Capitulo 1: Realidad

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Es increíble cuan de hermoso logra verse el clima aquí en Florencia. La luz cálida entra sobre el gran ventanal de mi habitación. Las diferentes coloraciones entre los colores blanco y azul del cielo me maravillan cada que asomo la mirada desde mi silla mecedora todas las mañanas. El verano dio inicio la semana pasada, y con él una oleada de calor bastante intensa ha arropado todo la zona norteña de la región central que es justamente donde nos encontramos. Cualquiera en mi lugar estaría encantado en medio de tanta belleza, de hecho fue una de las cosas que Franco me prometió, aseguró que me enamoraría de nuestra cultura fácilmente, y tenía razón, es muy fácil encariñarse con este lugar una vez que te acostumbras.

Mi hermano sin duda es un hombre excepcional, y con cada día que pasa no dejo de pensar en todas las comodidades que me ha dado desde que llegué a la villa, así como lo es ésta flamante habitación con pisos de madera oscura y paredes color crema que conservan un estilo fresco y antiguo. La misma está conformada por un enorme armario de dos puertas dobles en color blanco, situado frente de la gran cama King Size que contiene un cabecero tapizado de dos piezas en forma de arco, y dos enormes espejos antiguos empotrados a los costados. También disfruto de un gran Smart tv de cuarenta y cuatro pulgadas colgado en la pared cerca de la puerta que da al baño enorme con ducha y tina por separado. Sin duda un lugar precioso. Cada diseño italiano es ligeramente delicado, y aunque cualquiera sin problema pudiera relajarse aquí, mi parte favorita sin duda alguna es el balcón, ese donde suelo pasar la mayor parte de mi tiempo leyendo.

No negaré que al principio me costó sentirme cómoda a su lado, así como lo fue acostumbrarme a este lugar. Después de todo viví muchos años en Estados Unidos, por lo que era completamente normal sentirme extraña en mi llegada. Aquel cambio fue tan difícil de sobrellevar que mi cuerpo se estremece de solo rememorar toda las desdicha que pasé gracias a esos tumultuosos recuerdos de hace un año, esos que tanto aborrezco y que me gustaría poder borrar.

Afortunadamente luego de unos cuantos meses comencé a sentirme cómoda, y pude comenzar una carrera profesional la cual me apasiona con locura. Debo decir que no fue fácil estudiar y trabajar durante mi embarazo. De hecho Franco incontables veces me prohibió aquello, cosa que ignoré por completo, y es que simplemente no podía dejarme mantener por él mientras daba a luz. El alegaba que debía reposar y que luego de mi embarazo podría hacer lo que quisiera, pero yo no estaba dispuesta a permanecer encerrada en este lugar. Es una villa jodidamente grande y a pesar de disfrutar de la compañía de mi cuñada, el encierro iba a terminar con mi estado emocional, puesto que las primeras semanas lloraba y sollozaba con cada memoria latente en mi corazón y en mi mente. Tenía que distraerme, debía tener algo en que pensar en tanto recibía ayuda psicológica, y el trabajar además de los estudios eran la única opción. No obstante en medio de tanta tormenta llegó por fin la calma, y con ella una hermosa realidad que vivo junto a mi pequeña de tan solo tres meses de edad. Junto con esta hermosura de ojos verdes nada parece ser tan malo, y ya no le tengo miedo al cambio, es más, si con eso puedo protegerla y hacerla feliz aceptaré gustosa todo lo que suceda.

Siento cada chupetón sobre mi aureola y juro que cada día es algo hermoso de experimentar y ver. Esa sonrisa que apenas y se asoma en sus tiernos labios apacigua cualquier rastro de estrés después de un arduo día de trabajo.

Acaricio su cabello castaño antes de llevar la caricia hasta sus mejillas levemente sonrojadas. Disfruto de sus parpados ligeramente cerrados. Debe tener sueño, y no es para menos. Matteo dijo que los periodos de sueño se mantendrían igual al mes anterior y que llegado a los cuatro meses entonces estos periodos variarían, pero que de igual manera debía esperar, porque todo dependería de la rutina que tuviera con ella cada día.

Los sonidos de la puerta me distraen y rápido hago pasar a quien sea que haya tocado.

―Buenos días cariño ¿Cómo amaneció la pequeña consentida? ―Dianora se acerca con su típica sonrisa de todas las mañanas.

Calm (Libro II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora