calientes

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[Advertencia: Contenido sexual]

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—En verdad lo siento —Musité mientras ocultaba mi cara en el pecho de Marc, al mismo tiempo que él me acariciaba el cabello y respondía que ya no importaba el mal rato.

Ambos estamos acostados en mi cama desde hace dos horas. El sol se está ocultando afuera y la oscuridad junto al frío ya eran parte de la habitación, por suerte había calefacción aunque no planeo encenderla pronto porque, justo ahora, el cuerpo de Marc cerca de mí me genera calor suficiente.

—Hacía tiempo que no te enojabas tanto —Dijo despacio. Luego, se removió un poco, lo suficiente para no dirigirme la mirada o eso supuse—, me gustaría que usaras esa energía para algo mejor.

Me impacté, sentí escalofríos recorrer mi espalda y me paralicé. Respiro más lento ahora y las palabras no salen de mi boca. Mi mente comienza a imaginar un montón de escenarios que no debería estar pensando sin el consentimiento de Marc.

Oh, mierda. Acomodo mi posición algo más cerca de él y no puedo evitar mirar sus labios semiabiertos, rosados, tan tentadores que quiero besarlos ya mismo. Mi corazón late rápido y lo escucho en mis oídos; quiero tomar la iniciativa, pero me contengo porque no quiero dar a entender que estoy moviendome demasiado. De lo contrario, Marc notaría que mi entrepierna está dura y no quiero incomodarlo.

—¿Cómo qué? —Pregunté, tontamente. Como si no quisiera ayudarme a mí mismo.

Marc suspiró y me dio una sonrisa pequeña: —Tal vez, ¿besarme? —Propuso en voz baja.

Me sonrojo y tartamudeo en un intento de responder algo, pero es inútil. Marc  se ríe de mí, aunque no me importa. Él se acomoda debajo de mí y me sube a su regazo sin mucho esfuerzo. Me mira a los ojos con una expresión que no reconozco y debo admitir que me hace sentir que estoy desnudo. Marc inspecciona mi cuerpo, tocándolo por encima de la ropa, y al subir por mis piernas, se detiene antes de tocar mi pene y limita a observar esa zona. Luego, mira mis ojos una vez más y parece igual de inquieto que yo.

Estoy mordiendo mi labio y pronto siento una incómodidad en mi trasero, que sé que es la erección de Marc. Él tiene los labios entreabiertos y me toma de la cadera; y yo, algo torpe e inseguro, cierro los ojos y me muevo despacio encima de él, hacia adelante y hacia atrás, hasta que mi propia erección roza la suya.

Me detengo y le dirijo la mirada. Los dos tenemos la duda en el rostro, aunque estoy seguro de que ninguno de los dos tiene el suficiente valor para hablar justo ahora.

No quiero hacer las cosas más vergonzosas, así que me inclino sobre él sin pensarlo y lo beso en los labios, lento y profundo. Utilizo mi lengua y juego con suya, que me corresponde con la misma intensidad. Me sostengo con mi propio peso mientras busco sus manos con las mías y las subo lentamente hasta dejarlas a cada lado de su cabeza, antes de finalizar el beso. Pero no alejo demasiado mi cara de la suya; solo quiero decirle algo, aunque estemos igual de tímidos.

—¿Qué estamos haciendo?

Marc no me responde, al contrario, me desvía la mirada y suelta una de mis manos. Toca una de mis mejillas y me besa de nuevo. Le correspondo y me siento en las nubes. Él toca el final de mi camisa e introduce su mano en mi espalda. Sus caricias pasan a mi barriga y después suben a mi pecho.

Él roza uno de mis pezones con sus dedos y lo pellizca sin mucha fuerza. Me hecho hacia atrás mientras dejo escapar un sonido extraño y lamentable. Sin embargo, escucho la risa de Marc mientras continúa con sus toques, añadiéndole movimiento a su parte baja que una vez más, golpea mi trasero.

Mi pene se siente incómodo dentro de mis pantalones. Estoy en mi límite. La situación es muy vergonzosa para mí y le susurro a Marc que se detenga, aunque una parte de mí se arrepentía de haberlo pedido; no obstante, él solo toma mi cara y me besa. Utiliza su lengua para recorrer mis labios con ella y los muerde, haciéndome gemir en voz alta. 

He terminado llenando mi ropa interior de semen, caliente, pegajozo e incómodo, y soy consciente que mi pantalón también está mojado ahora. Me siento cansado y apoyo mi frente sudada en el cuello de Marc. Respiro con dificultad mientras mi cuerpo aún siente espazmos; cierro los ojos y me hago el dormido encima de él, inevitablemente satisfecho.

Relatos Marcaniel  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora