Sigo atento a cada uno de los movimientos de mi hija, luce tan pequeña y tan frágil. Es como una muñequita de cristal, tal como su madre.
―Sabina, así dijiste que se llamaba, ¿cierto? ―Brittany asiente sin hablar, toma asiento en el sillón individual― ¿Y cuantos meses tiene?
―Cumplirá cuatro en dos semanas.
Asiento alegre, en serio me haría mucha ilusión acudir a sus citas médicas. Ahora que recuerdo a Britt le hacían chequeos mensuales cuando estaba bebé. Tengo que recordar preguntarle si con Sabina ella hace lo mismo. Doy varias caricias a sus mejillas antes de dejar un beso sobre esta.
―Es muy hermosa, quiero saber todo de ella: Cuál es su juguete favorito, que le irrita más, como es su alimentación....
―No me interesa resolver todas tus dudas Blake ―sentencia dejándome perplejo―. No traje a Sabina para que jugaras un rato al padre protector e interesado, no estoy feliz de estar aquí.
Soy un respiro frustrado―. Estoy consciente de eso, pero no tienes por qué estar a la defensiva.
―No lo estoy, para mí sería mucho más fácil si nos evitáramos todo esto.
―Para ti sería más fácil mantenerme alejado de mi hija ―sus cejas se enarcan, muestra signos de molestia―. Me queda claro que no te arrepientes de haberlo ocultando durante tanto tiempo.
―No, no lo hago ―sentencia―. Si por mí fuera no estarías en este momento con mi hija...
―Nuestra hija ―la corrijo hablando entre dientes―. No lo olvides, Sabina también es mi hija y tengo derecho....
―Basta con eso, deja de hacerte la víctima ―recrimina levantándose de su asiento, se mueve cruzándose de brazos y con ínfulas de prepotencia―. Querías conocerla, bien ya la conociste, debería ser suficiente para que pares tus constantes reclamos absurdos.
Niego indignado, me levanto con la niña en brazos―. Hablas como si hubiera planeado las cosas de esta manera y no fue así. Me tuviste un año engañado y creo que no tienes idea de la gravedad del asunto. Te robaste mi oportunidad de elegir, me negaste el derecho de decidir si quería formar parte de su vida.
―¡Por Dios santo! ―exclama exasperada―. Deja de lloriquear como una niña malcriada, jamás te debí nada y sigo sin deberte nada. No trates de hacerme ver como la villana, lo único que hice este año fue joderme la espalda para que mi hija estuviera bien y no le faltara nada, lo hice sola y jamás te necesité como su padre, es más, sigo sin hacerlo.
―Lo hiciste de esa manera por tu lo quisiste, me abandonaste, te fuiste y nunca te preocupaste por volver.
Me mira incrédula―. Y al parecer tú olvidaste porque me fui, porque me alejé.
―Brittany...
―Me engañaste durante meses haciéndome creer que eras un profesor, que solo eras amigo de Harold y Elena, ¿eso ya se te olvidó? ―siento cada cuchilla atravesarme sin piedad, duele, duele saber cuan de lastimada está por mi causa―. Te acercaste a mí solo para ablandarme y manipularme a tu antojo. Tú y tu jodida familia me quitaron a mí la libertad de decidir si quería que Franco formara o no parte de mi vida.
―Yo..., estoy consciente de eso pero era un niño cuando todo ocurrió ―intento acercarme pero no me lo permite, camina lejos de mi dándome la espalda―. Sé que me equivoqué Brittany, cometí un error bastante grande y lo lamento..., yo...
―No, no quiero escucharte, trágate tus disculpas y tus explicaciones ―me enfrenta volviéndose. Esa mirada tierna que alguna vez vi, ahora se ha convertido en una de desprecio―. No mereces nada, no mereces si quiera ser el padre de Sabina.
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Calm (Libro II)
RomanceSegunda entrega del libro Storms. Al parecer para Blake Campbell ya se acabaron los secretos, no obstante ahora será difícil conseguir el perdón de la mujer que ama.