Termino recogiendo mis cosas antes de irme directo a la puerta ansiosa por estar en casa. Cruzo hasta el lobby y me despido de Fiorella llegando a los ascensores. Cuando las puertas se abren, rápido entro pulsando el botón del estacionamiento. Justo antes de cerrarse un Blake serio y muy sereno irrumpe llenando el espacio de tensión.
¡Joder! Y yo que pensé que me iría sin contratiempos.
Le echo una rápida pasada a su vestimenta. Suéter y pantalón negro con zapatos náuticos del mismo color, acompañados de un blazer marrón que se ciñe a sus fuertes brazos. Todo en mi cabeza se enciende en alarmas y no es hasta que el aroma de su perfume llega hasta mis fosas nasales que mi pecho comienza a subir y bajar.
¿Por qué carajos tiene que verse siempre tan bien? Desde que comenzó a trabajar no ha hecho otra cosa que vestir ropa elegante y trajes bonitos. No sé si se trate de algún truco para poner el juego a su favor pero estoy decida a no dejarme intimidar. Yo también tengo mis cartas, esta mañana me enfundé en un traje de pantalón y chaqueta blanca junto con un bralette del mismo color. Espero que eso sea suficiente como para provocarlo.
Pasan los segundos y no dice nada, se conserva a mi lado en total silencio. Su brazo llega a rozar el mío, destapando así una carga de electricidad sobre nosotros, ¿o sobre mí? Joder, no estoy segura. El calor se cierna sobre mi cuerpo, por algún motivo mi piel comienza a picar. Relamo mis labios. Hago lo posible por esquivar las señales fluorescentes que se encienden teniendo al seductor tan cerca. Contengo la respiración cuando lo veo presionar el botón de alto.
¡Maldita sea!
Me remuevo con el ardor y la falta de aire. Me preocupa que pronto me pueda dar un ataque de ansiedad.
¿Es eso o temes que algo más pueda pasar? ―mi subconsciente se burla.
El cuerpo de Blake se vuelve hacia mí, se acerca enjaulándome con sus brazos y me mira con una sonrisita traviesa. Me tenso.
―¿Tienes algo que decirme? Porque no hace falta que invadas mi espacio personal.
―Se perfectamente lo que es invadir tu espacio personal, de hecho lo conozco bastante bien ¿Ya olvidaste que hicimos una bebé?
Trago escuchándolo hablar en modo juguetón. Desde ayer no supe nada de él y lo que menos esperé, era conseguirlo en este modo coqueto. La verdad creí que estaría molesto.
―Habla de una vez ¿Qué quieres?
Se encoge de hombros―. Saber porque demonios me dejaste votado ayer, te dejé claro que te llevaría a tu casa y aun así decidiste escribirle a tu chofer ¿Está intentando joderme señorita Caruso?
Abro ligeramente mis labios. Mi pulso se acelera causa de sus palabras ¿Señorita Caruso? ¿Cómo puede aquello sonar tan malditamente sexy?
―Le recuerdo que no es dueño de mi vida señor Campbell y nuevamente aclaro que yo no le pedí que me llevara a ningún lado, fue usted quien insistió en acompañarme.
―Y no me arrepiento. Ese imbécil no dejaba de verte con ojos cariñosos, y si así fue estando yo ahí, no quiero ni imaginar con que ojos te hubiese mirado de haber estado solos.
Sonrío, nuevamente me deja todo el control. Está celoso y la tensión en su mandíbula no hace más que corroborarlo.
―Sigues siendo igual de posesivo y gruñón ―coqueta y con travesura llevo mis manos a su cuello para envolverlo. Acaricio con mis dedos ese cabello despeinado y brillante que comienza a gustarme.
Sus parpados se cierran, recuesta su nariz de la mía rozándolas. Basta eso para que sus manos bajen a mi cintura y me tomen con rudeza sin lastimarme.
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Calm (Libro II)
RomanceSegunda entrega del libro Storms. Al parecer para Blake Campbell ya se acabaron los secretos, no obstante ahora será difícil conseguir el perdón de la mujer que ama.