Laserlight de Jessie y David Guetta suena sobre mis oídos mientras muevo mis labios tarareando la letra de la canción sin hacer ruido alguno. Me apoyo de la música y dejo que aquello se convierta en mi único acompañante al mismo tiempo que mantengo la vista fija sobre el ordenador, tecleo sin cesar buscando una total concentración sobre mi trabajo.
Espero poder presentarle a Franco antes de irme el documento que estoy armando. Me enderezo sobre mi asiento, moviendo mis hombros tratando de disminuir la tensión de estos. Mis pensamientos ruedan como montaña rusa, y es que además del trabajo para Caruso'Agency también debo adelantar trabajo de mi propia cadena de hoteles, eso sin contar la cita en la fiscalía el jueves ¡Joder! Son muchas cosas y aunque soy bueno en lo que hago, es mucho para una persona. Es una suerte que Joe e Irina hayan aceptado colaborar, de haberme enfrascado solo en esto, terminaría loco.
Me enfrasco en revisar a totalidad antes de mandar a imprimir, cuando creo que ya estoy por acabar una carpeta estalla sobre el teclado irrumpiendo mi concentración. Me deshago de los auriculares inalámbricos solo para ver firmemente los ojos mieles de Irina.
―¿Se puede saber que sucede contigo? ―la miro mal, observando la rabia en su rostro.
No hace falta ser muy detallista como para notar el color rojizo en sus mejillas y el puchero en sus labios.
―Eso debería preguntar yo.
La miro sin entender tomando la carpeta con molestia sin ver el contenido―. No estoy para adivinanzas, habla claro ¿Por qué esa actitud hostil?
―¿Cuándo ibas a decirme que tenías una hija con la mocosa?
Algo dentro de mí se retuerce.
―¿Quién te contó?
―¿Acaso importa? ―posiciona las manos en su cintura.
―No, no importa ―le resto importancia―. Ahora dime tú, ¿de cuándo a acá esa es razón para que me lances objetos de esa manera?
―Desde que comenzaste a ocultarme cosas.
Mi nivel de paciencia comienza a agotarse, respiro profundo poniendo de mi parte para no explotar.
―Irina no te confundas, jamás le he dado explicaciones de mi vida personal a nadie, y tú no serás la primera ―sentencio.
Parpadea dejando sus labios entreabiertos, ahora cruza sus brazos con inseguridad, se remueve y choca varias veces el tacón de su zapato contra el suelo.
―Solo trato de entenderte, creí que éramos amigos ―ya no habla con hostilidad, su tono se ha tornado más suave―. Pensé que confiabas en mí, sucedió lo mismo cuando encontraste a la...
―Mucho cuidado como te diriges a la madre de mi hija ―me levanto sobre mis pies inclinándome y dejando los puños sobre el escritorio. Inmediatamente sus ojos se abren―. No estoy obligado a contarte cosas de mi vida privada Irina, y aunque haz sido de mucha ayuda en mi trabajo eso no te da derecho de exigirme nada. Te lo dejé muy claro el fin de semana, y accediste a trabajar en este proyecto sin preguntar. Ahora si esto representa un problema para ti puedes volver a Miami y...
―No quiero que lo tomes así ―me interrumpe―, solo creí que confiabas en mí. Después de todo soy tu asistente personal y puedo ayudarte con esto también.
―Gracias por la oferta pero no ―muerde su labio, estoy seguro que está aguantándose las ganas de insultarme―. Joe será el único encargado, y no lo hará como mejor amigo sino como abogado.
Explico conservando la calma, tomo asiento nuevamente destapando por fin el contenido de la carpeta. Mis ojos se abren inmediatamente, ahora todo tiene sentido. Son los documentos de nacimiento de Sabina, por supuesto la mujer no pudo haber traído algo sin antes ojearlo. Reviso los papeles con la esperanza de dejarle en claro a Irina que la conversación ha finalizado, sin embargo tras varios segundos noto que sigue sin moverse.
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Calm (Libro II)
RomansSegunda entrega del libro Storms. Al parecer para Blake Campbell ya se acabaron los secretos, no obstante ahora será difícil conseguir el perdón de la mujer que ama.