departamento ᵖᵃʳᵗᵉ ¹

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Muevo mi maleta hacia la esquina de la habitación, a un lado del colchón tirado en el suelo para no ocupar tanto espacio, aunque ya no hubiera mucho debido al desorden. Al mismo tiempo, hablo con Marc por teléfono y, por alguna razón, él parece estar más emocionado que yo por el hecho de que me mudase solo. No comprendo el por qué, aun así le sigo la corriente.

—¿Ya tienes todos tus muebles? —Me pregunta él.

—No —Le respondo, mientras camino hacia la sala para cersiorarme de lo que estoy diciendo—. Todavía falta la mesa del comedor y mi mesa de trabajo, saldré a comprar la primera mañana y la otra sigue en mi estudio en la casa de mi madre porque es muy pesada. Supongo que ella la traerá pronto, por mí —Escucho a Marc reírse y me hace sonreír, pero es interrumpido por el sonido de un carro a toda velocidad—. ¿Estás en la calle? —Le preguntó.

—Nath, ya te extraño —Me dice algo triste, lo sé porque utiliza ese tono de voz bajo que me hace sentir triste también—. ¿Estás muy lejos de la ciudad?

No hago a un lado el hecho de que ha ignorado mi pregunta, cosa que normalmente no hace. De igual forma, le respondo sin pensarlo demasiado: —Tal vez un poco, desde acá son quince minutos a la universidad en metro.

Marc hizo un sonido de "um" y no siguió respondiendo, pero la llamada seguía. Era extraño para mí, pero no quería inventarme cosas. Preferí esperar a que estuviera menos ocupado, puede ser que él si estuviera en la calle y estaba al pendiente del tráfico. Por ahora, me decido a hacerme algo comer que no me haga desordenar mucho más. No se me ocurre nada al instante, así que me siento en el suelo sucio para pensar más calmado.

Pronto escucho que la llamada con Marc se cuelga y miro mi teléfono para confirmarlo. Ya estoy preocupándome, pero no tengo el tiempo suficiente para devolverle la llamada porque alguien ha tocado el timbre de mi departamento. Hablo por el intercomunicador y pregunto quién es.

—Nath, abre la puerta. El portero aún no te conoce y no quiere dejarme entrar —Me dice Marc desde el otro lado de la linea.

Dejo de presionar el botón, sintiéndome en estado de shock por unos segundos. Luego, corro hacia la única ventana que da hacia la calle y puedo ver a Marc con una mochila en la espalda, esperándome en la entrada del edificio. 

Busco mis llaves apresurado y bajo las escaleras corriendo hasta llegar a la entrada, por suerte son solo cuatro plantas y no demoro mucho; sin embargo, siento que la vida se me ha ido al llegar y abrir la puerta. Pero me alivio pronto y me emociono al ver a Marc, corro hacia él para abrazarlo y me corresponde con la misma emoción. Después lo tomo de la mano para entrar juntos.

Llegamos a mi departamento y cierro la puerta cuando estamos dentro. Marc luce impresionado y también se ríe, supongo que al ser consciente de mi desastre. Yo, que aún no he dicho algo al respecto, por fin soy capaz de hablar:

—¿Pero qué te pasa? —Estoy casi perturbado por su presencia en medio de todo este caos—, ¿por qué no me dijiste que venías? Recién acabo de mudarme y lo sabes. ¿Y por qué traes una mochila? Marc, ¿al menos tus madres saben que estás aquí?

—Me escapé de casa —Me sonríe, nervioso—, tu madre me dio la dirección, pero no le dije que vendría hoy mismo. Y esto —Señala su equipaje—, es porque pensé en quedarme contigo hasta el fin de semana. Le pediré a mi madre Luz que venga por mí, Nath, no tienes por qué preocuparte.

Asiento despacio mientras intento procesar las palabras de Marc. Termino cayendo al piso y me siento con las piernas cruzadas, considerando un montón de formas para hacerle frente a las madres de Marc cuando se enteren de que está conmigo ahora. 

Marc se sienta a mi lado y me dice que lo siente. Me siento mal por ambos, sé que parece que no me agrada que esté aquí y lo lastimo; y aunque si me hace feliz que esté conmigo, me siento presionado con tantas responsabilidades encima. Me mudé hoy en la mañana y estoy completamente solo, tengo mucho que ordenar, mi madre no vendrá hasta mañana en la mañana con mis otras cosas, y ahora Marc se quedará aquí. ¿Dónde dormirá? Ni siquiera yo tengo donde dormir, porque mi cama aún no está armada y no sé cómo hacer ese proceso por mi propia mano.

Solo entonces, comprendo lo difícil que será mi vida después de este día. Busco mi teléfono en mi pantalón y reviso la hora, son las cuatro con treinta de la tarde; ya no tengo la voluntad para mejorar este sitio en lo que resta de día, o hacer algo por mí mismo, ya que tampoco tengo hambre, como sentía hace un rato. 

Apoyo mi cabeza en el hombro de Marc y hago un esfuerzo por no llorar. Marc acaricia mi espalda, aunque aún no habla; tal vez, piensa que estoy molesto con él. No lo estoy, pero no siento el más mínimo ánimo para hablarle en este momento.

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Pobre Nath, haha.

Este capítulo era para el día de ayer, pero estaba muy cansado y me tomé el día.

Espero les guste. Ya pronto las historias Marcaniel llegarán a su fin, pero por el momento, díganme qué opinan de esta parte.

Nos leemos en la siguiente publicación.

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