palomitas y íbamos a elegir la película que veriamos, obviamente iba a dejar que ella eligiera.

-¿Que película quieres ver? -le pregunté.

-Amm no lo sé ¿Cuál te gustaría ver a ti? -preguntó.

-Una de títeres -bromee.

-¡No! -dijo quejándose.

-Es broma mi vida -dije dándole un beso en su cabello.

Ella me conto la razón por la que le daban miedo los titeres, dijo algo sobre un trauma que tuvo de niña por una función que dieron en el trabajo de su madre. Me sentí especial porque me lo contara, pues sabia que no era un tema fácil para ella.

-¿Entonces cuál vemos? -le pregunté.

-Amm veamos amm.. ¿Una infantil? -me preguntó con una sonrisa tierna.

Me daba la sensación que escogería una de ese tipo y yo no tenia problema alguno, optamos por ver 𝐸𝑙 𝑙𝑖𝑏𝑟𝑜 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑣𝑖𝑑𝑎, mientras la veíamos yo en ocaciones la miraba pero ella parecía no darse cuenta.

Cuando puse atención a la película comenzó la parte donde sale la canción 𝑇𝑒 𝑎𝑚𝑜 𝑦 𝑚𝑎́𝑠, enseguida note que 𝘼𝙞𝙩𝙖𝙣𝙖 puso su cabeza en mi hombro, eso me causo una sensación muy agradable, sin darme cuenta comencé a cantarle la canción de la película, ella seguía atenta a la película pero sabía que me estaba escuchando, pues notaba que una sonrisa le aparecia en el rostro; sin embargo no me detuve y seguí cantando la canción para ella de pricipio a fin.

Cuando terminó la canción se giro hacia mi, tomo mi cara con sus manos y me beso, asi como lo había hecho cuando le pedi que fuera mi novia, pero esta vez la sensación del beso fue diferente, fue apasionado, tan apasionado que me hizo sentir algo aún más fuerte. Me hizo confirmar lo que sentía por ella, porque aunque es poco el tiempo que tenemos juntos, desde el primer momento supe que me haría sentir cosas especiales, y ese beso fue tan hermoso que tuve la certeza de que jamás olvidaría ese momento y sabía que ella tampoco.

Interrumpimos el beso, aunque yo deseaba que no terminara. Cuando nos separamos le di un beso en la frente, era la segunda vez que lo hacía y sin duda podría acostumbrarme a ello, parecía que a ella le gustaba pues sonrió levemente. La tomé del rostro y puse mi frente cerca de la suya haciendo que chocaran un poco, me quedé unos instantes mirándola a los ojos. Podría quedarme así para siempre, me gustaba mirarla, tenía unos ojos perfectos a su manera que me encantaban, a ella no le gustaban, pero a mí me parecían encantadores. Descubrí, que tenía una gran inseguridad con su físico, y no entendía porque, era linda, hermosa, y a mí me encantaba tal y como era, las cosas que ella no amaba de sí misma yo lo haría el doble, pues ante mí era hermosa. Y quería hacerle sentir eso siempre.

Quería decirle algo que sentí desde los primeros días que me permitió conocerla pero que no me atreví, está vez, quería decirle lo que sentía; eso que que sentía punzante en mi corazón, la amaba realmente la amaba y quería que lo supiera.
-𝑻𝒆 𝒂𝒎𝒐 -dije sin ningún titubeó y seguro de lo que sentía.
Al instante vi que me miró con claro asombro en esos ojos tan lindos, sus mejillas comenzaron a enrojecer y yo estaba bastante feliz y complacido, me encantaba hacerla sentir así y verla con las mejillas enrojecidas, porque la hacía ver adorable, aún más de lo que ya me parecía.

𝒞ℴ𝓂ℴ 𝓊𝓃𝒶 ℯ𝓈𝓉𝓇ℯ𝓁𝓁𝒶 𝒻𝓊ℊ𝒶𝓏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora